viernes, 4 de junio de 2010

ARRUINADO UN JUEGO PERFECTO POR ERROR DE UN ARBITRO


LLEGANDO Y LLEGANDO, LA BASE PA’L CORREDOR…
Por Andrés Pascual

Antiguamente, la forma como manejaba un tipo especial de fanático cubano las decisiones apretadas en la primera base era justificando a los árbitros que se inclinaban por el quieto favorable al corredor. Era en los llamados “juegos de placer”, o “sandlot” en inglés, sin categoría o nivel específico y en los que participaban desde profesionales hasta amateurs, incluso algunos entusiastas que no podían considerarse en ninguna de esas categorías…

Pero, realmente, en el béisbol serio y organizado ningún “caballero del peto, la careta y la escobilla” tiene una regla o un decreto regulador que diga que debe decidirse por el corredor a la hora de cantar la jugada que, si bordea la injusticia, porque es una “apreciación”, no tiene marcha atrás posible que enmiende el error, a veces humano y, otras, quien sabe que.

Cuando el pitcher venezolano de los Tigres de Detroit Armando Galárraga llegó primero por un pie a la primera base que el corredor de los Indios de Cleveland, Jason Donalds, en jugada que decretó quieto el arbitro Jim Joyce en evidente error de “apreciación”, no sólo se estaba ante el dilema de “otro error humano”, sino que se produjo en la novena entrada sobre el out veintisiete de un juego perfecto, sencillamente eso: P-E-R-F-E-C-T-O.

Para el capítulo personal del serpentinero, un verdadero crimen, para los anales de las grandes ligas, la posibilidad perdida de una temporada de 3 juegos de esa magnitud casi uno sobre el otro.

La decisión arbitral es difícil, habría que estar en el lugar del magistrado para poderlo criticar con todas las armas disponibles; pero el juego del pasado miércoles 2 era la joya máxima y mas rara de todo el beisbol, entonces cualquier arbitro debe estar advertido sobre la situación para no caer en semejante bache y conocer, entender y actuar de acuerdo a la categoría del partido: un no hit no run no es cualquier cosa; un juego perfecto es asunto del firmamento, así de sencillo.

Dicen que Joyce lloró, imploró y pataleó autocriticando su decisión, incluso que sus lagrimas, algunas de ellas, tuvieron como vertedero el hombro del lanzador afectado, pero nada de eso podía cambiar la situación…

Durante la década de los 40, en la Liga Cubana, el jugador Battling Siki Roque bateó de frente al campo corto y se tiró de cabeza en la primera base quizás llegando antes que el tiro; pero el arbitro Kiko Magrinat lo decretó out porque, “para mi nadie que entre de cabeza desde el plato a la primera es quieto…” y chirrín-chirrán, aparentemente.

Varios días después, con Magrinat en primera otra vez, Roque conectó un batazo a lo profundo del jardín izquierdo del estadio Cervecería La Tropical que paso por encima de la cabeza del guardabosque Pedro Pages e, insólitamente para el publico, se tiró en primera para, acto seguido, preguntarle al juez que como veía la jugada. Magrinat, sin inmutarse, señaló al anotador que el jugador estaba expulsado y, como era común, hizo las señales de 10 dedos dos veces y cinco otra que representaban los 25 pesos de multa por insubordinación.

No es igual que lo ocurrido en el juego Cleveland-Detroit en el cual se clavó un puñal con intención o sin ella; mas que al lanzador actuante, a la historia del béisbol; pero lo presentó, no sólo como anécdota festiva de la pelota cubana, sino como ejemplo de lo que puede ser capaz un arbitro en un momento dado.

Anoche Jim Joyce opto por la vieja máxima cubana de “llegando y llegando la base pa’l corredor”, otra justificación cualquiera debería ser bien investigada con el resultado de que urge cambiar la regla que dice que “la apreciación es inapelable en todos los casos”, el juego perfecto que le robaron a Galárraga y al béisbol lo exige.

Miami, FL., USA
06/04/2010

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