miércoles, 23 de marzo de 2011

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EL FRACASO DE SOLIS LO FUE MAS DE "LA PEDAGOGIA DE LA ESCUELA CUBANA DE GARMURI" QUE DEL ROPIO BOXEADOR


NO SON DETALLES DE “SAPIENCIA”; SON UNA RIDICULEZ
Por Andrés Pascual

¿Yo quisiera saber qué persigue un trainer cubano de la última oleada de quedaditos, cuando le dispara a un periodista la retahíla de títulos, doctorados, postgraduados…a sabiendas de que eso lo va a leer un público que, muchas veces, desconoce la significación de “master universitario”; o de profesor-especialista de cualquiera de los grados docentes que amparan la sapiencia adquirida en Educación Superior o en Centros de Investigación?

La cosa empezó en La Habana, cuando Castro pretendió imponer a la Unión Soviética como la más colosal fuerza inteligente y preparada de la historia, verdadera y única potencia “colegiada” en ejercicio, junto a su sucursal, la Alemania Oriental que, en el campo deportivo, formaba muy buenos instructores en administrar sustancias prohibidas, como a las nadadoras de Montreal-76.

Y comenzaron a mandar gente para allá que, después, se supo que eran utilizados en función de mano de obra esclava muchos de ellos y hasta hostigados por pandillas supremacistas blancas, en el corazón del paraíso de la igualdad.

Cualquier cubano fue ingeniero de ramas sin aplicación en la industria; pero tenían su título, hoy una memorabilia; a la vuelta, les creaban un puesto de trabajo, verdad que parásito; sin embargo, algo era algo.

No con todos ocurrió, por ejemplo, a Enrique Garmuri, a quien se le debe la frasecita de “la escuela cubana de boxeo”, sin aplicación funcional lógica ni existencial, lo enviaron al “campo socialista” a obtener más títulos que los que existen entre todos los docentes de Princeton juntos.

Después, cuando lograron regalarle las notas en la Facultad Obrero Campesina del Partido, en medio de la llamada carrera de los porcientos, en la que tenía que aprobar todo el mundo con nota excelente (entre 91-100 puntos), enviaron a quien llaman por aquí, con mas devoción que en Cuba, “El Profesor”, a Alcides Sagarra Carón, el empleado de Obras Publicas que vivía en el gimnasio de Manolo Fernández, que ayudaba al trainer y profesor de verdad en esa materia, enjuagándole los protectores a los boxeadores que subían en carteleras en la Arena Trejo y al que utilizó Castro para robarse, bajo intervención, el gimnasio que le dio albergue y alguna comida. Alcides, conocido como “Chícharo”, también fue un abusador que golpeaba, hasta que desfallecía, a su esposa de entonces, 1958-6... y un chivato del G-2 y aquí hay víctimas vivas.

Nadie sabía, porque no era intuible, que Chícharo fuera un diamante en bruto como entrenador de boxeo, nunca lo demostró y esa era una época en que ser negro no era obstáculo, que Luis Sarría y Kid Rapidez lo eran, así como la mayoría de los trainers profesionales cubanos hasta 1960.

Pero con Alcides se produjo un acontecimiento que pisoteó la moral, la clase y la personalidad del boxeo cubano: aceptó que la Unión Soviética le colocara a Andrei Chervonenko a Teófilo Stevenson como su preparador, hasta que ganó en Munich-72. Hubiera sido demasiado pedirle a esa rata que, ante la vejación, renunciara al cargo de entrenador de la selección. Por supuesto, no solo lo aceptó, sino que encumbró al ruso que, ni en la selección de Moscú trabajaba, como lo más grande que había visto en la faena. En realidad, Andrei Chervonenko fue un sicólogo de la NKVD (después KGB), con experiencia en torturas de su especialidad desde la era estalinista de los gulaps. Stevenson nunca aprendió a boxear; pero si aprendió y dijo que “su pueblo valía más que un millón de dólares…”

A pesar de todo, Alcides Sagarra, tal vez porque la carrera de los porcientos cubana fue “un legado socialista”, también recibió su “carretón” de títulos y distinciones pedagógicas y, posiblemente, se necesite medio día para decir todos sus galardones docentes. Ahora bien, nunca lograron enseñarlo a hablar, ningún logopeda fue capaz de hacerlo, por lo que no le corrigieron el defecto que le hacía pronunciar casi todas las consonantes como una “D”: “NOT DOBADON DA PEDEA” o “DEJADO QUE PEDEE”, además de que puede cometer 5 errores ortográficos en una palabra de cuatro letras.

