jueves, 24 de junio de 2010

TONY TAYLOR JUGANDO LA SEGUNDA BASE MIENTRAS PINSON SE DESLIZA


EL MEJOR SEGUNDA BASE CUBANO ES TONY TAYLOR
Por Andrés Pascual

Tony Taylor estaba considerado el mejor pelotero de Cuba cuando Fidel Castro decidió liquidar el profesionalismo. Cuesta abajo Miñoso por la pérdida de sus extraordinarias facultades, nadie como “El Chino” de los Azules del Almendares, jugador completo, para sustituirlo; además, era pelotero regular en Grandes Ligas.

Había debutado en la Gran Carpa en 1958, a los 22 años, con los Cachorros de Chicago al lado del inmortal Ernie Banks, a quien, dice, le agradece muchísimos de los secretos que necesitaba conocer un bisoño intermedista de Liga Grande que había sido convertido en tal desde la esquina caliente. Con Banks formó una gran combinación de dobleplays alrededor del segundo saco.

A Taylor lo firmaron los Gigantes de Nueva York primero y, desde las Ligas Menores, fue cedido en cambio al Chicago; en Cuba le ocurrió parecido, le firmó el Marianao y lo enviaron a los Azules y fue en los Alacranes en los que se produjo el cambio de posición desde la tercera base a la segunda, asesorado por los Cubs.

Un pelotero que por su juego seguro, alegre y agresivo y por su personalidad abierta de cubano buena gente sin fanfarrias hipócritas, siempre tuvo elevados niveles de popularidad en las ciudades en las que jugo o sirvió como coach: desde las Estrellas de Colón en la Liga de Pedro Betancourt, el Cerro de la Liga Cubana donde ganó un campeonato de bateo con el glorioso Alacrán, hasta Caracas, Venezuela, pasando por Puerto Rico, donde también conquistó un champion bate y las ciudades americanas que le sirvieron como casa en el béisbol mayor: Chicago, Detroit o Filadelfia como jugador y asistente o Toronto y Miami en igual función.

Antonio Nemesio Taylor, matancero, es el intermedista All Stars de los Filis de Filadelfia y, con Antonio “Haitiano” González, entre los 100 mejores jugadores de la historia de la veterana franquicia del Viejo Circuito. Votado uno de los cinco jugadores más populares de los Cuaqueros, nada sorpresivo cuando se está ante un hombre de alegría contagiosa y acentuada decencia y respeto.

Una carrera de toda la vida en el pasatiempo debe estar repleta de grandes momentos en el terreno de juego. Voy a recontar sólo tres que engrandecieron al Chino como héroe o como villano, en Cuba y en Estados Unidos.

El último campeonato de la Liga Cubana, conocido como “sin refuerzos” porque no se importaron jugadores americanos, no sólo fue uno de los mejores del circuito profesional en su historia, sino uno de los más reñidos, que requirió un juego extra entre el Cienfuegos y el Almendares para decidirlo. Aquel evento, que fue un éxito en lo artístico y en lo deportivo, fue un fracaso económico porque el público, ya influido por la incipiente ideología destructora, le dio la espalda al grueso de peloteros más grande y de más clase que pudiera constituirse en todo el Caribe al no apoyarlos durante el evento, que se celebró con asistencias miserables, indignas de los jugadores que lo desarrollaron.

Como se había hecho rutina, hasta que no concluyó el inoperante e inútil; pero agresivo discurso maratónico del día del dictador, que comenzó alrededor de la una de la tarde y concluyó sobre las 9.50 p.m; es decir 50 minutos de retraso de acuerdo al calendario entre los ejecutivos de la Liga y la televisión, no salieron los árbitros al terreno para ajustar la rutina previa al juego; inmediatamente después de que Rafael Paz, como arbitro del plato, le entregó las alineaciones correspondientes a cada director, Antonio “Tony Castaño” por el Cienfuegos y Regino Otero por el Almendares, dos de los cinco mejores directores cubanos de todos los tiempos, el primer bate azul, Ángel Scull, hizo su aparición en el plato tras la voz de “a jugar”.

En el montículo por los Verdes Pedro Ramos, que constituía con Orlando Peña, Camilo Pascual y Miguel Fornieles el cuarteto de más clase entre lanzadores cubanos; o de cualquier país del área; pero que conformó ese año con Héctor Maestri y Tony Díaz “el sota, caballo y rey” de la baraja cienfueguera ayudados muchísimo por Raúl Sánchez. A Regino se le criticó por el público y los jugadores almendaristas que no hubieran abierto con el recluta zurdo Marcelino López, que había lanzado bien contra el Cienfuegos, en vez de con Orlando Peña, a quien le habían bateado libremente los representantes de la Perla del Sur.

