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jueves, 10 de junio de 2010
AMEMONOS LOS UNOS A LOS OTROS
AMORES DESECHABLES.
Lic. Amelia M. Doval.
En español amor es sinónimo de cariño, afecto, ternura. Existen otras sensaciones mezcladas con la tan sublime palabra que nos queda la duda si realmente conocemos el significado y hemos aprendido a sentir.
El amor no debe poner condiciones obligadas porque las que lleva, fluyen entre palabras y promesas.
En la niñez se comienza a querer con la profundidad de la adoración a familiares más cercanos, aquellos que marcan la seguridad de un compromiso obligado con su presencia.
Con la juventud el amor tiene rostro diferente, exigencias y predilecciones. Se conoce la vaga presencia de la poseción, las dudas, los celos, incluso los complejos afloran con mayor rapidez. De esta etapa pueden nacer relaciones envidiables, sólidos muros de contención que rechazan la penetración de las tentaciones.
Mientras más fuerte se construya la personalidad en crecimiento más serena y honesta será la puerta de entrada a la vida.
Pasión y ternura, comprometidos sentimientos que afloran en los inicios, son escurridizos después de un tiempo, aunque estos construyen el camino hacía una buena relación.
El respeto, es un peldaño que sirve de sostén al cuerpo de la pasión cuando sobre el pone sus rodillas para mirar con humildad, en la altura o la cercanía, los éxitos que alcanza la persona a quien decidimos entregarle el corazón, porque órgano y sentimiento están íntimamente ligados.
En estos tiempos la preocupante situación económíca se traspola por osmosis a la pareja y la familia. La seguridad que brinda tener un asidero donde agarrar las frustaciones deja desvalido el deseo de querer con el apego a la belleza de enamorar cada día, con la seguridad de que el amor no deja espacio a los desafectos, la aversión o la apatía.
Amores desechables, usados y abandonados en el basurero del olvido para no recordar nunca más, amores que se consumen hasta exprimir pero no dejan huellas en el alma, éstos son los más comunes. Amores que se fabrican enfermos y se desvanecen con el más ligero soplo de las dificultades, egoístas, mentirosos, culpables.
Quizás recuperar la economía no sea tarea tan difícil, lo complicado será borrar de la mente los conceptos errados. Liberar la oxitocina puede ser solución a tantos corazones rotos por la frustante tristeza de no saber discernir el valor de los afectos. Soñar no corrompe sino habilita las manos de suficiente espacio para abrazar la vida con toda la ternura que la esperanza permite.
En estos tiempos ecológicos volvamos la vista a los profundos sentimientos que vienen de lo más adentro, del mismo centro de la tierra. Amemos como humanos, como amantes, quizás como niños y volvamos familiares los rostros que nos acompañan en el duro camino de aprender a crecer.
Miami, Fl., USA
dovalamela@yahoo.com
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