Por Miami anda otro de los entrenadores de la cosecha del “Profesor Sagarra”, como que está hecho en los moldes de “la escuela cubana”, pues no es brillante y un porciento elevado de la culpa en la derrota de Solís, la tienen este señor, su “Profesor” Sagarra, la “escuela cubana” y su “creador”, Enrique Garmuri.

Todo el mundo veía que Odlanier Solis mal boxeaba con 40-50 libras, por encima de lo prudente e ideal, para poder moverse con comodidad, sobrepeso que impediría que pudiera neutralizar el efecto de una lesión en una rodilla que conocía previamente; sin embargo, utilizando un lenguaje raro, muy a lo cubano militante de hoy, le explico a la prensa: “el tema de su peso se ha exagerado demasiado; como amateur no pegaba, pero era rápido y técnico, para el boxeo profesional, hemos tratado de potenciar-que palabrita más miliciana- su pegada, para eso debía aumentar su masa muscular. Al ocurrir esto se incrementa el tejido adiposo”. Entonces lo puso en las peligrosas 246 y le respondió de nuevo a la prensa que el habanero “estaba en el peso de un campeón” y el boxeador cayó como respuesta contundente a lo que este insuficiente, para el profesionalismo, había dicho.

Sin pensar en las legiones que no entienden esto, un periodista dijo que el entrenador se apoyaba en Albert Einstein al explicar que: “Para que exista un gran momento de fuerza, tiene que existir una relación directa entre masa y aceleración…” de ahí el sobrepeso que, todo traducido al lenguaje callejero, quiere decir “mientras más gordo, más pega”. Esto se publicó hace algún tiempo en la sección deportiva de un diario del Sur de la Florida.

Pero la pegada no se puede adquirir y, como el poder de un bateador, es lo último que se pierde: un ligero completo que suba a completo y engorde 50 libras, verá reducida su velocidad; pero no ganará en pegada, porque no podrá tumbar a contrarios que necesitan de la fortaleza en los golpes de hombres naturales de la división. Lo que quiere decir que la pegada, por exceder el peso, no se logra nunca. Luego, a Solís, el trainer de “la escuela cubana” le hizo daño, porque con asimilación, técnica y velocidad se puede ganar un campeonato, sobre todo, porque la velocidad es el verdadero arma mortal de un pugilista, capaz de ponerlo encima en las apuestas sin discusión; a fin de cuentas, la pegada es un complemento y no al revés, no obligatoria para ganar, de la forma como si lo es boxear técnicamente con hambre, inteligencia y buena esquina. Independientemente de que a Solís le faltó también el coraje que salvará esa pelea, con el intento de continuarla.

Tómenlo así: es una ridiculez pretender que, para entrenar a campeones en el boxeo de verdad, el profesional; para demostrar que se es un sabio del entrenamiento boxístico, sea obligatorio presentar un resumé con más títulos que los entregados por la Complutense en más de 500 años; peor aun, citar a un científico que, la mayoría de los lectores, muchas veces ni conocen ni les interesa.

Miami, FL., USA
03/23/2011

EL CANTAUTOR ESPAÑOL JOAQUIN SABINA


CUBA ES UN TREMENDO FRACASO HISTORICO
Por Alberto muller

En una entrevista con el reconocido periódico El Nuevo Herald, el cantautor español Joaquín Sabina, un artista identificado con la izquierda política del mundo, dijo que la situación de Cuba se le parece “a un tremendo fracaso histórico”.

Sabina que se presentará en Miami el 27 de mayo, comentó que hace mucho que no va a Cuba, porque se sentiría muy triste viendo el país en bancarrota.

En la entrevista el cantautor evocó su amistad con el músico exiliado Paquito D’Rivera, e invitó a Willy Chirino a cantar juntos en Miami la canción Medias Negras.

