viernes, 8 de abril de 2011

MEJOR CASTRO SIN TRABAJAR, QUE DEMOCRACIA SUDANDO


MEJOR TIRANIA CONOCIDA QUE DEMOCRACIA POR CONOCER
Por Andrés Pascual

La Cuba de hoy no tiene desperdicio: ni los dirigentes ni los disidentes ni la gente común.

Antes, para poder fugársele al tirano en balsas, era necesario ni pensarlo y ni el 0.000000001 % de los intentos, previo a 1985, fructificó. La causa delictiva “intento de salida ilegal del país” puso a gozar a más de 50,000 cubanos entre 1962-1985 con sanciones de entre 1-3 años; pero, si el G-2 encontraba una caja de fósforos en un bolsillo de uno de los detenidos, entonces se convertía en “intento de piratería” y la parada subía a entre 9-20 temporadas de sanción.

Desde 1994, cualquiera intenta fugarse y la policía ni se entera, lleguen o no aquí. Hay un detallito curioso, si los devuelven porque no tocaron tierra antes de ser interceptados por el guardacostas del INS, van para sus casas, no para la prisión, algo que, aunque sean vigilados por la red castrocomunista hecha al efecto, es un logro comparado con las 3 décadas anteriores.

Antes solo trabajaban americanos en la Sección de Intereses de La Habana más un par de cubanos, por supuesto, agentes de la inteligencia; hoy tal vez haya solo 6 americanos y los espías de Castro, encubiertos como empleados del establecimiento, deben sobrepasar los 50. Tal vez por eso están ocurriendo cosas raras adentro, bien conectadas con la tiranía y sus dependencias afuera.

Se están comprando en la calle causas de la UMAP, por o para personas que estuvieran entre 17-25 años en el periodo 1965-1966, años en que se produjo la apertura del gulap camagüeyano. Solo se necesita que un testigo, que haya sido víctima verdadera del experimento diabólico, le propicie un guión al “reprimido”, obligado a aprendérselo, que concuerde en la entrevista con “el cónsul” con una “declaración jurada” de conocimiento de causa, más 3,000-5,000 y se limpian el pecho. Al testigo-pala se le paga en dólares y a todo el que haya que comprar; también están infiltrando por esa vía redes de espionaje en fase dormida. Lo mismo y más peligroso está ocurriendo con las causas del presidio político. Para emigrar con este amparo, se compra y se prepara la documentación fraudulenta en las instancias de gobierno como registros civiles u oficinas de antecedentes penales. Antes no era así, los presos eran presos y no existía tanto sinvergüenza en la calle… ¡Cómo no va a estar Miami en los primeros lugares en la nación en el fraude y el robo de todo tipo!

Antes un ex preso cumplía más años que los de hoy y, si podía, se iba a España por gestiones familiares o amistosas en el exterior; nunca organizaba una rueda de prensa para quejarse ni del trato político ni, mucho menos, económico; pero era un hombre acostumbrado al capitalismo “erradicado”; es decir, a trabajar. Nadie se enteraba que estaba allá y hacía lo que encontraba, por duro y agotador que fuera.

Hace 8 meses llegó a la Península Ibérica alguien de los muy promocionados del pacto Castro-España-Iglesia, que yo no dudo que haya caído preso por hablar basura en contra del tirano (que no lo demerito, los hay que ni eso hacen), porque, desde agosto, se ha convertido en el “abogado de los pobres disidentes de la primavera negra”, acusando al gobierno español hasta de haber ordenado el registro de sus casas el día que cayeron presos.

Juan Carlos Herrera Costa, de 44 años, no tenía ni idea de cómo fueron siempre las relaciones Cuba-España durante el castrocomunismo, algo común cuando se perteneció al “sistema”, o “se simpatizó a muerte con Fidel” y nada les interesaba más allá del CDR, la FMC, la UJC, el PCC o el MININT y el EJERCITO, mucho menos detalles de política internacional. Conque Fidel supiera, “sabía el mundo”.

A este tipo no lo obligaron a irse para España, se fue porque quiso, igual que todos los que están allá y los que quedan, decisión que generó la incomodidad de continuar presos y creer que ganaban una partida de ajedrez en la que tenían ventaja posicional aparente y entregaron la reina.

En 1979, un grupo de más de 150 presos políticos cubanos con entre 15-20 años cumplidos y el doble por cumplir, se opuso al indulto creado por la trilogía Castro-Carter-Bernardo Benes, al firmar una carta contra aquella libertad maloliente, a la que consideraron inmoral, desvergonzada, confabulatoria y oportunista y siguieron presos en Boniato y en el Combinado. Sin embargo, también eso forma parte del antes en Cuba.

El ahora de los últimos 20 años es desgraciadamente sucio e inmoral y desconsideradamente desagradecido. El señor Juan Carlos Herrera, que se cosió los labios ocho veces, debió hacerlo una sola para no hablar tanto del trato que le dan en España y para que no se hubiera tenido que conocer que está buscando la forma de regresar, porque “prefiere la muerte con el tirano que vivir (yo diría que trabajar) en una España que ni conoce, ni hace por conocerla”. ¿Colmo de los colmos inaceptables? ¿Por qué se fueron?

Miami, FL., USA
04/08/2011

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