jueves, 29 de julio de 2010

PROHIBEN CORRIDA DE TOROS EN CATALUÑA, ESPAÑA


LOS TOROS Y LAS PRHIBICIONES
Por Elsa M. Rodríguez

Nunca he asistido a una corrida de toros. Personalmente encuentro que la Fiesta Nacional, como la llaman en España, es muy colorida, llena de símbolos, donde el torero demuestra su gallardía y su valor enfrentándose a un animal que parece un tanque de guerra frente a él, y que también el animal muestra su valía y su pura sangre, cobrándose en muchos casos la vida del torero. No voy a "los toros" porque siento miedo, no solamente por el torero, sino por el toro. Sin embargo, sé que en España desde tiempo inmemorial es una tradición la corrida de toros. Por eso, creo que a aquel que le gusta, debe tener la opción de asistir o no a la misma.

Los taurinos tienen explicaciones sin fin para justificar el toreo, desde que el toro dedicado a esta faena vive sus primeros cinco años en plena libertad, disfrutando de los mejores pastos y con un trato y un mimo especial como no lo tiene ningún otro animal. Los anti-taurinos dicen que el toro de lidia va a la plaza para divertimento de unos cuantos y que es anti-humano hacerle sufrir y disfrutar al final de su muerte a manos del torero. Sin embargo, los anti-taurinos no hacen peros a la hora de comerse un buen chuletón de ternera o un rabo de toro.

En Cataluña (o Catalunya como dirían los catalanes para no utilizar la Ñ) han prohido los toros. Según ellos, porque es un espectáculo cruel y anti-humano, según otros porque los catalanes no quieren ser españoles. Cualquier argumento es válido según el punto de vista de cada cual. Ahora bien, cuando en Hispano América nos enorgullecemos de hablar "español" porque es nuestra herencia española, en Cataluña, prefieren el catalán o en todo caso el inglés.

Cuando en todo el mundo identificamos la figura del toro como un símbolo de España, en Cataluña está prohibida esa figura. Es decir, ¿prohiben los toros por humanidad o por anti-españolismo? Por otra parte en esa comunidad, especialmente en Tarragona, se continúa celebrando el "correbous" que no es otra cosa más que ponerle fuego en los cuernos a un toro para que los mozos se diviertan, mientras que esta actividad está prohibida en el País Vasco, en Madrid y en Castilla y la Mancha por considerarla cruel y peligrosa también para los participantes.

Muchos catalanes que no están de acuerdo con la prohibición de las corridas de toros, se preguntan como nos preguntamos nosotros ¿porqué prohibir? Si verdaderamente lo hacen por ser muy humanos entonces tampoco habrían aceptado la nueva Ley del Aborto aprobada por el gobierno central. ¿Será que al gobierno de Cataluña le preocupa más la vida de un toro que la de un niño?

Hoy día la gente está perfectamente capacitada para tomar decisiones por si misma sin necesidad de una prohibición gubernamental. Si la mayoría del público dejara de asistir a las corridas de toros, es más que seguro que su práctica iría disminuyendo paulatinamente, y entonces no habría necesidad de prohibirlas. El gobierno que toma decisiones sin contar con la aprobación de su pueblo está haciendo lo mismo que se hace en las dictaduras.

Hialeah, FL., USA
lapupasmiami@att.net

CUBANOS OBLIGADOS A IRSE A TRABAJAR AL CAMPO


¡EQUIVOCATE Y LEGALIZALOS, ANDA…!
Por Andrés Pascual

Tomate, lechuga…esa es la justificación de quienes presionan al gobierno para que legalicen a los ilegales; en el caso del partido en el poder, parte americana negra o blanca, el asunto es de voto hipócritamente encubierto en un tipo de humanismo que nadie puede aceptar por lo dañino contra una parte muy afectada que no son precisamente los ilegales.

El grito de horror de los congresistas que apoyan una reforma migratoria pretende crear pánico en la población vegetariana (casi verde) del país: ¿Quién va a recoger tomates, naranjas, lechuga…? Bueno, por lo que le pagan la mayoría de los dueños de la producción agrícola a los mal llamados “indocumentados” no creo que alguien legal vaya a sustituirlos; pero si ocurrieran cosas, tendrían que cambiar la relación oferta-demanda en la fuerza de trabajo y esos productos, que aunque no sea así no faltarán en la mesa ciudadana, nunca desaparecerían como por arte de magia ante los ojos impávidos del americano promedio, que es víctima y bastión ante el desenfreno delincuente en que se ha convertido el problema inmigratorio americano y es lo que quieren hacerle creer los agoreros de la dieta con aderezo inmigratorio.

