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lunes, 7 de junio de 2010
EL CANTAUTOR SILVIO RODRIGUEZ
SI SILVIO SUPIERA DEL HORROR
Por Alberto Muller
El regreso de Silvio Rodríguez al Carnegie Hall de New York, después de 30 años de ausencia, estuvo pleno de referencias nostálgicas, porque el cantautor cubano es un verdadero maestro de la trova, de la poesía y de la canción social.
Así lo sienten sus simpatizantes, que son muchos en su isla sufrida y en el mundo, los cuales vibran de emoción con sus canciones maravillosas, como, ‘La era está pariendo un corazón’ y ‘Ojalá’, por sólo mencionar dos de las más emblemáticas.
Lástima que Silvio, a pesar de sus críticas recientes a la cúpula gubernamental castrista para que revise montones de cosas, conceptos e instituciones y abra un proceso de evolución y cambios en Cuba, no conozca toda la verdad de las torturas y la represión que los cubanos disidentes y oposicionistas han padecido y padecen en las cárceles y centros de detención cubanas.
No tendría dudas en afirmar, que si Silvio conociera todo el horror del castrismo, lo hubiese denunciado en sus canciones y en sus versos sin ambigüedades.
Una de las mayores habilidades del régimen dictatorial cubano en más de medio siglo de autoritarismo y aplastamiento de la libertad, es el haber podido ocultar muchos de sus atropellos.
El crimen de Pedro Luis Boitel, por ejemplo, y el de los reclusos asesinados durante el Plan de Trabajo Forzado en Isla de Pinos, hace más de cuatro décadas, fueron tan sucios y crueles, como el reciente asesinato del preso de conciencia Orlando Zapata Tamayo.
Los maltratos a las heroicas mujeres oposicionistas encarceladas en las prisiones durante las primeras décadas, fueron tan cobardes e inhumanos, como los que hemos visto recientemente con las Damas de Blanco, con la bloguera Yoani Sánchez, y sobre todo con Reina Luisa Tamayo Dánger, la humilde madre de Orlando Zapata.
Pero hace cinco décadas no existían los instrumentos de comunicación contemporáneos del Internet, Twitter, Facebook, YouTube y la telefonía celular, que hacen que las noticias vuelen a velocidades supersónicas por todos los rincones del mundo.
Y Fidel Castro, aunque ya había traicionado entonces los postulados democráticos y justos de la revolución de 1959, en aquellos años lejanos, todavía manejaba con habilidad su carisma personal dentro del escenario de la Guerra Fría, lo que le permitió ocultar por un tiempo la verdad íntima y estaliniana de terror dentro de la revolución.
Pero ya ese tiempo de impunidad se acabó. El crimen de Zapata Tamayo, los abusos contra las Damas de Blanco, contra los blogueros cubanos y contra Reina Tamayo, entre otros, sumado al presidio político de los 75 disidentes de la Primavera Negra del 2003, más la prisión de los doctores Oscar Elías Biscet y Darsi Ferrer, por mencionar algunos casos, colmaron la paciencia del mundo que ya conoce el horror del castrismo.
En medio de todo este cuadro desolador de la realidad cubana en el terreno de los derechos humanos, se empinó hace cien días la voluntad de hierro del licenciado Guillermo Fariñas, para declararse en huelga de hambre exigiendo la libertad de los presos políticos enfermos.
Ante esta situación caótica y tenebrosa por el irrespeto a la dignidad de la persona humana en Cuba, alzaron su voz de protesta el Parlamento Europeo, seguido del gobierno de Francia, parlamentarios del Senado mexicano y brasileño, la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, los intelectuales uruguayos de izquierda, el cantautor cubano Pablo Milanés, el cineasta Pedro Almodóvar, el político catalán Jordi Pujol, la cantante Ana Belén, la actriz argentina Nacha Guevara, el escritor italiano Roberto Saviano, los Premios Cervantes Mario Vargas Llosa y Juan Marsé, la escritora mexicana Ángeles Mastretta, el escritor peruano Fernando Iwasaki, el actor Andy García, el historiador mexicano Enrique Krauze, el político panameño Ricardo Arias, la Mesa de la Unidad de la Oposición venezolana, los Premios Nobel Lech Walesa, Herta Müller y Oscar Arias, el Secretario General de las Naciones Unidas, Bank-Ki-moon y más de 36 mil escritores, artistas e intelectuales de todo el mundo, acompañados por las firmas de personalidades cubanas, como, Yoani Sánchez, Olga Guillot, Oswaldo Payá Sardiña, Dagoberto Valdés, Manuel Cuesta Morúa, Oscar Espinosa Chepe y Carlos Alberto Montaner, entre otros, para testimoniar que la impunidad del castrismo había llegado a su fin.
Pero a pesar de que el cantautor cubano Silvio Rodríguez en su regreso a Nueva York, dedicó una de sus canciones a Gerardo Hernández, uno de los cinco espías cubanos encarcelados en Estados Unidos, no tenemos dudas que algún día no muy lejano, escucharemos la canción de Silvio denunciando los crímenes del castrismo con una alabanza a la libertad plena que espera el pueblo cubano.
Así paso con Stalin, que después de tantas loas y poemas, los propios poetas y escritores revolucionarios del siglo XX, lo rechazaron con asco y determinación.
Y así ya comienza a pasar con el castrismo, si revisamos la lista de intelectuales, cineastas y escritores que lo denuncian cotidianamente por sus crímenes de horror.
No albergamos dudas, que si Silvio conociera todos los resquicios del horror castrista, en toda su intensidad y naturaleza, ya hace tiempo hubiese escrito esa canción de libertad para Cuba.
Seamos pacientes. La reconciliacion y la paz que aspiramos para Cuba requiere paciencia. Confiemos en el poder humanizante de la poesía que llena el alma del cantautor Silvio Rodríguez. Y esperemos por su poema-canción a las Damas de Blanco y a Zapata Tamayo.
Miami, FL., USA
06/07/2010
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