LA POLITICA Y LA PELOTA
Por Fernando J. Milanés MD
Se dice que por nuestra exagerada pasión, entre cubanos, no se puede discutir de política ni de pelota(baseball). El “umpire” Jim Joyce se equivocó recientemente en una jugada que le costó un juego perfecto al lanzador Armando Galarraga. Aunque no en esta magnitud, fallas son frecuentes en decisiones, por la simple razón que los árbitros son humanos. También son habituales las reacciones violentas y excesivas secundarias a estas equivocaciones. En asuntos de política suceden episodios parecidos. Nuestros gobernantes, también son imperfectos, pero el más mínimo error cometido es recibido por críticas extremas por el partido de oposición y ni decir por sus apasionados simpatizantes.
A pesar de los antecedentes anteriores, algo extraordinario sucedió. La protesta airada del jugador victimizado se convirtió en una sonrisa, la inhabilidad de admitir errores de los que tienen el poder, se tornó de inmediato en una confesión del árbitro al “manager” Jim Leyland, seguida de otra admisión pública de su falta. En el próximo juego se envió al lanzador Galarraga a presentar la alineación de su equipo a la misma persona que lo perjudicó. Hubo abrazos y hasta lágrimas, pero lo más importante fue la lección que éstos, atleta, dirigente y juez, nos han dado a todos.
Existen sucesos cuya magnitud e importancia requieren civilitud, cordura, honestidad y comprensión. Desgraciadamente, las reacciones habituales son todo lo contrario.
Si nuestros políticos y nosotros los apasionados, pudiéramos aprender de la pelota y actuar distinto, quizá el País mejoraría.
fjmilanes@bellsouth.net
Miami, FL., USA
06/04/2010
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