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domingo, 6 de febrero de 2011
ESTALELLA SALUDA AL CONSUL CUBANO EN WASHINGTON, GUILLERMO PATTERSON, AL LADO DEL JUGADOR, JOE CAMBRIA, ULTIMO, CLARK GRIFFITH, DUEÑO DE LO SENADORES
EN CUBA LE LLAMABAN “PAPA JOE” A CAMBRIA
Por Andrés Pascual
El primer pelotero que firmó el cazatalentos Joe Cambria en Cuba fue al antesalista matancero Roberto “Tarzán” Estalella, que en la liga cubana jugó con los Monjes Grises del Marianao; Estalella actuó en Grandes Ligas con los Senadores de Washington y con los Elefantes Blancos de Connie Mack, los Atléticos de Filadelfia…El último enviado al Beisbol Organizado por el Superescucha, que tanto hizo por el beisbol cubano a través de los Nacionales de la ciudad capital norteamericana, posiblemente fue su mejor descubrimiento: Tony Oliva.
Cambria firmó a más de 400 cubanos para el beisbol americano, la mayoría no alcanzaron el nivel de liga grande ni de clase A, doble A o triple A: alrededor del 55 % permanecieron por poco tiempo en las desaparecidas B, C y D para equipos como los Broncos de Big Spring, de la Longhorn League en Texas, parada casi obligatoria de todos los jugadores de la mayor de Las Antillas que entraban bajo contrato del Washington al Beisbol Orgsanizado.
Nacido en Italia en 1890, creció en Baltimore y operó una Tintorería que tuvo como vía de sustento con relativo éxito
Es curioso que los dos primeros jugadores cubanos que jugaron en las Mayores fueran firmados por Clark Griffith: Armando Marsans y Rafael Almeida debutaron con los Rojos de Cincinnatti el 4 de julio de 1911, mientras actuaba como manager de ese club, precisamente, Griffith.
En 1912, el Viejo Zorro cambió de Cincinnatti a Washington como director, al equipo lo apodaban los Nacionales y, en 1919, compró la franquicia y ganó la Serie Mundial de 1924 y la Liga Americana en 1925 y 1933. En 1934, porque el club concluyó en un decepcionante 7mo. lugar, Griffith lo desmanteló, sin detenerse ni ante su propio yerno y posterior Salón de la Fama, Joe Cronin, jugador/director a quien envío a los Medias Rojas de Boston.
Ese ano, 1934, Griffith contrató a Joe Cambria para que fuera su principal cazatalentos y se ocupara del mercado cubano, considerado por el Senador-Jefe, que lo conocía bien, como abundante en talento con posibilidades de ascenso a las Mayores y no se equivocó con la decisión; porque, la función de Cambria en Cuba le produjo a Griffith una cantidad notable de bigleaguers, algunos de ellos como Camilo Pascual, Pedro Ramos, Mike Fornieles…quienes, por elegir al Washngton sin esperar una opción mejor, perdieron la posibilidad de jugar para otra Organización de más fuerza y, por consiguiente, más dinero que la que representó Papa Joe en la Isla. Tal vez Camilo Pascual no haya podido lograr números impresionantes por sus 8 rotundas campañas perdedores, desperdicio monumental, con “los primeros en la guerra y en la paz; pero últimos en la Liga Americana”
El beisbol no era nada nuevo para Cambria, que había sido dueño de los Senadores de Albany clase A y del Baltimore Black Sox de Ligas Negras, como después alentara la creación, con quienes tuvo participación inversionista, de los Havana Cubans de la Liga de la Florida clase D. El ítaloamericano era un individuo de “vista larga y buen olfato” a la hora de observar a jugadores noveles o de campo amateur, así que, con esas herramientas a la mano, se continuó escribiendo, a ritmo acelerado, el libro de la leyenda del beisbol cubano, cerrado en febrero de 1961, con el descabezamiento arbitrario y unipersonal del profesionalismo, por obra y gracia directa del tirano.
A Cambria le adjudican la posesión en La Habana de una pequeña cadena de bares y un restaurant conocido como Triple A cercano al Estadio del Cerro, administrados por el ex catcher Modesto Pérez, así como su participación en la propiedad de los Havana Cubans, lo que le sirvió de excusa al profesor universitario de por acá, devenido historiador del beisbol cubano, Roberto González Echevarría, para referirse a esas propiedades como “controversiales de período post-guerra”… ¿Controversiales por que? La controversia debió observarla en alguno de sus muchos viajes a Cuba con la “participación española o italiana” en hoteles, bares, cabarets…verdaderos antros de prostitución y drogas, consentidos y manipulados desde las oficinas del Consejo de Estado y del Buró Político del Partido y, eso, no lo he oído ni leído, escrito por él, nunca...Una palabra, una sola, es peligrosa de acuerdo al contexto; peor a quienes se dirija.
Otra de las cosas dichas como ataques contra Cambria, facturadas aquí y enarboladas como parte de la bandera castrocomunista allá para justificar el descabezamiento de la pelota profesional, es que sonsacaba a jóvenes que trabajaban en las plantaciones azucareras para traerlos hacia Estados Unidos por, más que bajos, miserables salarios, sin antes prepararlos para enfrentar el fenómeno del racismo…Ni los salarios eran miserables para alguien que en Cuba era un jornalero agrícola ni la mayoría provenía de los campos de caña ni se hubiera podido hacer algo aunque se hubieran graduado de universidad con tesis sobre el racismo americano, porque, de todas formas, el racismo estaba ahí (para los negros eh) ni ninguna fuerza humana hubiera evitado que aquellos jóvenes probaran fortuna en el beisbol rentado, triunfaran o no, lo que solo se comprobaba si se saltaba.