Cuba, concluyó Sabina, es un país maravilloso, con mucha gente que no debería estar en el exilio.

Miami, FL., USA
03/23/2011

MUERE A LOS 79 AÑOS LA LEGENDARIA ACTRIZ ELIZABETH TAYLOR (Q.D.E.P.)



LOS ANGELES - Elizabeth Taylor, the violet-eyed film goddess whose sultry screen persona, stormy personal life and enduring fame and glamour made her one of the last of the old-fashioned movie stars and a template for the modern celebrity, died Wednesday at age 79.

She was surrounded by her four children when she died of congestive heart failure at Cedars-Sinai Medical Center, where she had been hospitalized for about six weeks, said publicist Sally Morrison.

"My Mother was an extraordinary woman who lived life to the fullest, with great passion, humor, and love," her son, Michael Wilding, said in a statement.

"We know, quite simply, that the world is a better place for Mom having lived in it. Her legacy will never fade, her spirit will always be with us, and her love will live forever in our hearts."

"We have just lost a Hollywood giant," said Elton John, a longtime friend of Taylor. "More importantly, we have lost an incredible human being."

Taylor was the most blessed and cursed of actresses, the toughest and the most vulnerable. She had extraordinary grace, wealth and voluptuous beauty, and won three Academy Awards, including a special one for her humanitarian work. She was the most loyal of friends and a defender of gays in Hollywood when AIDS was still a stigma in the industry and beyond. But she was afflicted by ill health, failed romances (eight marriages, seven husbands) and personal tragedy.

"I think I'm becoming fatalistic," she said in 1989. "Too much has happened in my life for me not to be fatalistic."

Her more than 50 movies included unforgettable portraits of innocence and of decadence, from the children's classic "National Velvet" and the sentimental family comedy "Father of the Bride" to Oscar-winning transgressions in "Who's Afraid of Virginia Woolf?" and "Butterfield 8." The historical epic "Cleopatra" is among Hollywood's greatest on-screen fiascos and a landmark of off-screen monkey business, the meeting ground of Taylor and Richard Burton, the "Brangelina" of their day.

She played enough bawdy women on film for critic Pauline Kael to deem her "Chaucerian Beverly Hills."

But her defining role, one that lasted long past her moviemaking days, was "Elizabeth Taylor," ever marrying and divorcing, in and out of hospitals, gaining and losing weight, standing by Michael Jackson, Rock Hudson and other troubled friends, acquiring a jewelry collection that seemed to rival Tiffany's.

She was a child star who grew up and aged before an adoring, appalled and fascinated public. She arrived in Hollywood when the studio system tightly controlled an actor's life and image, had more marriages than any publicist could explain away and lasted long enough to no longer require explanation. She was the industry's great survivor, and among the first to reach that special category of celebrity — famous for being famous, for whom her work was inseparable from the gossip around it.

The London-born actress was a star at age 12, a bride and a divorcee at 18, a superstar at 19 and a widow at 26. She was a screen sweetheart and martyr later reviled for stealing Eddie Fisher from Debbie Reynolds, then for dumping Fisher to bed Burton, a relationship of epic passion and turbulence, lasting through two marriages and countless attempted reconciliations.

She was also forgiven. Reynolds would acknowledge voting for Taylor when she was nominated for "Butterfield 8" and decades later co-starred with her old rival in "These Old Broads," co-written by Carrie Fisher, the daughter of Reynolds and Eddie Fisher.

Taylor's ailments wore down the grudges. She underwent at least 20 major operations and she nearly died from a bout with pneumonia in 1990. In 1994 and 1995, she had both hip joints replaced, and in February 1997, she underwent surgery to remove a benign brain tumor. In 1983, she acknowledged a 35-year addiction to sleeping pills and pain killers. Taylor was treated for alcohol and drug abuse problems at the Betty Ford Clinic in Rancho Mirage, Calif.

Her troubles bonded her to her peers and the public, and deepened her compassion. Her advocacy for AIDS research and for other causes earned her a special Oscar, the Jean Hersholt Humanitarian Award, in 1993.

As she accepted it, to a long ovation, she declared, "I call upon you to draw from the depths of your being — to prove that we are a human race, to prove that our love outweighs our need to hate, that our compassion is more compelling than our need to blame."