En Miami hay unos guatemaltecos que nunca fueron a la escuela y sólo hablan su dialecto ancestral… ¡Bueno, allá ustedes!

Para bloquear el abastecimiento a las guerrillas anti-castristas en Pinar del Rio y Las Villas, el tirano descampesinó las montañas y creó pueblitos de mala muerte donde reconcentro a los guajiros: López Peña, Los Pinos, Sandino…con el resultado de que la descendencia jamás regresó al trabajo del campo. Mírese en el espejo de la Cuba castrocomunista con respecto a la agricultura: ni tomate, ni naranjas, ni mangos, ni frutabomba…y, después, si quiere, apoye la reforma migratoria…para colmo, si usted es de Oriente, es ilegal en La Habana y nadie marcha con sus niños en contra y, si abre la boca y le escuchan el acento oriental, no hay algo más que hacer, ya esta deportado.

Pero que nadie se queje, aquí si legalizan a esta gente y se pierden de la mesa de verdad las hortalizas, las frutas y los vegetales, porque a más del 70 % de los que trabajen en labores agrícolas no los ve de vuelta al campo nunca más ni Superman con su vista de rayos X. Si no al tiempo.

Miami, FL., USA
07/29/2010

VISTA DE UNA PLAYA CUBANA DONDE NUESTRA BANDERA REPOSA SOBRE LA ARENA


VACACIONES DE VERANO
Por Yoani Sánchez

Cientos de miles de cubanos están en vacaciones de verano, entre ellos los estudiantes que disfrutan de casi dos meses hasta la llegada de septiembre. La pausa veraniega ocurre en el momento con más altas temperaturas y todos los analistas opinan que la olla social alcanza su máximo punto de presión a principios de agosto. La combinación de calor, escasez y receso escolar irrita a especialmente a esos adultos que sueñan con mantener a la familia ventilada, alimentada y tranquila. Muchos padres se ven obligados a dejar de trabajar porque no tienen con quien dejar a sus hijos y en la mayoría de los centros laborales la productividad desciende durante julio y agosto.

El verano invita a la playa, sobre todo en una isla estrecha donde la costa –en su parte más ancha– queda a menos de cien kilómetros de distancia. Pero bañarse en el mar también entraña algunas dificultades, especialmente por el tema de la transportación y porque una vez frente al mar, tendidos sobre la arena, descubrimos que la mayoría de las ofertas gastronómicas se pagan en pesos convertibles. Esto incluye también las sombrillas.

El tedio, tarde o temprano, nos conduce hacia esos rincones de la casa que necesitan una reparación. Aquella silla que cojea, el tragante del fregadero medio tupido, el tomacorriente que suelta chispas, la vieja tendedera que ya no soporta el peso de la ropa lavada y el tanque del inodoro que tiene un salidero. En fin, los muchos rincones que el tiempo deteriora y a los que debemos dedicarles tiempo cuando tenemos unos días de ocio. De ahí que al concluir las vacaciones, entre los colegas de trabajo se escucha hablar más de las dificultades para reparar la lámpara de la cocina que de las cálidas aguas del Caribe.

SI NO FUERA CUBANO, PAGARIA POR SERLO


LA LEGION DEL REGRESO
Por Agustín Tamargo

Los cubanos salen de una isla pequeña y se han diseminado por todo el mundo. Uno es profesor en una universidad de Australia; otro, inauguró en Alaska un restaurante. Nada los detiene, ni el frío ni el calor. Los seduce el trópico de la Florida, pero soportan igualmente a pie firme los hielos de Boston y Nueva York…

No mendigan, trabajan. Los que en Cuba eran pobres, aquí son ricos. Los que allá eran medio pelo, aquí son pelo y medio.

Ningún obstáculo detiene su laboriosidad beligerante si la oferta es digna. Uno es rector de la Universidad; otro, maquilla muertos. Cambian, pero solo en la superficie. En Miami siguen jugando la bolita (lotería Prohibida), peleando gallos a escondidas y enviando los hijos a la escuela privada. En Madrid, están contra José Luis Rodríguez Zapatero y en Caracas, contra Hugo Chávez, siempre en la oposición.

