miércoles, 16 de marzo de 2011

¿SE LANZARA A LA CALLE EL PUEBLO CUBANO COMO HICIERON LOS EGIPCIOS?


DIAGRAMA MUNDIAL CON VISTA A CUBA
Amelia M. Doval

El mundo convulsiona con espasmos resistentes a ser controlados, la palabra acertada expulsa mandatarios, prepara convenios, reniega de intromisiones, se asombra ante los cataclismos que azotan regiones devastando terrenos, conciencias, bolsillos, estados.

Sube el petróleo, baja la autoestima. Aumentan los precios y el hambre, disminuyen los ingresos per-cápita tan rápidamente como las esperanzas. Algunos crímenes de cuello blanco y alma negra se descubren, pero son opacados por los de la misma alma y el cuello sucio.

Desaparecidos, ocultos, angustiados están los pueblos y acaudalados los gobiernos. El incremento de la lista de los más ricos es directamente proporcional a la suma con signo de menos, de los más pobres. Abundan los programas de entretenimiento que llevan el sexo más allá de la cama y la vulgaridad más acá de los límites de las zonas marginales. Se populariza el orden del desorden.

Un nuevo signo del zodiaco se suma, más que multiplicar a la anarquía existencial del pensamiento. Hay esperanzas, detrás de la nube viene la calma y la historia se repite. El sistema cíclico en espiral ascendente de las sociedades, promete una evolución cambiante hacia mejores momentos, lo importante no es salir de la crisis sino mantenerse por encima de ella.

La lejanía, de los cubanos exiliados, al dolor de ver destruir lo casi extinto, de mirar el pueblo devorado por el mismo en un signo de envidia y desconsuelo, adornando el gran banquete de las desgracias, les exonera de pensar con ideales de compromiso. La cercanía envuelve, visualiza, vislumbra. Provoca la palabra que se hace pancarta político- económica.

Un amigo me cuestiona con la oración que lleva más de 50 años repitiéndose en líneas escolares, qué podemos hacer después de lo realizado. Hay nuevas medidas, el pueblo protesta, se protege del enemigo más común, la delación de las culpas comunes por cometidas o deseadas.

Lo hemos intentado casi todo, los de allá siguen viviendo con la miseria de y los de acá continúan trabajando para dos economías. El pueblo de Cuba es de 11 millones de habitantes, sostenidos por un exilio que lo niega con discursos, mientras sucumbe ante la desgracia contenida de un familiar. No somos un pueblo que se lance a calle, no tenemos conciencia de tumulto con ansias de protesta. La resistencia puede transformarse en voz, pero el gesto necesita de muchos que construyan la muralla, bastaría apoderarse de una frase de Martín Luther King´´ nadie se nos montará sino bajamos la espalda´´,para tomar la conciencia de herramienta y la miseria de motivo.

Miami, FL., USA
03/16/2011

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