miércoles, 31 de agosto de 2011

EDMUNDO GARCIA RESPONDE A PABLITO


UNA RESPUESTA NECESARIA A PABLO MILANES

> Admiro la obra de Pablo Milanés desde hace años. En esta ciudad de
> Miami he sido un periodista que de forma sistemática ha divulgado a
> artistas cubanos residentes en la isla. Lo he hecho desde que vivo
> aquí, hace más de 11 años; por lo que he pagado un precio, y no bajo,
> impuesto por la ultraderecha que en esta ciudad controla los medios.
>
> Es por eso que yo quise hacerle una entrevista a Pablo. Fui
> insistente, pero no más allá de lo que un periodista insiste para
> alcanzar su objetivo. De hecho, su primera respuesta fue “sí”. En
> busca de esa entrevista nos encontramos un día, hay fotos del
> encuentro. Fotos de nosotros dos y de esa tercera persona que por
> alguna razón él no identifica en su “Carta abierta a Edmundo García”,
> y que por respeto a su privacidad no voy a identificar yo tampoco.
> Aunque ambos sabemos que se trata de un peso pesado en la vida
> política pública de la isla.
>
> Poco hay que me hiera de veras en la “Carta…”; salvo un par de golpes
> bajos. Primero, sugerir que alguien me ha enviado a Miami a dividir;
> acusación que solo hacen mis peores enemigos y argumento que se
> utiliza para intimidar a quienes piensan diferente, haciéndoles creer
> que pudieran ser considerados agentes enemigos no inscritos ante el
> gobierno de los EEUU. Segundo, el pedido de que yo mismo me haga una
> deportación, para ver si gano alguna credibilidad ante él; exigencia
> más propia de un oficial de inmigración que de un poeta.
>
> Todos saben que aunque es difícil siempre he querido sumar, y que
> puedo conversar hasta con los contrincantes más radicales. Parece que
> Pablo no está enterado de todo lo que hago cada día para transformar
> la ciudad donde vivo; en su “Carta...” Pablo nos habla de su
> trayectoria como revolucionario en el pasado; pero esta ciudad está
> llena de pasados revolucionarios, incluso de comandantes como Hubert
> Matos, que lo fueron hasta el día en que decidieron pasarse a la
> contrarrevolución, o comenzar a coquetear con ella.
>
> Mantengo que Pablo no ha sido equitativo en las entrevistas concedidas
> en Miami. Puedo entender que como huésped no quiera molestar al
> anfitrión. ¿Tal vez por eso concedió una entrevista a Radio y
> Televisión Martí? ¿Fue por eso que se reunió con Carlos Alberto
> Montaner? ¿Será por eso que agregó un párrafo introductorio a la
> Carta-insulto dirigida a mí, publicada en “Kaos en la Red”, donde
> parece que está sugiriendo para Cuba las mismas situaciones que se han
> vivido en Túnez, Egipto, Siria y Libia? A propósito, el cantautor
> Joaquín Sabina (que también se presentará en Miami) después de apoyar
> a Pablo ha pedido para Cuba algo semejante a las protestas de un M-15
> en España. Esto demuestra además que aunque Pablo no dicte las
> posiciones hacia Cuba de sus amigos, sí puede influir sobre sus
> perspectivas.
>
> Como dije en mi anterior artículo “Pablo Milanés reniega de la cruz de
> su parroquia”, en Miami se han fraguado acciones contra su país, en
> Miami se obstaculiza el intercambio cultural con Cuba, congresistas de
> Miami quieren limitar los viajes de cubanos a la isla y en Miami se
> han opuesto a su propio concierto. De eso Pablo no ha dicho nada; no
> ha habido para ellos cartas abiertas. Tampoco ha condenado el criminal
> bloqueo impuesto a Cuba, ni se ha pronunciado por la libertad de Los
> 5. De eso hasta ahora, aquí, ni una palabra.
>
> La “Carta…” de Pablo contiene además injurias a mi persona; e injurias
> también a las personas que involucran sus ofensas. Cuando me llama
> “hijo de puta”, citando al excelente escritor, por demás franquista
> Camilo José Cela, o cuando insinúa que yo soy homosexual (más fácil
> era decirme maricón, y basta), Pablo ofende a quienes alude y no solo
> a mi. Pero de eso no me voy a defender.
>
> Quisiera aclarar un punto donde pude haber sido injusto yo. Cuando
> dije que sin el proyecto revolucionario Pablo hubiera sido un
> bolerista en un bar de Bayamo o La Habana, no intenté ironizar ni
> disminuirlo. Portillo de la Luz se hizo un lugar en la historia de la
> música cubana y lo recordamos en el Pico Blanco del Saint John; José
> Antonio Méndez es inmortal desde el Scherezada del Focsa; al Benny lo
> evocamos en el Ali Bar… Pero Pablo, gracias al proyecto cultural de la
> revolución, llegó a ser una megaestrella de multitudes.
>
> Creo le quedan algunos conciertos en esta gira de Estados Unidos,
> donde no le está yendo muy bien con la venta de entradas, a precios
> exuberantes. Ojalá llene los teatros, recoja aplausos y, como dije en
> mi artículo anterior, “otros dividendos”. Y ojalá también alguien le
> explique que cuando se es figura pública, se está expuesto a la
> crítica y no se debe responder con groserías.
>
> Quiero hacerle una confesión personal a Pablo Milanés: yo creo que él
> no, pero yo, yo me muero como viví.
>
> Edmundo García.
> Presentador de “La tarde se mueve”.

Miami, FL., USA
08/31/2011

PABLITO CREA CONTROVERSIAS EN MIAMI


PABLITO RESPONDE AL VOCERO CASTRISTA EDMUNDO GARCIA
Por Alberto Muller

Una vez más Pablo Milanés vuelve a poner los puntos sobre sus íes y responde con inteligencia y coraje al periodista castrista Edmundo García, que puso en dudas su honestidad.

Publicamos extractos de la carta de Milanés y del artículo de García, que fueron publicadas por el blog Café Fuerte.

Edmundo,
Hace años estás intentando hacerme una entrevista sin éxito, hasta el punto de resultar insoportablemente insistente. En esa primera ocasión en que nos encontramos, ibas oportunamente mal acompañado y no tuve más remedio que pensar para mis adentros “Dios los cría…”.

No obstante te explicaré por qué nunca hubiera hecho una entrevista contigo: vi en ti, con mi intuición natural para esas cosas, las nueve señales del hijo de puta que son, no sé si sabes, clasificaciones que hizo Don Camilo José Cela, en su novela “Mazurca para dos muertos” y que ha llegado a ser, en la historia, famosa por su visión extraordinaria de lo que es un ser execrable a primera vista.

Voy a mostrarte esas nueve señales que son:

Pelo ralo – Baja estatura y canijo – Cara pálida – Barba por parroquia – Manos blandas, húmedas y frías – Mirar huido – Voz atiplada – Pijo flácido y doméstico – Avaricia

Con esta referencia sobra decirte por qué nunca he confiado en ti.

Edmundo, tienes una forma de hacer periodismo que no es tal; coges a tus víctimas (a tus entrevistados), no los indagas, los cuestionas, los destrozas con una autoridad que no sé cuál ser poderoso te ha otorgado y terminas ante una persona apabullada por el terror de tus palabras que recuerdan un viejo estilo autoritario, ridículo y obsoleto.

Esa es a mi juicio la esencia de tu programa.

Cuando leí tu panfleto mi primera reacción fue ver a una niña en la pubertad, asombrada y ruborizada ante su primera menstruación, miedosa de cometer pecado ante una manifestación natural de su desconocido organismo. Esa fue la primera impresión, pero la segunda, fue más solemne y peligrosa: me di cuenta de que no solamente eras todo lo que yo había pensado, sino más aún, estabas ingresando en ese grupo selecto de la ultraderecha miamense que no admite reconciliaciones, críticas y que cuyo único neolítico gesto es romper discos con aplanadoras.

Tú, al igual que ellos, no quieres amor, quieres odio, tú al igual que ellos, no quieres reconciliación, quieres rencores y desunión, tú en suma, no quieres al pueblo cubano, ni de allá ni de acá.

Edmundo, tú no quieres a nadie y no me hubiera extrañado verte en esa “enorme” turba gritando “Abajo, abajo”, donde sin duda alguna hubieras sido bien recibido.

Has insinuado que la prensa de Miami y España se aprovecha y utiliza mis palabras en vez de beneficiarme de ese espacio para arremeter contra el imperialismo. Edmundo, estás equivocado, soy yo el que me sirvo de esos periódicos para que difundan las entrevistas que en Cuba me están negadas y que sueño con que aparezcan en el Granma y las lea todo el pueblo y que un sólo periodista, uno sólo de los tantos miles que hay en la isla, tenga lo que hay que tener para dar a conocer lo que tantos años llevo expresando; es más, como un punto de partida planteo que tu panfleto y esta carta se publiquen en el Granma y que el pueblo las lea, piense, sepa discernir por si mismo, y de una vez, dónde está la verdad y vayamos por el camino de las libertades individuales que tenemos que rescatar y que tú con tu actitud estás negando.

A mi regreso a La Habana y en concordancia con el párrafo anterior, le digo por este medio a la intelectualidad cubana, a los artistas, a los músicos y a los altos cargos del Estado, que no me susurren más al oído: “estoy de acuerdo contigo pero… imagínate!”.

Yo no estoy arrepentido de incinerarme sólo en mi actitud, pero es triste y vergonzoso que haya un silencio cómplice tan funesto como tu manifestación, Edmundo. Estas dos conductas, una en Miami y otra en La Habana, increíblemente al final convergen en su propia contradicción.

Sobre la intelectualidad miamense que comentas que me ha apoyado en sus artículos, te diré que no tengo absolutamente ningún miedo ni prejuicio en recibir una frase amable y receptiva. No soy su compañero de viaje, pero Edmundo, me gusta sumar mientras que a ti te gusta dividir porque de eso vives, para eso estás en esta ciudad.

También te has atrevido a decir que he mal influenciado a artistas del talento y el prestigio de Serrat, Sabina, Víctor Manuel y Ana Belén. No hay duda de que en este terreno también eres un ignorante, debías de saber que Juan Manuel Serrat es uno de los hombres más admirados por su entereza, caballerosidad y su limpieza durante toda su vida, y su posición ante el franquismo arriesgando su carrera y su vida, lo llevó hasta la cima de la dignidad. Que Joaquín Sabina a los 23 años se exilió a Inglaterra en su oposición a Franco y a su propio padre, es uno de los artistas más sinceros y honestos que conozco. Que Víctor Manuel y Ana, antes de nacer tú, y andar por esos rumbos inciertos, que todos conocemos, para llegar a ser el extremista que eres hoy, pertenecían al Partido Comunista de España, en la época de Franco, y eso, Edmundo, les pudo costar la vida. Esas personas que tú no has respetado, tienen talento propio, criterios propios y no se dejan influenciar por nadie, al contrario porque son ciertamente su talento y sus principios los que han influenciado a medio mundo.

Edmundo, mis 53 años de militancia revolucionaria me otorgan el derecho, que muy pocos ejercen en Cuba, de manifestarme con la libertad que requieran mis principios y esa libertad implica que no tengo ningún compromiso a muerte con los dirigentes cubanos, a los que he admirado y respetado, pero no son Dioses, ni yo soy fanático, y cuando siento que puedo hacer un reproche y decir no, lo digo, sin miedo y sin reservas.

Cuando veo que unas señoras vestidas de blanco protestan en la calle y son maltratadas por hombres y mujeres, no puedo por menos que avergonzarme e indignarme y, de algún modo, aunque no estemos de acuerdo absolutamente, solidarizarme con ellas en su dolor; porque lo más vil y lo más cobarde puede ser que una horda de supuestos revolucionarios ataque despiadadamente a estas mujeres. No hay ningún código que defienda eso en el mundo, es más, la violencia de género se queda corta al ver esas salvajes manifestaciones.

Estos dos conceptos que te he expresado, pero tú no has entendido -no hay duda de que estás en tu época de infantilismo revolucionario-, no implica que esté en desacuerdo con Fidel y tampoco implica que esté de acuerdo con las Damas de Blanco. Pero tú vas al blanco o al negro, (más al negro que al blanco) y no tienes matices y los años irremediablemente te van a hacer aprender lo que es un verdadero revolucionario o inexorablemente vas a ingresar en ese mundo en el que he visto a tantos como tú, vagando, perdido en la nada.