Se les critica y se les envidia pero en el fondo se les admira. Gallegos por el trabajo y judíos por la voluntad de sobrevivir, constituyen una legión empecinada que no se deja ignorar. Traen su música calurosa, el ruido de sus tambores, los frijoles negros y el bistec de palomilla con moros y maduros. Pero traen sobre todo la simpatía, la cordialidad y la laboriosidad.

¿Quiénes son? Son los cubanos del destierro, la única población mundial trasplantada, que (salvo los hebreos) en más de un tercio de siglo no han perdido su identidad. Los que admiraban a Cuba desde lejos como ejemplo supremo de pujanza latinoamericana, los que veían a Cuba como un milagro étnico y cultural, donde todo parecía un relajo pero todo funcionaba bien, ya no tienen que ir a Cuba para conocerla. Aquí la tienen dentro de los mismos Estados Unidos. Esta es Cuba.

Estos son los cubanos. Exagerados, fanfarrones, ruidosos, sí, pero también intensos, profundamente creadores y buenos amigos.

Y que no han hecho en estos 47 años de destierro los cubanos para poder sobrevivir con dignidad? Cuál actividad manual o intelectual no han ensayado en este o en aquel país, por complicada que pareciera, lo han realizado para no quedarse detrás, para no dejarse discriminar.

En alguna de esas actividades han llegado tan lejos que superan a emigraciones que los precedieron por cerca de medio siglo. No hay hospital en Estados Unidos donde no haya hoy un médico cubano. No hay periódico donde no haya un periodista cubano, ni banco donde no haya un banquero cubano, ni publicitaria donde no haya un publicitario cubano, ni escuela donde no haya un maestro cubano, ni universidad donde no haya un profesor cubano, ni comercio donde no haya un manager cubano.

En las Grandes Ligas del béisbol sus nombres también brillan. En Madrid, el primer poeta latinoamericano es un negro cubano.

En la Coca Cola, Kellog’s, McCormick, Pepsi Cola y tantas otras su dirigente es o fue un cubano. En el Congreso de Washington hay cuatro cubanos, en el Senado federal se sientan dos cubanos, el Ministro de Comercio de E. U. es un cubano, la Viceministro de Salud es una doctora cubana. Caramba, son unos pocos en éste país y llegaron hace muy poco tiempo.

En las tierras prestadas del extranjero parecen llevar siempre en la frente la marca del sitio de donde vienen. Los cubanos llevan a Cuba. La enaltecen y la honran, porque además de en la frente la llevan en el corazón.

Pero hay algo en el desterrado cubano, a mi juicio, superior a esa actividad profesional triunfante, y es su odio al despotismo del que huyen, su amor a la tierra que dejaron. Eso lo separa y lo define. Eso da a sus triunfos en medio del desarraigo, una grandeza que de otro modo no tendría. ¿Por qué, preguntan algunos, no se acaban de quedar tranquilos los exiliados cubanos?

¿Por qué no aceptan de una vez que perdieron la batalla? Se han afincado definitivamente en estas tierras hospitalarias que los han acogido y donde viven en lo material muchas veces mejor que como vivían en Cuba.

Los que se preguntan esto, no conocen a los cubanos. El cubano sabe esto. Aun teniéndolo todo, si les falta Cuba, no tienen nada. Quizás por ello han hecho su Cuba aquí. Saben más todavía que esta prosperidad de que disfrutan, lejos de su isla hambreada y aterrada, es en cierto modo una forma de traición. Por eso, si se le mira bien, se verá que a veces parece que el cubano ríe, pero en realidad está llorando por dentro.

Le nace el hijo, le crece, se le gradúa en la Universidad, pero el cubano suspira. Ay, si estuviera en mi Cuba! Compra una casa, un auto, o una lancha y sigue suspirando. Ay! Si todo esto lo tuviera en Cuba! De una manera misteriosa, que no puede definir, hay un vinculo con aquello que tira de aquí hacia allá. Ahora que perdió a su país, sabe que no puede vivir sin Cuba, y la sueña de noche, y le agiganta los valores y la embellece y la idealiza, y se culpa de no haberla entendido mejor, y la recrea en sus cantos y bailes, y la revive en sus historias en sus costumbres y en sus comidas.

