viernes, 4 de junio de 2010

LAURA POLLAN, RECIBE LA NOTICIA SOBRE EL TRASLADO DE 6 PRESOS POLITICOS


EL MISMO PERRO, DIFERENTE COLLAR
Autor: Juan Carlos León

Hace unos días el Gobierno Cubano trasladó a seis presos políticos que se encontraban en prisiones lejanas a sus provincias de residencia. Esto se puede considerar un paso positivo como resultado de las conversaciones que sostuvieron recientemente el presidente Raúl Castro y el arzobispo Jaime Ortega, pero muy lejos de ser suficiente.

Se calcula que en Cuba hay cerca de 200 prisioneros de conciencia, de los cuales 26 presentan un estado crítico de salud. Para sus familiares, sin dudas, es muy conveniente que los acerquen a casa debido al gran problema con el transporte que existe en la isla, pero el objetivo final sigue siendo la excarcelación inmediata y sin precondiciones de todos los presos políticos, sin excepción.

Orlando Zapata Tamayo sacrificó su vida valientemente en reclamo de la libertad de sus compañeros de lucha; Guillermo Fariñas siguió su ejemplo y va por el mismo camino después de 100 días en huelga de hambre; las Damas de Blanco llevan siete años marchando pacíficamente y no descansarán hasta que sus seres queridos sean libres nuevamente.

La comunidad internacional está en espera de que algo positivo sea el fruto final de toda esta desgracia y calamidades que nos ha tocado vivir a los cubanos por algo más de medio siglo. Son muchas las voces que se han alzado a escala mundial reclamando libertad y respeto para los derechos humanos en la mayor de las Antillas.

Es hora ya de que nuestros hermanos sean liberados. Ninguna persona en el mundo debe cumplir prisión por sus ideas, las cuales deben ser escuchadas y respetadas, aunque no estemos de acuerdo con ellas. Eso se llama democracia y libertad de expresión, pero al parecer en nuestra patria estas palabras han sido eliminadas del diccionario del tirano menor.

Para nadie es un secreto las paupérrimas condiciones que tienen las cárceles cubanas y el trato infrahumano que reciben los reclusos por parte de los carceleros. Sigamos uniendo fuerzas y no bajemos la guardia. El traslado de los presos se puede catalogar como algo bueno, sin embargo, cambiar una celda por otra es como seguir con el mismo perro, pero con diferente collar. No nos dejemos confundir por esta movida, que no es otra cosa que una jugarreta más del dictador Castro.

Miami, FL., USA
06/04/2010

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