domingo, 18 de julio de 2010

LA CONVERSION DE SAN PABLO


FIDEL TERMINARIA CONVIRTIENDOSE AL CATOLICISMO
Por Alberto Muller

La mayoría de los observadores coinciden que el periplo reciente de Fidel Castro de comparecer ante la Mesa Redonda, con su pronunciación trastabillada, pero con una aparente mejoría en su estado de salud general, para anunciar catástrofes de bombardeos nucleares sobre Irán, además de visitar delfines amaestrados, instituciones científicas y un salón del Ministerio de Relaciones Exteriores con embajadores cubanos del exterior, no es más que una maniobra mediática bien planificada para distraer la atención y a su vez enviar el mensaje subliminal de que sigue siendo el monarca entre las filas del régimen totalitario.

Y es lógico que el castrismo intente desviar la atención del desprestigio del gobierno castrista en el mundo por sus violaciones sistemáticas de los derechos humanos y por la desesperanza de la población cubana ante la miseria imperante en el país.

A Fidel lo mueve su equipo de apoyo de aquí para allá, habla de algunas cosas edificantes como la habilidad de los delfines en entretener a los humanos, comenta y escribe de otras tonterías alucinantes como poner fecha a un supuesto bombardeo atómico sobre Teherán, que hasta el propio gobierno iraní desmintió, pero paradójicamente Fidel no mencione ni una sola palabra de la situación caótica que vive Cuba por la carestía de productos alimentarios en la canasta básica familiar.

Tampoco menciona Fidel el fruto de la mediación de la Iglesia Católica ante el gobierno de Raúl Castro para liberar a los presos políticos de la Primavera Negra del 2003, que precisamente eran sus presos para negociar un anhelado intercambio por los espías cubanos presos en los Estados Unidos.

Por supuesto en las cuidadosas y editadas palabras que se publican de sus salidas recientes, Fidel Castro no se acerca ni por casualidad a comentar el clímax de críticas a nivel internacional por el asesinato del preso de conciencia Orlando Zapata Tamayo, por los actos de repudio bochornosos contra las Damas de Blanco y por la prolongada huelga de hambre del licenciado Guillermo Fariñas exigiendo la libertad de los presos políticos en Cuba.

No tiene parangón ni precedencia en la historia cubana el acto de repudio de siete horas contra las Damas de Blanco en la Iglesia de Santa Rita de hace tres meses, que fue el incidente que provocara que el cardenal Jaime Ortega Alamino protestara directamente ante el gobernante Raúl Castro.

Y esta intermediación humana de la Iglesia Católica en Cuba, nos hace recordar que en Miami acaba de fallecer un sacerdote santo e íntegro, como el padre-jesuita Amando Llorente, director de la Agrupación Católica Universitaria (ACU), que conoció muy de cerca a Fidel Castro cuando éste era su alumno en las aulas del Colegio de Belén.

Pues el Padre Llorente, con su humildad a cuestas, como buen sacerdote y pastor, oraba por la conversión y el regreso de Fidel a la fe religiosa, para de esa forma evitar males adicionales al pueblo cubano, en su ya largo calvario totalitario.

Sé que algunos con la lógica sensibilidad humana por lo sufrido, podrían arquear sus cejas de incredulidad ante esta posibilidad de conversión. No podemos olvidar que San Pablo, el gran perseguidor del cristianismo, se convirtió al catolicismo para erigirse como el Gran Apóstol de la cristiandad.

Para cualquier teólogo o misionero la conversión refleja lo más maravilloso de la misión salvífica del cristianismo de transformar el mundo en un ágape amoroso de la convivencia.

Pero debemos decir que el ex gobernante Fidel Castro parece tener más deseos de seguir puyando a los ‘yanquis’, bajo el liderazgo actual de Barack Obama, que de una milagrosa conversión.

No es fácil para una personalidad esquizoide, terca y autoritaria, como la del caudillo Fidel, transformarse en humildad para pedir perdón a Dios por tanto daño provocado al pueblo cubano.

La verdad es que Fidel parece más dispuesto a cumplir su papel asignado de distraer a la opinión pública sobre el desastre cubano, que el de ir a buscar soluciones de diálogo y reconciliación entre los cubanos en una conversión de última hora al catolicismo.

Miami, FL., USA
07/18/2010

1 comentario:

  1. Profesor Müller, se podría creer en la conversión de un ser humano que haya hecho análisis de conciencia y reconociese sus errores y los supuestos pecados cometidos por él, pero en el caso de Fidel Castro, vemos a un ser que se cree y muchos también lo creen que es omnipotente y cuya palabra es palabra de Dios. Lamentablemente no podemos imaginarnos ni en nuestra peor pesadilla ver a un Fidel Castro arrependido y mucho menos volviendo su rostro para encontrarse con Cristo. Puede que existan conversos, pero nuestro dictador no cambiará ni después de muerto.

    ResponderEliminar