domingo, 18 de julio de 2010

MIÑOSO ASISTIO A 2 SERIES DEL CARIBE. AQUI CON NAT KING COLE EN EL CERRO


SI TRES PELOTEROS DECIDEN ESA CANTERA, ESTAN FRITOS
Por Andrés Pascual

Parece que los problemas del béisbol castrista no paran, ahora fue en el torneo de Haarlem, Holanda, donde los anfitriones les metieron “un papazo” de Padre y Señor mío con nocao y cero carreras en marcador de 0-10 en siete episodios.

Hay un detallito insignificante a los ojos; pero, como que el perfume bueno viene en frasco chico porque es extracto…determina: el fanático castrocomunista, que llora y patalea cada vez que se su quipo pierde y llama a aquella caricatura de pelota “la mejor del mundo cuando ganan”, sólo es capaz de “observar” los detalles críticos cuando no pueden imponerse en eventos internacionales, que serán con profesionales y todo lo que se quiera, pero que en verdad ni los mal llamados clásicos tienen potencia ligamayorista, porque los estrellas de Grandes Ligas no meten el cuerpo, a fin de cuentas, los jugadores castrocomunistas no han jugado todavía contra estrellas de Grandes Ligas, sino contra nombres fríos de peloteros que, a pesar del patriotismo, que nunca debe ser un negocio a lo castrista, reconocen que “esa no es su pelota” y asisten sin preparación; luego, mientras juegan la Serie Nacional, nadie habla ni protesta con comentarios en Internet dejados a artículos escritos por asalariados en Juventud Rebelde o Granma que, porque los leo, se que saben menos que el público lector y su nivel de cobardía no les permite resumir realidades graves del ex deporte nacional: desde Elio a Sigfredo, ninguno vale un medio ni como cubano, ni como periodista, ni como persona.

Ah, pero si se le ocurre quedarse, como a Arce, tampoco puede demostrar lo que sabe, porque no sabe; pero dar rienda suelta a los chismes que conoce de allá le crea un estado de confusión tal que se imagina protagonista del “cambio” por la cantaleta donde quiera que se la pidan.

Históricamente, la prensa cubana hasta 1959 fue factor determinante en la contribución a lograr un béisbol (ocurrió igual con el boxeo) de nivel ejemplar y de organización insuperable en el área: esos sí sabían y se comprometían con el público y con el juego; fueron los “titanes del diarismo deportivo cubano” como editores, cronistas, reporteros que también asumían las relaciones públicas de los clubes de la Liga Cubana y, algunos casos como el de Gonzalo López Silvero, las gerencias o administraciones de esos equipos. En Puerto Rico, en Venezuela…continuaron su trabajo de compromiso con el béisbol funcionando también como gerentes; además de sus actividades como periodistas o comentaristas radiales y televisivos.

La Cuba pre-tiranía tenía dos niveles de béisbol: el aficionado y el profesional, ¿En cuál de ellos era “la mona Pancha del circo? En ninguno, sencillamente, era la máxima potencia regional del juego y la segunda en el mundo.

Sin embargo, esos detalles no los toma en cuenta el fanático castrista porque la prensa arrastrada de allá y controlada por el Partido, nunca ha hecho un recuento que, quizás por desconocimiento también; aunque se lo soliciten, no podría.

Un eslogan de 48 años ha sido la mentira más grande relativa al deporte de la historia de Cuba: “el mejor béisbol de mundo”, que comenzaron a decírselo en la cara desde finales de los 60’s a una población que todavía tenía fresco el juego de Tony Taylor como para que le hablaran de Isasi, el pitcheo de Camilo, de Pedro, de Fornieles, de Peña….como para que le hicieran el cuento de Vinent o Huelga; el juego inmortal de Miñoso como para que le hablaran de Munoz o Casanova; la dimensión de los batazos de Bolrrego Álvarez como para que le convalidaran a Capiró o al propio Munoz y tenían a los sensacionales Leo Cárdenas y Willy Miranda y, sin conocer a aquellos, solo por lo que el espadón de Eddy Martin les dijo, consideraron a Gemán Mesa el inventor del campo corto. Ese fanático castrista, muy ocupado con la reunión del CDR o con la concentración miliciana, jamás se ha ocupado de investigar por cuenta propia cómo era el béisbol nacional, ni si existió antes del arribo de la peste en 1959. Sin dudas, que es tan hazmerreír como el propio béisbol que se cae a pedazos y defiende como suyo equivocadamente.

No se le podía ganar a Cuba en los amateurs, con Ligas como la Unión Atlética en verano y la azucarera Pedro Betancourt en invierno, más fuertes ambas que las selectivas del castrismo, en el medio, Quivicán, la Cromo, la liga de Saguita Hernández, la poderosa Inter Fuerzas Armadas…eso en el amateurismo.

En el profesionalismo, la Liga Cubana apoyada por un público que defendía lo que pagaba con los dientes de tal modo que cada equipo tenía que importar jugadores americanos para, al lado de las estrellas cubanas de su posición, proponer un evento de clase suprema que, solo a base de cubanos, no satisfacía al respetable ni alcanzaba la clasificación de nivel intermedio entre triple A y Grandes Ligas.

Sin embargo, ese público logró dispararse las primeras Series Nacionales jugadas con algunos amateurs que no quisieron jugar profesionalmente y la mayoría que no tenía la categoría exigida para el nivel rentado.

Y no se perdía en ninguna categoría; o se caía encima de la meta y pegado al que ganara a “tranca limpia”.

Ningún profesional podía defender el estandarte cubano en los aficionados por regla que ya los tiempos pisotearon junto al ideal Olímpico; pero tenían su defensa del pabellón nacional en la Serie del Caribe.

A la Serie del Caribe asistían los clubes campeones del premio invernal de cada país miembro de la Confederación, durante la gloriosa 1era. Etapa del evento: Cuba, Panamá, Venezuela y Puerto Rico.

Los clubes cubanos ganaron 7 torneos con todos los equipos logrando por lo menos uno: los Leones del Habana y Cuba se impuso consecutivamente en los últimos cinco, cerrando el ciclo la victoria del Cienfuegos en el Istmo con el mejor equipo que haya actuado en esos campeonatos en toda su historia y de cualquier país en 1960.

Si bien los equipos campeones “recogían” un refuerzo de una posición debilitada porque un americano decidió no asistir, o por enfermedad o lesión, no eran la Selección Nacional cubana de profesionales la que asistía al evento, de hecho, las grandes estrellas de Cuba, por regla general, sólo iban si ganaba su club, entonces Miñoso y Fornieles sólo asistieron las dos veces que gano el Marianao en 1957 y 1958. Pedro fue a tres porque reforzó al Marianao en 1957 y Camilo Pascual también porque reforzó al Almendares en 1959, lo mismo ocurrió con Orlando Peña y el Cienfuegos en 1960; pero si el equipo no ganaba, normalmente nadie de los perdedores asistía por bueno que fuera en Cuba o en Grandes Ligas si no hacía falta.

Y no sé perdía, o se cayó, como pocas veces, con dignidad y el contrario ganador asustado y sin creerlo. Sencillamente, mandábamos el juego después de los americanos en todas sus variantes: mil visas de trabajo anuales enviadas por el Béisbol Organizado, más de 2 veces la presencia cubana en el Grandes Ligas superior al resto de países juntos; un club en triple A; la proposición de una franquicia ligamayorista para La Habana a partir del segundo movimientos de expansión; 25-30 veces más peloteros que el resto en Ligas Menores y la influencia cubana en toda el área en jugadores y dirección que no hay un salón de la fama en ningún país del Caribe que no tenga por lo menos 5 cubanos de ambas facetas

Pero en estos días perdieron dos juegos en Holanda, uno de ellos por nocao y a gritar y a preguntarse, como Ernesto Duarte con su bolero ¿Cómo fue?

El origen de la frustración hecha pesadilla de hoy está en 1959 cuando una pandilla de ladrones y criminales se apoderaron de la República para destruirla y no sólo al béisbol y al boxeo. Para la pelota, cuando en febrero de 1961 cayeron las imaginarias cortinas del premio profesional de invierno para siempre y levantaron un béisbol-caricatura que anestesió al fanático hasta que, por la escasez de medicina, paso el efecto y no se le ha podido volver a inocular bajo la mentira meridiana y perdedora de “el triunfo de la pelota libre sobre la pelota esclava”.

Entonces se le asilan 10 peloteros, algunos de dudosa clase y culpan a esas deserciones por la debacle; es decir, continúan mirando al lado equivocado, porque eso lo deberían analizar desde el ángulo de la pérdida absoluta de la cantera, porque a Cuba no lo puso nunca en desventaja no asistir a un evento sin sus 5 mejores peloteros y las Series del Caribe y los triunfos de los verdaderos amateurs de antes son ejemplo soberbio y contundente.

Hoy la pelota no funciona porque en Cuba nada funciona y este juego, que cedió ante el balompié su condición de deporte nacional, no podía mantenerse como excepción de un desastre generalizado.

En Cuba no hay cantera porque no se está jugando pelota y eso es un precedente peligroso que se sabía que iba a ocurrir a más o menos largo plazo desde los 60’s; además, la corrupción viciosa ya no puede controlarse y lo único que pueden esperar allá no es una selectiva sino una reducción del calendario de juegos de la serie que tienen ahora hasta que quiten este deporte, que ya no lo pueden utilizar como elemento triunfalista de una ideología decadente, por lo que el béisbol se convirtió en un elemento peligroso contra la tiranía. Al Cerro posiblemente le pongan luces cuando Maradona quiera jugar un partido de estrellas veteranas y tan corruptas como el y la tiranía en pleno. Si no, al tiempo…

Miami, FL., USA
07/18/2010

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