¿Por qué compran hoy los cubanos más libros cubanos que nunca? ¿Por qué tienen sus casas, sus negocios y sus oficinas llenas de palmas, de banderas, de escudos y de retratos de José Martí? ¿Por qué aunque sean USA citizens SIGUEN SIENDO CUBANOS? ¿Por qué se reúnen en sus municipios formados en el exilio, borrando antiguos antagonismos de partido o clase?

Porque el cubano sabe que lo único auténticamente suyo fue SU CUBA y que a ella quisiera el poder regresar. No les preocupa que le devuelvan la residencia o el negocio, si lo tenían. Lo único que desean es volver a su tierra. La casa donde nació está destruida, al pueblo se lo han puesto desconocido, la madre ha muerto. Pero no importa. El exiliado cubano quiere de todos modos ir a esa casa, a ese pueblo y a esa tumba. La Patria empieza ahí. En el exilio tropieza, yerra y se equivoca, pero está salvado también porque en el fondo de su ser nunca traicionó a Cuba.

Cuando llegue ese momento muchos volverán, otros no podrán hacerlo, pero las semillas que dejaron donde estuvieron exiliados no los olvidará, perdurarán por siempre y para siempre porque lo hicieron con mucho sacrificio, tenacidad y amor. Y aunque a lo mejor no tendremos la oportunidad de leerlo, muchos escribirán sobre su paso aquí para orgullo de sus descendientes.

AGAPITO MAYOR, EL ZURDO DE CAIBARIEN


EL JUEGO MAS IMPORTANTE EN LA HISTORIA DEL BEISBOL CUBANO
Por Angel Torres

Hace unos días recibí un precioso regalo, que agradeceré por el resto de mi vida, enviado desde la ciudad de Tampa, Florida donde vive, por Gloria Mayor, viuda de mi amigo y ex gran lanzador zurdo cubano Agapito Mayor, que falleció el lunes 18 de abril de 2005 y quien cumpliendo su deseo, fue enterrado con el uniforme de las Azules del Almendares, equipo para el que defendió sus colores durante toda su carrera profesional en la pelota cubana.

En su carta, Gloria explicó que debido a la gran amistad que Mayor me profesaba, me enviaba el gallardete con el nombre de todos los jugadores del equipo, que se le entregó al “Zurdo de Caibarién”, tan pronto el Almendares se coronó campeón del campeonato de 1946-47 y que él tenía colgado como una reliquia en la pared de su casa. Se trata del banderín oficial y original, no de las muchas copias que posteriormente se hicieron en Miami.

Entonces, ¿Qué mejor que recordar el mejor campeonato, serie y juego jamás celebrado en la ahora extinta Liga Profesional Cubana de Béisbol?.

El acontecimiento más extraordinario, que provocó la reacción más espectacular entre la fanaticada beisbolera cubana, se produjo durante el campeonato de 1946-47, la primera celebrada en el Gran Stadium de La Habana.

El año comenzó con una ventaja del Habana de seis encuentros y medio, que lucía insalvable a medida que pasaban los días. Sin embargo los Azules llegaron al martes 25 de febrero de 1947, con una racha de 12 victorias en 13 salidas, incluyendo triunfos sucesivos de los zurdos Max Lanier y Agapito Mayor frente a los Rojos en los dos últimos encuentros, con anotaciones de 4-2 y 2-1 respectivamente. La única derrota se las había proporcionado Sandalio “Potrerillo” Consuegra de los Tigres de Marianao con una espesa lechada de 6-0.

En el descalabro sufrido por los Leones el 24 de febrero, debido a los envíos endemoniados de Agapito, influyó tremendamente un mal fildeo de Carlos Blanco en el jardín derecho, sobre un batazo de Andrés Fleitas. El inicialista y hermano mayor de Heberto, se encontraba jugando fuera de su posición habitual, para aprovechar a un bateador derecho contra un serpentinero del brazo equivocado. Desgraciadamente para los Rojos, el experimento le salió mal al timonero Miguel Angel González.

Al fin llegó el momento del enfrentamiento final y los fanáticos esperaron en largas filas hasta que abrieron las puertas del parque a las diez de la mañana. Mucho antes de comenzar el partido, los asistentes invadieron el terreno de juego, el que fue necesario acordonar, para contener al público fuera de las líneas divisorias entre primera y tercera.

Al anunciarse que el “Monstruo” Lanier ocuparía la lomita nuevamente, con solamente 48 horas de descanso, provocó una estruendosa ovación de los presentes.

