miércoles, 5 de mayo de 2010

A MI QUERIDA MADRE


JUNTAS PARA SIEMPRE
Por Martha Pardiño

No fue más que la sombra fugaz de la alegría,
lo que duró el tiempo vivido con mi madre.
¡Al dejarla sentí que la perdía, que si regresaba
a mi patria algún día, ya no iba a encontrarla!

Y las horas se volvieron días y los días años.
Y nuestras cartas, como golondrinas, como mariposas,
Iban y venían, y unas con llanto, otras con alegrías,
¡convertidas en rosas, perfumaban tus sienes madre mía!

Recuerdo aquel café con leche cotidiano,
el portal demi casa en Vista Alegre,
el arroz con pollo dominguero,
los programas de radio, los frixuelos,
tu sillón de mimbre…
En fin, hoy me vienen a la mente tantas, tantas cosas!

Cuando estemos juntas nuevamente,
nos contaremos muchas cosas;
te diré de tus nietos, de mi vida,
del dolor de perderte, y la alegría
de poder abrazarte nuevamente…
¡y en esa nueva vida diferente,
te prometo, querida madre mía,
que viviremos juntas para siempre!

Miami, FL., USA
Mayo 11, 2006

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