The dark-haired Taylor made an unforgettable impression in Hollywood with "National Velvet," the 1945 film in which the 12-year-old belle rode a steeplechase horse to victory in the Grand National.

Critic James Agee wrote of her: "Ever since I first saw the child ... I have been choked with the peculiar sort of adoration I might have felt if we were in the same grade of primary school."

"National Velvet," her fifth film, also marked the beginning of Taylor's long string of health issues. During production, she fell off a horse. The resulting back injury continued to haunt her.

Taylor matured into a ravishing beauty in "Father of the Bride," in 1950, and into a respected performer and femme fatale the following year in "A Place in the Sun," based on the Theodore Dreiser novel "An American Tragedy." The movie co-starred her close friend Montgomery Clift as the ambitious young man who drowns his working-class girlfriend to be with the socialite Taylor. In real life, too, men all but committed murder in pursuit of her.

Through the rest of the 1950s and into the 1960s, she and Marilyn Monroe were Hollywood's great sex symbols, both striving for appreciation beyond their physical beauty, both caught up in personal dramas filmmakers could only wish they had imagined. That Taylor lasted, and Monroe died young, was a matter of luck and strength; Taylor lived as she pleased and allowed no one to define her but herself.

"I don't entirely approve of some of the things I have done, or am, or have been. But I'm me. God knows, I'm me," Taylor said around the time she turned 50.

She had a remarkable and exhausting personal and professional life. Her marriage to Michael Todd ended tragically when the producer died in a plane crash in 1958. She took up with Fisher, married him, then left him for Burton. Meanwhile, she received several Academy Award nominations and two Oscars.

She was a box-office star cast in numerous "prestige" films, from "Raintree County" with Clift to "Giant," an epic co-starring her friends Hudson and James Dean. Nominations came from a pair of movies adapted from work by Tennessee Williams: "Cat on a Hot Tin Roof" and "Suddenly, Last Summer." In "Butterfield 8," released in 1960, she starred with Fisher as a doomed girl-about-town. Taylor never cared much for the film, but her performance at the Oscars wowed the world.

Sympathy for Taylor's widowhood had turned to scorn when she took up with Fisher, who had supposedly been consoling her over the death of Todd. But before the 1961 ceremony, she was hospitalized from a nearly fatal bout with pneumonia and Taylor underwent a tracheotomy. The scar was bandaged when she appeared at the Oscars to accept her best actress trophy for "Butterfield 8."

To a standing ovation, she hobbled to the stage. "I don't really know how to express my great gratitude," she said in an emotional speech. "I guess I will just have to thank you with all my heart." It was one of the most dramatic moments in Academy Awards history.

"Hell, I even voted for her," Reynolds later said.

Greater drama awaited: "Cleopatra." Taylor met Burton while playing the title role in the 1963 epic, in which the brooding, womanizing Welsh actor co-starred as Mark Antony. Their chemistry was not immediate. Taylor found him boorish; Burton mocked her physique. But the love scenes on film continued away from the set and a scandal for the ages was born. Headlines shouted and screamed. Paparazzi snapped and swooned. Their romance created such a sensation that the Vatican denounced the happenings as the "caprices of adult children."

The film so exceeded its budget that the producers lost money even though "Cleopatra" was a box-office hit and won four Academy awards. (With its $44 million budget adjusted for inflation, "Cleopatra" remains the most expensive movie ever made.) Taylor's salary per film topped $1 million. "Liz and Dick" became a couple on a first name basis with millions who had never met them.

They were a prolific acting team, even if most of the movies aged no better than their relationship: "The VIPs" (1963), "The Sandpiper" (1965), "Who's Afraid of Virginia Woolf?" (1966), "The Taming of the Shrew" (1967), "The Comedians" (1967), "Dr. Faustus" (1967), "Boom!" (1968), "Under Milk Wood" (1971) and "Hammersmith Is Out" (1972).

Art most effectively imitated life in the adaptation of Edward Albee's "Who's Afraid of Virginia Woolf?" — in which Taylor and Burton played mates who fought viciously and drank heavily. She took the best actress Oscar for her performance as the venomous Martha in "Virginia Woolf" and again stole the awards show, this time by not showing up at the ceremony. She refused to thank the academy upon learning of her victory and chastised voters for not honoring Burton.