Durante el primer episodio, el Conde Moré advirtió a través de los altoparlantes a un grupo de aficionados, que abandonara las torres de las luces por el jardín izquierdo, donde habían encontrado acomodo, porque corrían peligro de morir electrocutados. Pero nadie se movió del lugar.

Un tiro desviado del inicialista Lennox Pearson, provocó la primera de las nueve carreras añil, en los bombachos del antesalista Héctor Rodríguez en la segunda entrada. Un episodio más tarde, el torpedero Avelino Cañizares, recibió una base por bolas por parte del lanzador perdedor Lázaro Medina, seguido por un sencillo del camarero George “La Ardilla” Hausmann. El receptor Andrés Fleitas se sacrificó y un doble por regla de terreno del jardinero central Lloyd Davenport, que se perdió entre el público aglomerado por la raya de foul, fue el puntillazo que inició el principio del fin para Medina y los de la enseña escarlata con anotación de 9-2.

Al final del partido, se produjo la demostración de júbilo más grande, desde la “Jornada Gloriosa” del Dr. Ramón Grau San Martin, cuando ganó la presidencia de Cuba en 1944.

El público se desbordó por millares, se abarrotaron los tranvías, se llenaron los bares, se dispararon cientos de los llamados “voladores de a peso”.

En una cafetería de Reina y San Nicolás, se registró un tiroteo con un balance de varios heridos. Lo mismo ocurrió en el paradero de los tranvías en Jesús del Monte, donde hubo otro herido.

En Santiago de Cuba, se lesionaron dos personas y el colmo fue el velorio efectuado en una funeraria de Puentes Grandes, que culminó cuando un simbólico “león”, fue arrojado en las aguas del Río Almendares en una pequeña caja blanca.

Desde ese momento los peloteros dirigidos por Adolfo Luque, se convirtieron en verdaderos ídolos de la afición almendarista, siendo los integrantes de la novena:

MANAGER- Adolfo Luque. COACH- Cheo Ramos, ADMINISTRADOR- Reinando Cordeiro. TRAINER- Carlos Zarsa. MASAJISTA- Manolo Fernández. PITCHER DE PRACTICA- Pérez. LANZADORES: Max Lanier, Agapito Mayor, Tomás de la Cruz, Alberto (Coty) Leal, Lázaro Salazar, Jorge Comellas, Leroy Gaines, Gentry Jessup, Conrado Marrero, Mario Ariosa, Bill Tanner, Santiaguito Ulrich, Armando Roche. (Lanier y Roche igualmente lanzaron con el Marianao). RECEPTORES: Andrés Fleitas, Evelio Martínez, Armando Traspuesto. JUGADORES DEL CUADRO: Buck O’Neill (1B), George “La Ardilla” Hausmann (2B), Héctor Rodríguez (3B), Avelino Cañizares (SS), René González, Jesse Williams, Teodoro Oxamendi. JARDINEROS: Santos “El Canguro” Amado (LF), Lloyd Davenport (CF), Roberto Ortiz (RF), Calampio León, Homero Ariosa, Neil Robinson.

Del grupo, Andrés Fleitas fue seleccionado como el Jugador Más Valioso del campeonato. Sus competidores más cercanos y que obtuvieron ese honor en sus respectivos equipos fueron: Lou Klein por el Habana, el zurdo Adrián Zabala del Cienfuegos y el mexicano Beto Avila que vistió la franela del Marianao.

Para Luque fue su segundo triunfo consecutivo con dos conjuntos distintos, finalizando la campaña al ritmo de 42 victorias, 24 derrotas, 4 empates y promedio de .636.

Una anécdota bien recordada, ocurrió el 28 de noviembre de 1946, cuando el jardinero del Habana, Alberto “Sagüita” Hernández, le echó a perder una lechada de 2-0 al serpentinero Geremías (Gentry) Jessup del Almendares, disparando un cuadrangular de tres anotaciones en la segunda parte del noveno, dejando sobre el terreno a los Alacranes 3-2. Por esa razón y otras posteriores, Hernández se ganó el mote de “La Vaca Lechera”.

Eran otros tiempos, cuando la única rivalidad existente en las familias cubanas, era que unos defendían al Habana bajo el lema de “La Leña Roja tarda pero llega” y otros al Almendares con su grito de guerra: “El que le gane al Almendares se muere”.