lunes, 5 de julio de 2010

ARZOBISPO THOMAS WENSKY


GRANMA VERSUS FARIÑAS: ELEMENTOS DE UNA TRANSICION
Por Alberto Muller

En un titular distorsionado y malicioso, tal vez hasta temeroso con la libertad, como es su costumbre, el diario oficialista Granma publicó desde La Habana el peligro de muerte que corre el licenciado Guillermo Fariñas por su prolongada huelga de hambre de más de tres meses, pero ocultó los motivos que impulsan al disidente a ofrecer su vida para que liberen a los presos enfermos en Cuba.

Fariñas sociólogo y periodista independiente, es director de la agencia de prensa Cubanacán Press y autor del libro “Radiografía de los miedos en Cuba’, que plantea que la cárcel, la persecución y todo ese monstruoso andamiaje llamado Revolución Cubana es una sementera de miedos para oprimir al pueblo cubano.

A todos los observadores del acontecer cubano sorprendió por inusual, que Granma se preocupara del disidente cubano que atraviesa un serio peligro de muerte por un coágulo alojado en su vena yugular y por los efectos devastadores del largo tiempo que lleva Fariñas sin injerir alimentos ni tomar agua, exigiendo al gobierno de Raúl Castro la libertad de los 26 presos políticos enfermos.

Hipócritamente Granma destaca los cuidados a los cuales ha sido sometido Guillermo Fariñas en el hospital ‘Arnaldo Milián’ de Santa Clara, que obviamente debería ser el trato normal a cualquier preso enfermo de gravedad en una prisión.

Paradójico que Fariñas ahora reciba al trato médico correcto por el miedo del gobierno a que se repita el escándalo internacional que produjo la muerte del preso político Orlando Zapata Tamayo, que en la prisión fue maltratado hasta la saciedad y dejado sin agua por 18 días, hasta que murió por estas condiciones infrahumanas.

Parece que al gobierno castrista le preocupa el escándalo que lógicamente producirá la muerte de Fariñas, en un momento de expectativas por la inminente llegada a La Habana del canciller español Miguel Angel Moratinos, que viene con la misión anunciada de apoyar la mediación de la Iglesia Católica, que para algunos observadores de peso del quehacer cubano, pudiera ser el primero paso de importancia para iniciar la transición de Cuba hacia metas de libertad y democracia para el pueblo cubano.

La muerte del preso de conciencia Orlando Zapata Tamayo, el maltrato bochornoso a las Damas de Blanco con los sucesivos actos de repudio de hace dos meses y la huelga de hambre del licenciado Guillermo Fariñas, ha puesto en forma muy negativa al regimen castrista en el tapete internacional.

Estos hechos, unidos a la desastrosa situación económica que padece la isla, fueron los elementos que provocaron que la Iglesia Católica iniciara su mediación con el gobierno de Raúl Castro, en un hecho sin precedentes en más de medio siglo de revolución cubana.

En sus últimas declaraciones, antes de la gravedad de las últimas horas, Fariñas ha apoyado con entusiasmo esa mediación de la Iglesia Católica, aunque ha exigido más celeridad del gobierno castrista en la liberación de los presos enfermos.

Para monseñor Thomas Wensky, nuevo arzobispo de Miami y un conocedor a fondo de la realidad cubana, es obvio que en Cuba hay una transición en ciernes, porque los límites del tiempo ya están agotados, según el alto prelado católico, aunque no se conozcan con detalles todavía los contornos de esa transición.

La solución de la crisis cubana pasa por un proceso de liberalización y de estímulos a la iniciativa privada sin precedentes en todos los niveles de la vida nacional cubana. Y en esto coinciden muchos expertos e historiadores en procesos de transiciones de regímenes autoritarios hacia sistemas abiertos de libertad y democracia.

Los elementos desencadenantes de la crisis cubana están en la paralización productiva en la isla y la errática política de precios del gobierno castrista, que se unen a la falta de una sucesión política generacional y a la demora en la realización de las reformas del sistema que requiere la situación caótica en Cuba, que estimulan la corrupción galopante dentro de la administración de Raúl Castro.

La solución de la crisis cubana pasa por un proceso de liberalización y de estímulos a la iniciativa privada sin precedentes en todos los niveles de la vida nacional, que impulsarían el ansiado proceso de reconciliación nacional, de creación de riquezas y de transición ordenada y pacífica hacia la democracia.

Confiemos que la predicción de monseñor Thomas Wensky, de que Cuba transita en los prolegómenos de una transición hacia la libertad, sean ciertos; que la Iglesia Católica pueda aportar su sabiduría milenaria y moral a ese proceso ineludible de cambios; y que la vida del licenciado Guillermo Fariñas sobrepase las dificultades actuales de salud, para verlo incorporado en cuerpo y alma, al futuro democrático de Cuba.

Miami, FL., USA
07/05/2010

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