Edmundo, ayer creo que sufriste un revés que no te apliqué yo precisamente, sino los varios miles de personas que asistieron a un recital, carísimo para su bolsillo en crisis, demostrando que es posible el amor, que si anteayer decían “No” y ayer decían “Tal vez”, hoy dijeron “Sí”, un sí contundente, más fuerte que tus sucias y ofensivas palabras.

Edmundo, te invito a que cojas tus maletas y regreses a tu país y allí tengas el valor de denunciar todo lo malo que veas, porque Edmundo, te advierto, esa lucha sí es dura y no te calles como esos miles periodistas de allá, cómplices lamentables del silencio.

En muchas ocasiones he dicho que me sentaré en el portal de mi casa para ver pasar el “cadáver” de mis enemigos, ahí te espero.

Solamente te exijo una cosa: saca mi nombre definitivamente de tu boca irrespetuosa y falsa, son demasiados los méritos que me ha otorgado el pueblo para que un desalmado como tú los manche con sus sucias palabras.

Pablo Milanés

Miami, 29 de agosto de 2011

A continuación el artículo de Edmundo García que provocó la reacción de Pablo Milanés

Pablo Milanés reniega de la cruz de su parroquia
Por Edmundo Garcia
Viernes, Agosto 26, 2011

El pasado 13 de agosto, casualmente día del cumpleaños de Fidel, el periódico EL NUEVO HERALD publicó una entrevista de Sarah Moreno a Pablo Milanés con el título “Milanés critica falta de libertades y discriminación en Cuba”.

En la extensa conversación Pablo mostraba un adelanto de lo que serían sus declaraciones para Miami. Daría un paso adelante, e inmediatamente tres para atrás. Pablo hace tiempo que tiene reservadas todas las críticas para la Revolución cubana y sus dirigentes; pero para Miami, desde donde tantos actos de terror se han fraguado y dirigido contra su patria y su pueblo, contra ese Miami, ni una crítica chiquita. No lo toca ni con el pétalo de una rosa.

Hace algún tiempo que llegué a la conclusión de que Pablo, con este tipo de opiniones, contribuyó (y no poco) a la confusión y al distanciamiento de Cuba de nombres como los de Ana Belén, Víctor Manuel, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina y otros que habían estado cerca y con Cuba por décadas.

Y esto, durante la más intensa de las campañas mediáticas de difamación que haya existido contra la isla. Y es que Pablo, el revolucionario, siempre fue un referente para muchos en el mundo.

Sin esa Revolución a la que tantas manchas le ve y a la que tanto critica; sin esos dirigentes que la hicieron y hoy la reforman y perfeccionan junto al pueblo cubano; sin las dinámicas que generaron la estética cultural en la cual el querido Pablo se insertó para beneficio de su crecimiento como artista, no hubiera pasado (pienso yo) de ser un bolerista con una guitarra en un bar de Bayamo, o en el mejor de los casos de La Habana.

Pablo lleva tiempo bajándonos el eufemismo de que no cree en dirigentes que hayan cumplido 75 años o más; ayer lo dijo al fin claramente al canal Univisión de Miami. Pablo no cree entonces ni en Fidel ni en Raúl. Confesó a la periodista Gloria Ordaz que había sido fidelista, pero que ya no lo era; y que no le dedicaría un concierto a Fidel, pero que sí lo haría para las llamadas Damas de Blanco y los llamados presos políticos en Cuba. ¿Será por esto que Carlos Alberto Montaner ha salido a apoyar su presencia en Miami?

Como adelanté la semana pasada, Pablo me dio la razón: se autocensurará su repertorio, dejando claro que no incluirá en su concierto en el American Airlines Arena del Downtown de Miami canciones como “Para vivir”, “Canción por la unidad Latinoamericana” y “Si el poeta eres tú”. Ni siquiera incluirá “Amo esta isla”, que bien pudiera cantarse en el restaurante Versailles de la Calle 8. Y todo esto, nuevamente, para no herir a Miami. Para colmo, después de todo, tengo que escucharle su insistencia en declararse revolucionario de izquierdas.

Sinceramente le deseo una buena noche. Con gran asistencia de público y otros dividendos. Aunque bien sé que tras el descafeinado concierto, muchos se quedarán con ganas lamentando tanta prudencia.

Edmundo García, periodista Independiente Conductor del Programa “La Tarde se Mueve”.

Miami, FL., USA
08/31/2011