Taylor and Burton divorced in 1974, married again in 1975 and divorced again in 1976.

"We fight a great deal," Burton once said, "and we watch the people around us who don't quite know how to behave during these storms. We don't fight when we are alone."

In 1982, Taylor and Burton appeared in a touring production of the Noel Coward play "Private Lives," in which they starred as a divorced couple who meet on their respective honeymoons. They remained close at the time of Burton's death, in 1984.

Elizabeth Rosemond Taylor was born in London on Feb. 27, 1932, the daughter of Francis Taylor, an art dealer, and the former Sara Sothern, an American stage actress. At age 3, with extensive ballet training already behind her, Taylor danced for British princesses Elizabeth (the future queen) and Margaret Rose at London's Hippodrome. At age 4, she was given a wild field horse that she learned to ride expertly.

At the onset of World War II, the Taylors came to the United States. Francis Taylor opened a gallery in Beverly Hills and, in 1942, his daughter made her screen debut with a bit part in the comedy "There's One Born Every Minute."

Her big break came soon thereafter. While serving as an air-raid warden with MGM producer Sam Marx, Taylor's father learned that the studio was struggling to find an English girl to play opposite Roddy McDowall in "Lassie Come Home." Taylor's screen test for the film won her both the part and a long-term contract. She grew up quickly after that.

Still in school at 16, she would dash from the classroom to the movie set where she played passionate love scenes with Robert Taylor in "Conspirator."

"I have the emotions of a child in the body of a woman," she once said. "I was rushed into womanhood for the movies. It caused me long moments of unhappiness and doubt."

Soon after her screen presence was established, she began a series of very public romances. Early loves included socialite Bill Pawley, home run slugger Ralph Kiner and football star Glenn Davis.

Then, a roll call of husbands:

• She married Conrad Hilton Jr., son of the hotel magnate, in May 1950 at age 18. The marriage ended in divorce that December.

• When she married British actor Michael Wilding in February 1952, he was 39 to her 19. They had two sons, Michael Jr. and Christopher Edward. That marriage lasted 4 years.

• She married cigar-chomping movie producer Michael Todd, also 20 years her senior, in 1957. They had a daughter, Elizabeth Francis. Todd was killed in a plane crash in 1958.

• The best man at the Taylor-Todd wedding was Fisher. He left his wife Debbie Reynolds to marry Taylor in 1959. She converted to Judaism before the wedding.

• Taylor and Fisher moved to London, where she was making "Cleopatra." She met Burton, who also was married. That union produced her fourth child, Maria.

• After her second marriage to Burton ended, she married John Warner, a former secretary of the Navy, in December 1976. Warner was elected a U.S. senator from Virginia in 1978. They divorced in 1982.

• In October 1991, she married Larry Fortensky, a truck driver and construction worker she met while both were undergoing treatment at the Betty Ford Center in 1988. He was 20 years her junior. The wedding, held at the ranch of Michael Jackson, was a media circus that included the din of helicopter blades, a journalist who parachuted to a spot near the couple and a gossip columnist as official scribe.

But in August 1995, she and Fortensky announced a trial separation; she filed for divorce six months later and the split became final in 1997.

"I was taught by my parents that if you fall in love, if you want to have a love affair, you get married," she once remarked. "I guess I'm very old-fashioned."

Her philanthropic interests included assistance for the Israeli War Victims Fund, the Variety Clubs International and the American Foundation for AIDS Research.

She received the Legion of Honor, France's most prestigious award, in 1987, for her efforts to support AIDS research. In May 2000, Queen Elizabeth II made Taylor a dame — the female equivalent of a knight — for her services to the entertainment industry and to charity.

In 1993, she won a lifetime achievement award from the American Film Institute; in 1999, an institute survey of screen legends ranked her No. 7 among actresses.

During much of her later career, Taylor's waistline, various diets, diet books and tangled romances were the butt of jokes by Joan Rivers and others. John Belushi mocked her on "Saturday Night Live," dressing up in drag and choking on a piece of chicken.

