jueves, 2 de diciembre de 2010

LA BELLA CIUDAD DE GRAND RAPIDS, MICHIGAN


DESDE GRAND RAPIDS, MICHIGAN
Por Tiberio Castellanos

Hoy ha llovido por la mañana y anuncian nieve para la noche. Supongo que ésta será la primera nevada de este otoño en retirada. Hace unos días vi caer, en la mañana, unas trazas de nieve que desaparecieron al salir el sol. Bueno, el sol por aquí no es muy espléndido, aunque a veces intenta serlo.

Ayer me he encontrado en la calle con el primer policía que he visto aquí. Lo digo mejor, era una mujer policía. Por la noche, mientras esperaba la ruta 11 hacia casa en Central Station vi como un policía o guardia de seguridad trataba de alejar del lugar a un pedigüeño impertinente. No le vi arma a este caballero. Y es todo lo que he visto en cuanto a fuerzas del orden en más de diez días que disfruto el otoño en esta bella ciudad.

Ah, tampoco he visto por ningún lugar rejas. Debo aclarar, rejas contra ladrones. Porque puede haberlas en alguna construcción donde ellas sean parte del diseño arquitectónico. Debo aclarar que no he recorrido toda la ciudad. Hablo de lo que he visto. No he examinado en algún periódico local cómo anda por aquí la delincuencia. Pero, por estos anteriores detalles pienso que no debe ser muy grande.

Hoy ha amanecido nevando (lo anterior lo he escrito ayer). Voy temprano al supermarket a comprar unas legumbres para la cena. Médar y Rebeca son vegetarianos. Como yo, también comen pescado. Yo además le entro a algunas carnitas, pero luego de mucha legumbre.

He caminado bajo la nieve. Nadie podrá negarme que para una persona que viene de Miami este pueda resultar un verdadero placer exótico. Bueno, la parada de la guagua no está muy lejos, unas cinco cuadras de la casa. Camino con mucho cuidado porque todavía no han limpiado las aceras y noto que es muy fácil resbalar. Y a los 84 años una caída puede ser muy problemática.

Para sorpresa mía, las guaguas cumplen con un horario rígido. En las paradas hay una tabla con los horarios. Como yo no sé todavía leer éstos, me llego a la parada y espero. Veo que unos dos o tres minutos antes de llegar la guagua vienen personas a la parada. Son los que toman esta guagua con frecuencia. Y confían en el cumplimiento de los horarios. Y enseguida viene la guagua. Se nota, en esto, que esto es América.

Me entero que aquí también ganaron los Republicanos: Gobernación y mayoría en el Congreso. Pero parece que hay problemas entre el gobernador y el principal líder republicano del congreso. Este quiere leyes que restrinjan el aborto y el gobernador quiere medidas contra el desempleo. Y discuten que cosa adelantar primero. Entiendo que al final tendrán que ponerse de acuerdo.

Grand Rapids, Michigan, USA
12/03/2010

ANTONIO CASTRO "EL HIJITO" DEL TIRANO FIDEL


LOS PELOTEROS DE CASTRO
Autor: Juan Carlos León

Cuba es un país donde los peloteros se dan con tanta naturalidad como los futbolistas en Brasil. Es una cantera inagotable que produce jugadores con unas condiciones atléticas impresionables, aunque su calidad haya mermado un poco en los últimos años debido al descontento actual y a las deserciones de sus deportistas.

Al parecer el gobierno cubano está contemplando la idea de Antonio Castro, hijo de Fidel, para que estos deportistas jueguen béisbol profesional en países asiáticos, europeos y latinoamericanos –esto ha venido sucediendo por algunos años ya-, sin embargo, ahora más que nunca la moribunda revolución comunista necesita una entrada extra de divisas para tratar de sobrevivir un tiempecito más. En Estados Unidos es difícil que esto suceda debido al embrago.

Desde que René Arocha desertó a principios de los 90, una caravana de beisbolistas cubanos ha llegado a tierras de libertad para probar su indiscutible calidad en la mejor pelota del mundo. La mayoría de ellos son millonarios hoy en día, mientras sus ex compañeros de equipo en la isla han terminado viviendo en la indigencia, como es el caso de Luis Giraldo Casanova, quien fuera en sus buenos tiempos uno de los mejores toleteros que ha dado Cuba en los últimos 30 años.

No tiene nada de malo representar a tu país y jugar por tu bandera. Eso también lo hacen muchos latinoamericanos que juegan en las Grandes Ligas de EE.UU. cuando termina la Serie Nacional. Pero hay que pensar en el futuro de tu familia, especialmente para cuando llegue el día que el bate se sienta demasiado pesado y haya que colgar los guantes. Los años mozos de un atleta pasan rápido y hay que aprovecharlos al máximo.

La idea del “hijito” de Fidel Castro es que los peloteros cubanos contribuyan con el 40 por ciento de sus ingresos obtenidos en esos países foráneos pero, ¿quién garantiza que ellos regresarán una vez que hayan logrado salir de la isla? ¿Acaso no sabe este señor que los tiempos de la esclavitud terminaron ya hace muchos años?

Estamos en pleno siglo XXI y las personas tienen el derecho de vivir y jugar donde les plazca, siempre y cuando la nación anfitriona los reciba con los brazos abiertos. ¿Quién le dijo a la familia Castro que los peloteros cubanos son de su propiedad? Como tampoco lo son los 11 millones de compatriotas que viven allá.

Miami, FL., USA
12/02/2010