lunes, 5 de julio de 2010

MORATINOS Y ORTEGA, !QUE PAR!


MEJOR SOLOS QUE CON EL CARDENAL ORTEGA
Por Andrés Pascual

A mi Monseñor Jaime Cardenal Ortega y Alamino me parece cualquier cosa menos un “siervo de Dios”; es mas, si me aprietan, como a muchos representantes del aparato administrativo de la Iglesia e incluyo a parte del Colegio Cardenalicio, Obispado…los pongo a buen recaudo de “la esencia divina”, porque no hay algo más diferente a Dios, a Jesús y al apostolado que muchas de estas “casas del señor” hoy.

El mundo actual, que se cae a pedazos, es la justificación absoluta de aquel genio literario-filosófico del XVIII, ateo acérrimo que fue capaz de concederle a la creencia en Dios la única posibilidad de controlar los instintos animales del peor de todos los concebidos: el ser humano.

Cuando Voltaire escribió que “si no hubiera Dios habría que inventarlo”, reafirmaba los miedos y las esperanzas del hombre desde que comenzó a actuar con inteligencia como solo controlables a través de la Fe; o a la ausencia de ésta como el verdadero principio del Apocalipsis.

Pero la Iglesia de hoy enfrenta una conspiración todavía no localizable en su célula originaria; a pesar de los escándalos de los últimos tiempos, fuerzas poderosas que apuestan al desenfreno, al descontrol y a la anarquía en todos los sentidos, están a cargo de la desmoralización del aparato único de confianza del hombre a la hora de calmar la pena personal o el miedo en grupo y esto, con seguridad que hubiera sido considerado por los grandes pensadores de antes como un peligro mayor para la Humanidad que el problema que enfrenta con lo del abuso sexual a menores; eriza el solo hecho de pensar en una Iglesia sin poder y abandonada porque una asociación atea mundial que busca imponerse como dictadura sin igual en la historia, se interpuso entre ésta y el hombre… ¿De dónde saldrá el valor?, Porque está demostrado que el hombre de fe es valiente, como no lo es quien no la tiene ¿Con qué sustituirán la esperanza? ¿Cómo soportara el dolor una madre que pierda a un hijo cuando la realidad la asfixie al reconocer solo el hueco a donde descendió el cadáver como morada final?

La Cuba de hoy necesita la Iglesia que complemente con el valor del misionero el rescate de su moral, su honor y su libertad; para poder cumplir con ese compromiso, el aparato eclesiástico tiene que reconocerse en la verdad y la justicia humana y el hombre que la predique a cualquier costo que, para el sacerdocio, por su entrega a Dios, es la propia vida.

La Iglesia no es un aparato que pueda justificar ni encabezar el esclavismo en ninguna de sus variantes y por eso evolucionó desde el Medioevo, a pesar de la Reforma.

Entonces a la Iglesia no se le pueden poner frenos, como ha intentado el Vaticano, cuando de tomar partido al lado de los luchadores por la libertad de Cuba se trate; el caso cubano, bien centrado en el Nuevo Mundo y vecino de los Estados Unidos, no puede obviar la tremenda influencia histórica del Norte superdesarrollado. A fin de cuentas, Cristo levantó al hombre y su idea y limpió las calles de Palestina del demonio del miedo en base a la FE, que fue predicada y ordenada a continuar predicándose: 2000 años después, el pequeño país del Caribe considerado la “llave del Golfo”, exige hoy la conducta de la iglesia en igual nivel de honestidad, decisión y coraje que ayer hizo el primero de los mártires de la religión que hoy lleva su nombre.

Esta Iglesia de hoy en Cuba, encabezada por un cardenal que quizás no merece su título y tal vez le fue concedido para crear una base sólida de importancia en un momento de necesidad popular, aunque de pérdida de terreno de la fe cristiana en el país, provocado por el discurso ateo de muchos años; por el adoctrinamiento y por la proliferación del culto afrocubano, no está en capacidad de ayudar a rescatar ni la libertad ni el pleno convencimiento en la idea de Dios.

Cuando Ortega y Alamino clamó por el cese de la represión contra las Damas de Blanco y, a su vez, por el de las protestas del exilio contra artistas castrocomunistas que visitan la ciudad y las colocó en un rasante comparativo de igualdad, hacia realidad la sospecha de que esa Iglesia, por tener ese cardenal al frente en Cuba, forma parte importante del grupo de desgobierno que esclaviza al país, por lo menos con su apoyo no tan velado, que va desde tomar partido tardío en la defensa de esas valientes mujeres, hasta pretender, desvergonzadamente, comparar una acción con la otra. O desde haber oficiado misa por la recuperación del tirano sin haberse arrodillado, posiblemente, a implorar por la paz del alma de Orlando Zapata.

Si Ortega y Alamino no es capaz de entender por miedo cómplice que las protestas de Miami son de apoyo a las Damas de Blanco; porque se dirigen contra quienes en Cuba las reprimen, ese es su problema; pero el pueblo debe saber que, durante lo que reste de camino hasta la libertad total, mejor solo que mal acompañado por la Iglesia, no por el aparato como tal, sino por un representante tan mezquino, indigno, cobarde y manipulado por la tiranía para todo como Monseñor Jaime Cardenal Ortega y Alamino.

Miami, FL., USA
07/05/2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario