martes, 20 de julio de 2010

RAUL CASTRO (FOTO DE ARCHIVO)


LAS REFORMAS DE RAUL EXCLUYEN LA LIBERTAD
Por Alberto Muller

Atrás, bien atrás, ha quedado el desgastado slogan revolucionario ‘Patria o Muerte’ de Fidel Castro, porque los cubanos padecen la crisis de miseria más aguda de su historia y la Patria cubana anda herida de muerte entre los escombros de un autoritarismo cruel y deshumanizante que se ha extendido por más de medio siglo.

Para Cuba no hay muchas alternativas en la hora actual de descomposición socio-económica, que preside el ‘marabú, esa planta amarga y tenebrosa (no comestible) que invade los campos de Cuba, pasa por el déficit de más de un millón de viviendas que tiñe de incertidumbre la red socio-familiar del país, y concluye con la confesión reciente del gobernante Raúl Castro de que en el marco laboral existe una fuerza de más de un millón de trabajadores que no producen.

A este desconcierto de descomposición en Cuba, que está a la vista de todos, se suma que el régimen no genera riquezas, por eso el país lleva décadas tras décadas dependiendo de subsidios extranjeros, primero fueron los soviéticos y ahora es Venezuela.

Pero algo muy grave se añade al escenario social cubano, cuando comprobamos que la tasa de nacimientos hoy en Cuba es la más baja de su historia. Esto agrava el marco social, porque la población envejece y presiona con servicios a una economía carente de recursos de capital para atender sus necesidades.

La disyuntiva cubana es tan dramática, que las reformas económicas que desencadenen producción y desarrollo son inevitables. Parece que este tema salió a relucir en la mesa de diálogo entre el cardenal Jaime Ortega y el presidente de la Conferencia Episcopal Cubana, monseñor Dionisio García, cuando conversaron con Raúl Castro sobre la situación de los presos políticos y los acosos a las Damas de Blanco.

Fue el propio gobernante cubano el que enfatizó que la liberación de los presos políticos era imprescindible antes de iniciar cualquier reforma económica, pues la misma tendría que contar con el apoyo de la comunidad internacional.

Claro, quedan por ver dos cosas: lo qué concibe Raúl Castro por reformas económicas viables y si el comandante Fidel, que anda profetizando tonterías de guerras atómica con fechas que no se cumplen, va a obstaculizar una vez más, esta dinámica de cambios en Cuba.

Los observadores del escenario cubano afirman que las reformas de Raúl Castro comenzarían con el impulso al trabajo por cuenta propia, los ‘cuentapropistas’, y el permiso para crear cooperativas de servicios. Todas estas medidas se anunciarían durante la conmemoración del 26 de julio.

Paralelamente el régimen castrista disminuiría los gastos sociales y eliminaría paulatinamente los más de un millón de trabajadores en plantilla que no producen.

También parece que el equipo de consejeros económicos de Raúl quisiera acabar con la doble moneda imperante en Cuba, por su naturaleza ineficiente y discriminatoria, pero el país carece de solidez monetaria y de reservas de capital para hacerlo de sopetón.

Pero en todo este guión de reformas de Raúl Castro, que parece haber comenzado con la liberación de un grupo de presos políticos, falta la libertad para el ciudadano y dejar atrás el rígido y abusivo esquema totalitario de la sociedad.

Si a Cuba no regresa la libertad, el inmovilismo castrista no logrará impulsar la productividad y la creación de riquezas que son imprescindibles para sacar a la isla de su marasmo actual.

La disyuntiva de reformas para Cuba requieren de un marco abierto y transparente de libertad para el ciudadano, como afirma la bloguera Yoani Sánchez, cuando plantea que son los propios cubanos los que tienen que presionar para participar en esta dinámica de cambios que no puede estar sola en manos del gobierno.

Miami, FL., USA
07/20/2010

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