"It's a wonder I didn't explode," Taylor wrote of her 60-pound weight gain — and successful loss — in the 1988 book "Elizabeth Takes Off on Self-Esteem and Self-Image."

She was an iconic star, but her screen roles became increasingly rare in the 1980s and beyond. She appeared in several television movies, including "Poker Alice" and "Sweet Bird of Youth," and entered the Stone Age as Pearl Slaghoople in the movie version of "The Flintstones." She had a brief role on the popular soap opera "General Hospital."

Taylor was the subject of numerous unauthorized biographies and herself worked on a handful of books, including "Elizabeth Taylor: An Informal Memoir" and "Elizabeth Taylor: My Love Affair With Jewelry." In tune with the media to the end, she kept in touch through her Twitter account.

"I like the connection with fans and people who have been supportive of me," Taylor told Kim Kardashian in a 2011 interview for Harper's Bazaar. "And I love the idea of real feedback and a two-way street, which is very, very modern. But sometimes I think we know too much about our idols and that spoils the dream."

Survivors include her daughters Maria Burton-Carson and Liza Todd-Tivey, sons Christopher and Michael Wilding, 10 grandchildren and four great-grandchildren.

A private family funeral is planned later this week.

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CUBAOCHO LOS INVITA A BAILAR CON SU CHARANGA ESTE VIERNES CULTURAL

Autoridades cubanas deben respetar derechos del pueblo cubano - Obama en...

BARACK HUSSEIN OBAMA, PRESIDENTE DE EE.UU.


FIDEL ACUSA A OBAMA DE EMPERADOR
Por Alberto Muller

Los escribanos de las notas periodísticas de Fidel Castro –porque sabemos que el caudillo retirado por enfermedad no las escribe- están que se halan los pelos de punta, porque el mismo Muamar Gaddafi con sus masacres al pueblo libio en las ciudades de Trípoli, Misrata, Sirte, Ras Lanuf, Adjabiya, Zawiya y Bengasi, ha quedado como un bárbaro genocida más a los ojos del mundo civilizado.

Ahora resulta, según la ‘penúltima reflexión’ firmada por Fidel Castro, antes de la acción militar de Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, España y la Liga Árabe para imponer la zona de exclusión aérea sobre Libya -acordada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para evitar más muertes de la población indefensa- que Baraca Obama es un emperador, porque advirtió con sensatez al caudillo Muamar Gaddafi que los acuerdos de la comunidad internacional para evitar su violencia genocida, no eran negociables.

Y al disgusto de Fidel se une el del cantautor Silvio Rodríguez por la resolución de las Naciones Unidas que buscaba con urgencia frenar las masacres sangrientas de Gaddafi.

Claro, hay que entender que la prensa castrista ha ocultado con complicidad la masacre de Trípoli del 21 de febrero, cuando Gadafi ordenó a sus cazabombarderos, helicópteros artillados y tropas mercenarias fuertemente armadas masacrar al pueblo indefenso que pedía la renuncia del dictador en las calles de la ciudad.

Ante el genocidio de Gaddafi, ignorado por los escribanos de Fidel Castro, el mundo civilizado ha actuado con energía y justicia. El resto vendrá por añadidura.

En el fondo lo que molesta a Fidel de Obama es que sea extremadamente popular en Cuba, en América Latina y en el resto del mundo, mientras que él está entre los dirigentes más rechazados y criticados por su medio siglo de dictador.

Miami, FL., USA
03/23/2011

SOLO JOE LOUIS DOMINO ESTA DIVISION COMO LOS KLITSCHKOS


¿EN QUE LUGAR COLOCARA LA HISTORIA A LOS KLITSCHKOS?
Por Andrés Pascual

La mayoría de los fanáticos comentan sobre los boxeadores a partir de su desempeño en el ring; es decir, que el récord, muchas veces, no cuenta…si contara, Julio Cesar Chávez Jr. sería el mejor peleador de la década, posiblemente, pero no es así, porque, el junior, es un boxeador más cercano a montonero que a regular: no enfrenta aún a ningún opositor con clase ni relativa, el tiempo pasando y como si con él no fuera en sus sueños de ceñirse una faja mundial. Soñar es bueno; pero comer catibía indigesta.

