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EL ARTE DE LO INDECENTE
Por: Amelia M. Doval
¿Alguna vez ha sentido usted pena ajena?, ese dolor de saber que alguien está haciendo el rídiculo y usted no lo puede salvar, si conoce este sentimiento entonces me podrá entender. Anoche asimilada plenamente por el síndrome moderno del control remoto, mis dedos dueños absolutos de sus actos comenzaron a cambiar canales y de pronto me detuve absorta ante la presencia de dos figuras caricaturescas en la pantalla. Debo confesar que en primer momento sentí el placer enorme de disfrutar la manera sosegada e inteligente que usa Alexis Váldes (comediante de Miami) para con una palabra, un gesto y en raros casos una oración burlarse de sus invitados cuando así lo requiere sin que estos, en su gran mayoría, se percaten de su intrépida manera de ser.
Niurka Marcos, no sabría en que categoría ubicarla, es lo que diríamos una cubana de la más extinta ralea, una cubana que existe, camina, habla, pero no es la representación nuestra, como personaje del teatro bufo creo sería clásico por lo superlativo de su comportamiento, en la vida real es una mezcla de todo lo anti-estético, vulgar y morboso que se pueda agrupar en un sólo cuerpo. Realmente no la conozco en lo personal, quizás sea un maravilloso ser humano y esté interpretando un personaje, en ese caso reciba mis disculpas y, solo si es así, respeto su actuación.
La perfección no es mi norma, mas no hay que exagerar, la primera pregunta que me salta a la vista es ¿de qué rara manera funcionan sus manos con esas encorvadas uñas?, creánme que ha sido un tema de desvelo y pueden imaginar por qué, seguido y no de menos importancia me queda la duda si ella realmente está segura de la edad que representa, en contraposición con el rídiculo que hace. Se acabaron las divas o el concepto se borró del diccionario, lo que más me molesta es que con su presencia se hace típico el estereotipo de la mujer cubana cuando en realidad estamos hablando de un ¨´tipo¨´ de persona que no se autodefine con ninguna población específica.
He conocido mujeres que han nacido y se han criado en solares habaneros, su porte, presencia y elegancia son dignas de admirar, tampoco pienso que es el resultado de 50años de opresión porque pruebas más que suficientes hay de representantes del sexo femenino que nada las puede relacionar con este personaje. No podemos definirla como bailarina de Tropicana, ese archifamoso cabaret que estando en las peores condiciones mostraba una dignidad estoica.
Su publicidad está basada en denigrar la esencia femenina de una población que aún en la más horripilante de las miserias trata de ser y decir de una manera diferente. A Niurka Marcos, si no fuera porque es error ortográfico escribiera su nombre con minúscula, le falta la gracía y picardía, esa simpatía seductora que transforma a la mujer en dama capaz de dotar su imagen de un halo de susceptible misterio. Ella no deja nada a la imaginación.
Confieso sentirme más apenada por su actual compañero sentimental, Eduardo Antonio, que no sabría definir en qué posición se encuentra, está tratando todo el tiempo de torear a su pareja un personajillo salvaje, es como un cuidador de fieras. Aunque él no es una estrella que deja opacada las luces del firmamento tenía gran empeño en su carrera y algunos pasos había dado, en estos momentos debe tener cuidado que sus logros de años de sacrificio no caigan por la borda. Lástima ver tanta mediocridad en un programa que se hace común por los artistas y no por el concepto.
Alexis, tu predisposión al humor, a lo burlesco sin obscenidades se eclipsa cuando dejas pasar al escenario estos incontrolables personajes que no tienen la decencia de crecer con el talento. Como cubana reniego de ser comparada con esta caricatura y jamás podré abdicar en la batalla de lograr levantar nuestra imagen, porque si algo debemos tener presente es que hay determinados personajes a los cuales les gustaría dejar marcada nuestra identidad como vulgares, maleducados y bandoleros.
Todas las naciones tienen sus protagonistas de lo trivial, caracterizando una zona, lugar de residencia, no haciendo de ellos un ejemplo ciudadano, una muestra pública de identidad nacional. Parejas conocidas y triunfadoras hay bastantes en nuestra cultura, sería mejor, más inteligente recabar en los logros artísticos, demostrar talento en la escena, desbordar simpatía defendiendo su imagen como promotor de una cultura.
Los artistas son embajadores, comunicadores, promotores, representantes públicos de un país, tienen la obligación moral de defender sus orígenes y, aunque la parte promocional es importante, nosotros, lejos de la isla no tenemos una tierra firme que representar,pero siempre desde que nacemos hasta morir y aún después seguerimos siendo plena y absolutamente cubanos. No somos la mugre que abandonó la patria como nos quieren dejar ver. Decía Martí ¨´el arte es una forma de respeto, pero cuando se le exagera, es una falta de respeto¨´, aprendamos a considerar al prójimo, el humor, la sátira, la risa, no significan exacerbar lo mediocre, hagamos arte con inteligencia.
Miami, Fl., USA
03-10-2010