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viernes, 9 de septiembre de 2011
LA PROSTITUCION EN CUBA
El Puticlub de Diez de Octubre
Por Iván García
De las jineteras de lujo a las 'matadoras de jugada', la oferta de sexo por dinero crece cada día en La Habana.
En una casa de portal amplio, en el municipio Diez de Octubre, funciona un modesto burdel. Las 24 horas. Varias chicas, entre 16 y 19 años, por 6 dólares, venden su sexo. Ejerce de matrona una exjinetera con muchas horas de vuelo en el oficio.
Se llama Lucrecia, tiene 51 años y procede de aquella primera camada de prostitutas, hijas de la revolución, a quienes les ilusionaban más los dólares, moneda ilegal hasta 1993, que el porvenir comunista y luminoso prometido por Fidel Castro.
"Abrí el negocio hace un par de meses. Ha tenido grandísima aceptación. Como promedio pasan por aquí de veinte a treinta clientes diarios. Espero instalar un minibar. Vender cervezas y tragos. Si todo va bien, pienso ofertar también comida o algo para picar", señala Lucrecia, dueña de "el Puticlub", como le han bautizado en el barrio.
De más está decir que estos burdeles son ilegales. Pero de un tiempo acá, la prostitución ha resurgido con fuerza en La Habana. Hay varios segmentos. Y tarifas. En primera línea están la jineteras de lujo, hermosas como modelos internacionales. Cobran 100 dólares por noche, solo se acuestan con extranjeros y suelen anunciarse en webs.
Le sigue un ejército de jineteras que merodean por sitios turísticos y playas. O discotecas donde europeos y canadienses asisten a bailar reggaetón y salsa. No cobran más de 40 dólares.
El mercado cubano del sexo ha sufrido cambios. Está saturado. Y las jineteras habaneras se adaptan a la ley de oferta y demanda. El arribo de casi 900 mil cubanoamericanos en el último año, ha provocado el aumento de prostitutas de "bajo costo".
Liana se ha especializado en los cubanos residentes en Estados Unidos. "Son los mejores clientes, casi siempre traen a remolque media docena de parientes deseosos de juergas. Pagan bien y son espléndidos. Olvídate de los europeos. Por la crisis, son duros a la hora de los gastos. La única ventaja de acostarse con un europeo es que puedes fingirle amor y si tienes suerte, te saca del país. Los de Miami vienen a fiestear, son 'puteros' viejos. No hay quien les haga un cuento".
Para satisfacer la demanda de clientes nacionales, en la capital —tal vez también en ciudades del interior— han surgido burdeles y casas de citas que ofertan compañía, bebidas y camas en habitaciones decentes.
Es el caso del puticlub de Diez de Octubre. Por las noches se llena de jóvenes y tipos maduros. Entre chicas y música discreta, los clientes se la pasan en grande.
Cuando andan cortos de dinero, los "puteros" se van en motos o autos repletos de amiguitos por las inmediaciones de la Autopista Nacional, donde una legión de muchachas orientales se prostituyen por 50 o 60 pesos (dos o tres dólares).
Hacen el amor en el asiento trasero del coche o en unos cartones acomodados de prisa debajo de un platanal. Bajo las estrellas. Salvo excepciones, estas jineteras suelen estar gordas, sus carnes están ya flácidas y con celulitis.
Les llaman "matadoras de jugadas". El nivel más bajo dentro del escalafón del sexo tarifado.
Miami, FL., USA
09/09/2011
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