Los hermanos Klitschkos también están en función de insertarse en la historia: de estilo feo, llamado ortodoxo, europeo del Este, para encubrir la falta de movilidad corporal y el desplazamiento al estilo occidental que, mejor debería decirse “estilo afroamericano”, que es el padre del boxeo hecho ciencia y que se determina a partir del concepto “el arte de dar y que no te den”, que ningún blanco ejecuta como ellos y, los negros de otros lugares, históricamente y comenzando por Cuba, han peleado a la manera de Joe Gans, Langford, Tiger Flowers, Armstrong, Robinson, Alí o Roy Jones Jr. como referencias. Así fue siempre y así es hoy… ¿Está mala la división pesada? Claro, si no hay ningún contrincante americano, sobre todo negro, de interés.

Pero los Klitschkos, a pesar de su estilo, a pesar del rechazo que les hacen sin tener en cuenta que, a lo mejor de hoy en su división los han destruido a todos, por lo que no son el hijo de Chávez, están ahí sin que ninguna nube en el horizonte perturbe la marcha de su nave hacia puerto seguro que, a mi modo de ver las cosas, concluye en el Salón de la Fama con la leyenda que rece: “dos de los más dominantes pugilistas de la división completa de la historia”; incólumes en sus tronos y, como escribí una vez, dispuestos solo a abdicar, no a perderlos, tal vez por un paisano de igual fuerza y resistencia, o por un eléctrico, que aparecen de vez en cuando, uno de los cuales ya no podrá ser Odlanier Solís, pero si David Haye.

Wladimir tiene 34 años, 6’6 de estatura y ha peleado 57 veces con 54 triunfos y 3 derrotas con 48 ko’s.

Vitali, de quien decían que era ligeramente inferior al hermano y el tiempo puso en su lugar el razonamiento correcto; que le estuvo dando un saco de palos en Los Ángeles el 21 de junio del 2003 a otro que parecía que nadie podría sacarlo de ahí, Lennoxx Lewis, hasta que una aparatosa herida en un ojo le impidió seguir y ganar un pleito que dominaba en las tarjetas, tiene 40 años ya, 6’7 de estatura y 42 combates celebrados con 40 victorias, 38 por la vía del cloroformo y 2 derrotas, entre estas, la que mencioné por el nocao técnico en el 6to ante Lewis por cortadura; la otra, por una lesión en un hombro, contra Cris Byrd, al que dominaba mejor que a Lewis.

El porcentaje de nocaos de Wladimir es de 84 y el de Vitali 90; tomando dos buenos pegadores al azar, Marciano y Wilfredo Gómez, cada uno con más de 40 pleitos, presentan un % de 87 anestesiados.

La división pesada esta peor que nunca y a mi no me gustan los boxeadores estilo europeo, que se lo impusieron políticamente al gran boxeo cubano hasta contaminarlo; pero hay cosas que no pueden ser cuestión de gusto; porque este peso, pocas veces, ha sido pródigo en la coincidencia en tiempo de grandes peleadores, de tal forma que a Rocky Marciano lo han descalificado siempre porque “solo boxeó contra viejos inservibles”; o, ¿Acaso se olvidó eso? Y, responsablemente, Marciano es el boxeador de más determinación y resistencia de toda la historia de la división; uno de los mejores que se haya visto, técnicamente incompleto, pero demoledor en sus ataques, que solo tenía diferente a los Klitschkos la estatura y un jab que no tenía, favorable a Vitali, que debe ser de los mejores en la historia y, sin dudas, el mejor del tiempo actual.

Si a Marciano lo consideran en el nivel justo en Fistiana, nadie está autorizado a descalificar a dos peleadores que, si no han tenido contrarios de extrema consideración en toda su carrera en este deporte, se debe a que, hoy como ayer, la división ha sido crítica durante la mayor parte de su existencia.

Si antes interesaron los pesados, lo fue menos por la clase de sus boxeadores que por ver si un blanco le ganaba a un negro; un judío a un fascista o un americano, negro o blanco, a un negro musulmán que no respondió al llamado de su patria y se quedó en la esquina; pero logró convertir en victoria por descalificación lo que muchos apreciaron como abandono en el primer round.

