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Con la elección de Tomás Regalado para alcalde el pueblo de Miami dejó bien claro su insatisfacción con los políticos derrochadores del dinero de los contribuyentes. Ya estamos cansados de que se utilicen los fondos de nuestra ciudad para megaproyectos que lo que hacen es hundirnos aún más en el lodo.
La Ciudad del Sol tiene un déficit de 118 millones de dólares, gracias al mal manejo de nuestro presupuesto por parte de los políticos inteligentes que tenemos. Regalado ha prometido bajarse su propio salario y pensión como muestra de que el orden debe empezar por casa. Las altas pensiones a policías y bomberos nos tienen prácticamente arruinados, pero los sindicatos han prometido trabajar con el nuevo alcalde para buscarle una solución inmediata a esta situación.
Yo estoy de acuerdo con hacer de Miami una ciudad digna del primer mundo, pero creo que no es el momento más adecuado para proyectos que nos cuesten un ojo de la cara. Primero nos dan una cifra que termina duplicándose y, en muchas ocasiones, triplicándose, como es el caso de la terminal norte del Aeropuerto Internacional de Miami. Al principio dicha terminal debía haber costado cerca de un billón de dólares, y terminó costando casi tres billoncitos. ¡Casi nada!
Tomás es la última carta que nos queda por jugar a los votantes de Miami. Si él también nos falla, pues yo no sé adónde vamos a parar. Por favor Regalado, el pueblo miamense te ha dado su último voto de confianza. No nos hagas quedar mal como lo hicieron otros. El voto es la única forma que tiene el electorado de pasarle la cuenta a aquellas personas ineptas que hoy nos dirigen. En tus manos ponemos el futuro de nuestra querida ciudad.
Juan C. León