A Joe Cambria, al americano bajito de H. Upman # 5 en la boca; siempre con guayabera y sombrero de pajilla, como cualquier cubano que se preparaba dominicalmente para asistir al club gallístico, los peloteros cubanos, que le querían y a los que defendió y protegió con lealtad de padre, le llamaban Papa Joe.
Cuando, en 1951, contrató al inicialista que jugó para los Tigres de Marianao, Julio Bécquer, lo hizo por sugerencia de Papa Montero, Adolfo Luque, quien fuera su gran amigo desde los 30’s y, cada vez que se presentó la ocasión, escuchó a otros ex jugadores que le decían que “observara a aquel muchacho”; así llegó a Tony Oliva, por intermedio del ex jugador del Cienfuegos Roberto Fernández Tápanes, al que firmó en tryout en el estadio Borrego, de Pinar del Rio, a principios de 1960.
En 1950, 43 cubanos y once otros latinos habían aparecido en Grandes Ligas, muchos de “factura cambriana”, entre ellos, el legendario pitcher venezolano Alejandro “Patón” Carrasquel; pero, como contribución exclusiva a su caudal de superscout, también Babe Phelps, Mickey Vernon, Cal Ermer, Walt Masterson, Pete Runnels y Jake Powell entraron al beisbol porque firmaron un contrato propuesto por Joe Cambria.
A Papa Joe lo relacionan con la mentira que la izquierda liberal americana lanzó como contribución a proyectar la imagen del tirano de Cuba en este país a través del deporte, una especie de “gracia” de mal gusto que, ni el propio dictador se ha atrevido a repetir, con base en que fuera observado, como “diamante sin pulir”, por el gran escucha para la posición de lanzador: Castro fue un paquete que no jugó ni 20 partidos de pelota con organización ni colegial, al que Cambria jamás se refirió como un posible miembro de la Organización del Washington, de acuerdo al material que mostraba. Pero, la mala intención de las fuerzas que le mantienen allí, con apoyos como ese desde aquí, casi han creado un mito del asunto.
El domingo 9 de diciembre de 1961, se produjo la ultima asistencia de Joe Cambria a un campeonato de pelota cubano con el objetivo de evaluar jugadores amateurs, fue al Campeonato Inter Granjas PR-2, conocido como “de Guerra Matos”, en el pueblo San Cristóbal, de Pinar del Río; allí firmó a un pitcher de apellido Merejos, de San Juan y Martínez, y a otro nombrado Lázaro Pérez. Yo estuve a su lado aquella tarde y le seguí hasta que, frente al parque del pueblo, abordó su Cadillac negro rumbo a La Habana.
Papa Joe, el americano que contribuyó tanto como el que más con la construcción de la única leyenda beisbolera allende las fronteras de Estados Unidos, falleció en 1962 y, hoy, ningún cubano de nuevas generaciones en la Isla ni le conocen ni, mucho menos, le reconocen como lo que fue: uno de los padres del otrora poderoso beisbol cubano.
Miami, FL., USA
02/06/2011
VICENTE DEL BOSQUE (ABAJO) Y MARIO VARGAS LLOSA
ARISTOCRATAS DEL SIGLO XXI
Por Elsa M. Rodríguez
En los tiempos en los que vivimos nada suele sorprendernos. El dictador de una pequeña isla del Caribe está en el gobierno por más de 50 años y organizaciones locales y mundiales de gran prestigio parecen no enterarse de que esto sucede.
Un presidente del continente americano, quien fue elegido por el pueblo da pasos agigantados para convertirse en dictador, y nadie dice nada. Otro presidente de este continente quiere mantenerse en el poder, a pesar de que todo el mundo dentro y fuera de su país conocen de su adicción a la bebida y de los abusos sexuales cometidos contra su propia hija, y ninguna organización que defienda los derechos humanos sale al frente tan siquiera para cuestionar las intenciones de este individuo.
Se prohíben símbolos de algunas religiones mientras que otras se esparcen por el mundo, cobrando cada día más fuerza y haciendo que los demócratas las respeten a pesar de la disimilitud de opiniones mientras que callan con los desmanes que se hacen contra muchos pueblos por no salirse de lo que hoy se considera "políticamente correcto".
Tanto han cambiado las cosas, que ya no hace falta que buenos soldados representando a su país hagan conquistas de otras tierras o que ganen batallas en nombre y bajo la bandera de sus respectivos países, hoy, afortunadamente, tiene más valor conseguir un premio que pueda llenar de gloria al mismo.
Así hoy tenemos dos nuevos marquesados, el Del Bosque y el de Vargas Llosa. Del Bosque conquistó con el equipo español la Copa Mundial de Fútbol en los juegos celebrados en Sudáfrica. Vargas Llosa, que además de peruano, también es ciudadano español, consiguió el Premio Nobel de Literatura.
Estos títulos de la más alta aristocracia fueron otorgados recientemente por Juan Carlos I, Rey de España, a Vicente Del Bosque y Mario Vargas Llosa, respectivamente, y aunque en realidad no conceden tierras ni privilegios a quienes los han recibido, si sirven para agradecer a dos personas que han tenido logros para su país, España, en dos cánones que siempre se han considerado importantes para la sociedad, el deporte y las letras.
Felicitamos a estos nuevos marqueses y agradecemos que el Rey de España haya tenido esta consideración con dos personas que deberían ser un referente para los jóvenes a la hora de mirar al futuro.
Hialeah, FL., USA
lapupasmiami@att.net
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