Esa ha sido la realidad del peso completo y, si no crean otro con requerimientos de mastodonte, los hermanos campeones van a estar ahí por el tiempo que sea, guste o no su estilo de pelear, a no ser que, como dije antes, se aparezca un eléctrico y los destrone.

Miami, FL., USA
03/23/2011

LA CURIOSIDAD MATO AL GATO, PERO AL CUBANO NO


EL CUBANO ES CURIOSO DE NACIMIENTO
Por José (Pepe) Martel

Mucha gente nos acusa de meternos en todo y cuando pasa algo salir a curiosear con aquella frase en boca de < ¿qué está pasando?> o . Nos critican pero algunos de ellos después nos preguntan: oye, si sabes algo me cuentas. Somos personas informativas, además de comunicativas y como decía mi abuelo . Son verdaderas curiosidades cubanas que un gran comentarista, Aldo A. Pardillo, residente en Miami, escribió; y esta semana el Semanario Libre publicó en su pág. 38 de esta, su última edición de hoy [mar. 22/11], bajo el título de “Curiosidades cubanas y su origen”.

Lo que algunos llamaban cacharro similar al “fotingo” que él describe que proviene del inglés . Eso me recuerda a mi padre cuyo oficio primario era de talabartero, -obrero que confeccionaba los forros o cubiertas de los asientos de los automóviles- y por muchos años ejerció esa profesión trabajando para la Agencia Ford de Marina frente al Malecón habanero.

Continúa su reseña ampliada describiendo al “Gallo de Morón” oriundo de Morón, Camagüey asociado con un lugar de España conocido como Morón de la Frontera donde un bribón quiso abusar de esos residentes y al final se quedó solito. El surgimiento de lss “guatacas” una herramienta utilizada para romper y desbrozar la tierra en el campo y que en la Cuba Republicana se ganaron ese apodo a todo adulador, persona que idolatraba y es servil a su amo o jefe y con el tiempo otros adjetivos se ganaron como “cuarto bate, empujador, arrastrado y sometido” a todo individuo que por dinero o aspiraciones personales se prestaban a ese tiempo de adulonería y guataquería. Una vez le oí a una persona decirle a otra que era guatacón, “chupa-aceite”.

Describió del ¿por qué de campesinos a campesinos se llamaban “guajiros”? donde argumenta que esa costumbre viene desde la Guerra del 95 y de las tropas norteamericanas que intervinieron la isla que al bravío mambí le decían “war heroes” y de eso se cubanizó la palabra guajiro. Otra famosa frase “la hora de los mameyes” relacionando al hecho histórico de la toma de La Habana por los ingleses durante la Cuba colonizada por España y el color de los uniformes (rojo y negro) de esos invasores asociando el Cañonazo de las 9 de la noche desde el Castillo del Morro.

El origen del Fufú de plátano verde que comían los negros esclavos como plato fuerte que les ofrecían sus amos esclavistas durante las travesías dentro de esos galeones destinados a llevar esclavos desde África. Sus verdugos les voceaban “food, food, food” ellos aprendieron a repetir “fú, fú, fú” y con el tiempo el último ¡fú! Se omitió. Si quiero destacar que en La Habana sus residentes de aquellas épocas le llamaron “machuquillo” a esos plátanos verdes hervidos, roseados con cucharaditas de agua hervida, algo de manteca derretida, bien aplastado y salpicado de macitas de puerco fritas es todo el conocimiento que tengo de este plato criollo utilizado por el pobre para llenar la barriga.

Efectivamente, en Puerto Rico le dicen “mofongo” y los dominicanos hacen de esa vianda una leyenda con su “mangú” acompañado de huevos fritos y lascas de un delicioso salami frito también normalmente en el desayuno. Y termina mostrando una fotografía de una bella joven cubana atravesando una esquina a dos cuadras de mi casa, Avenida del Prado y Refugio… ¡Ver es recordar y nunca olvidar de donde somos y del lugar que jamás olvidamos!

Agradezco trabajo ilustrativo y educativo del amigo Aldo A. Pardillo por esa forma educativa e histórica donde relató vivencias y orígenes de nuestro pasado. Y a Libre por su publicación y fotografías todas acordes al tema desarrollado.

Miami, Florida, USA.
joselmartel@yahoo.com