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miércoles, 1 de diciembre de 2010
LAURA BUSH Y MICHELLE OBAMA
SE QUITA LOS ZAPATOS Y SE BOTA PA’L SOLAR…
Por Andrés Pascual
Los tiempos cambian a velocidad vertiginosa; no siempre para bien de la humanidad.
Constantemente se cuestiona “la ética” ciudadana por alterar las normas supuestamente civilizadas en todo el mundo: desde la violación de una hija en la vetusta y “curta” Europa (en los “bárbaros” Estados Unidos también) por un monstruo que las embarazó varias veces y las mantuvo en carácter de prisioneras casi media vida, hasta las filtraciones de Wikeleaks, lo último en “desmadre universal”, no hay donde esconderse: el noble y el plebeyo reciben el mismo impacto sin defensa aparente. La sangre contaminada por la mezcla ante el fenómeno desemboca en un río de aguas albañales.
Tal vez lo que sucede es que hoy existen Internet, FOX y CNN, que hacen posible el despliegue universal de la información con fotos y videos incluidos; tal vez siempre ocurrieron este tipo de situaciones y ¡quién sabe si peores! pero no había forma de despliegue rápido y, muchas veces, lento tampoco.
El tratamiento de carbono a restos óseos se las trae por lo que se puede conocer; a veces, la magnitud del odio y el sadismo en crímenes en décadas pasadas, acaso siglos. El DNA es algo fabuloso, para mí, superior al invento de la toalla de papel que se usa en la cocina; superior al horno microondas y solo comparable al invento del pan con aceite y ajo.
Sin embargo, la decadencia universal se acentúa en la filosofía popular moderna y en las diferentes formas como contribuye el hombre de hoy a su propio dolor y malestar; por ejemplo, quizás por la apatía de los gobiernos de países del 3ero. y 4to. mundos en cuanto a atender los esenciales mínimos de vida de sus gobernados (que los hay, y 5to. solo que en este nivel habita únicamente Cuba), las poblaciones marcadas tanto por las escaseces como por la envidia y las bajas pasiones, creen que tener muchos hijos, más que un hobby de noche sin televisión, es una forma de castigar al mundo desarrollado; son las mismas que añoran el poder y el dinero del rico, pero que hacen muy poco por alcanzarlo decentemente; que se relamen de gusto ante confiscaciones y robos de esas propiedades por quienes los convertirán en verdaderos esclavos de la circunstancia cuando voten democráticamente; o entreguen por la vía de la revolución traidora la posibilidad de libertad y de soberanía futuras a cualquier mercader que, como tabla en el mar para el ahogado, se venda como nuevo Mesías…ocurrió en Cuba, en Venezuela, en Nicaragua, en Bolivia, en Ecuador y en los que faltan.
Lo que no podía imaginarse nadie fue que una mayoría sustancialmente grande de la población americana emulara a las “repúblicas bananeras” al seleccionar para presidente del país a alguien que, desde que lo comenzaron a vender, se sabía que era mercancía “en mal estado” a plazo inmediato.
El colmo de la ignorancia y del mal juicio fue colocar en la presidencia de este país a Barack Obama, de quien no tengo interés en decir las razones que todo el mundo conoce y que hoy, si se efectuaran elecciones especiales, por su política más antiamericana que errada, salía de la choza en que se ha convertido la Casa Blanca como “bola por tronera” en el juego de billar.
Hace días vengo observando fotos de Michelle en cualquier país en que se apee nadie sabe con qué objetivos más allá de viajar, que le gusta tanto como hablar en televisión a su marido.
La Primera Dama no es dada a la política de recogimiento y autocontrol que debe observar quien sea la esposa no de un presidente cualquiera, sino del norteamericano; es decir, esta señora se muestra como enemiga absoluta del detalle protocolario, da lo mismo que sea ante la Reina de Inglaterra que ante un grupo de estudiantes universitarios en Mumbay.
A Michelle le gusta “la pachanga”, la sesión festinada que hizo famosas a las noches de Harlem; o el bullicio tribal del Apolo en sus buenos tiempos, cuando Smokey, Otis Reding o Wilson Pickett enloquecían audiencias que después saldrían a quemar sus propios barrios en Detroit con la música de Motown como “soundtrack” y los miembros del Black Panters como ídolos a la usanza.
Claro, la generación de Michelle y de Obama, aunque tienen la misma filosofía que cualquier otra negra anterior, la proyectan diferente, organizada, a fin de cuentas, saben que el blanco americano es tan basura como cualquier otro y por algo los sacaron Primera Familia.
Tal vez eso explique por qué la Primera Dama, a la que los demócratas y los comunistas solapados aquí se cuidan bien de no nombrarla “afro”, prefiere el bullicio en cualquier lugar a la conversación baja, civilizada, sobre temas de interés con sus contrapartes.
Eso debe ser la explicación objetiva de por qué llega a lugares de jóvenes o de quien sea y, si escucha música, como el grito del instinto reprimido, “se quita los zapatos y se bota pa’l solar”.
Miami, FL., USA
12/01/2010
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