El juego no resultó un duelo de pitchers, concluyó con victoria para los Elefantes 7 a 2, bueno, además, para que Pedro Ramos no alcanzara la Triple Corona del Pitcheo, porque cedió el porcentaje de carreras ante Julio Moreno.

Pedro Ramos abrió con gran velocidad pero descontrolado, por tal razón, la recta se le quedaba alta. De milagro no lo mataron en el primer episodio cuando caminó sucesivamente a Scull y a Taylor y de la Hoz le dio un “texas leaguer” que picó detrás de segunda produciendo que se congestionaran las almohadillas; después, increíblemente, luego de poner en 3 bolas sin strikes a Carlos Paula, Amorós y al recluta del Boston Ramón Villar, abanico a cada uno con bolas altísimas para un escón de ponches.

Pero en el cuarto, sin outs, abrió Taylor con hit entre tercera y short, robo segunda y de la Hoz recibió pasaporte gratis, Amorós elevó al primera base y Paula al catcher; pero Villar bateó una línea por encima de segunda que le permitió anotar a Taylor y colocarle el promedio de limpias a Pedro en 2.04, una centésima más que Jiqui Moreno (2.03). Un papel absoluto de villano de la estelarísima segunda base almendarista.

El congresista republicano Jim Bunning fue el primer lanzador derecho que actuó en un juego de estrellas representando a cada liga; en la Liga Americana defendió el montículo del Detroit; pero en 1964 fue enviado al Filadelfia, allí se reencontró con el cubano Tony Taylor, con el que había tenido fricciones durante el año en que reforzó en 1956-57 al Marianao, a los que ayudo a ganar esa campaña y en 1957 la novena Serie del Caribe. Ese año fue la única temporada de 20 juegos ganados por el entonces prometedor serpentinero en las Mayores.

El Día de los Padres de 1964, 21 de junio, Jim Bunning fue designado por Gene Mauch, conocido en Cuba porque timoneó a los Molineros de Minneapolis de la Asociación Americana cuando enfrentaron a los Cubans Sugar Kings por el premio de la Pequeña Serie Mundial de 1959, para que enfrentara a otro conocido de los cubanos que actuó en el premio invernal de 1959-60 y que recibió el jonrón # 61 de Maris, Traci Stallard, por los Mets de Nueva York en la urbe mundial.

El juego, primero de un doble y rutinario en apariencias, llego al 8vo. con los Filis ganando 6-0; pero en medio de la mayor tensión posible de un partido de béisbol, porque Bunning tiraba no sólo una espesa lechada, sino un juego perfecto…

El octavo se inició con el ex refuerzo de los Felinos de la Liga Cubana sacando fácil los dos primeros outs; entonces apareció en el plato Ed Kranepool, zurdo y buen bateador. Rápidamente, el derecho cuáquero se puso arriba en el conteo con 1-2; pero al próximo lanzamiento Kranepool conectó de rolling durísimo entre primera y segunda, muy incómodo para el inicialista y demasiado lejos para el intermedista; pero increíblemente rápido, apareció Taylor quien, zambulléndose, paro el metrallazo y, desde el suelo, hizo el disparo que salvó la única y real amenaza que tuvo para lograr la hazaña que le convertía en el noveno lanzador en recorrer la ruta de forma perfecta.

Al día siguiente casi todos los periódicos mostraron a media página una secuencia de 4 fotos de la atrapada, monumental y salvadora del cubano. Una jugada heroica que preservó una hazaña histórica en Grandes Ligas. Bunning es inquilino de Cooperstown.

Don Drysdale lanzo 14 anos para los Dodgers de Brooklin y de Los Ángeles, fue elegido a Cooperstown y formó una verdadera yunta ganadora al lado de Sandy Koufax.

Drysdale, ya fallecido, vio su carrera acortada a 14 temporadas por una lesión en el “rotator-cuf” hombro de su hombro derecho.

Desde el primer inning del juego que lanzó el 14 de mayo de 1968 hasta la cuarta del que inició el 8 de junio, Drysdale pitcheo la friolera de 58 escones consecutivos, marca con la que rompió el record de Walter Johnson de 55 2/3 que databa de 1913 por los Senadores de Washington.

El 8 de junio de 1968 los Dodgers recibían en su casa a los Filis de Filadelfia. Walter Alston, manager de Salón de la Fama y timonel de los Esquivadores durante 20 anos, envió al montículo al derecho Don Drysdale.

El entonces esposo de la Reina de Belleza de Pasadera, baño de cal hasta el 5to. inning al Filadelfia, ya había roto el record del Expreso Fargo.

Con un out en la pizarra, entro al plato Tony Taylor quien, en conteo de dos bolas y un strike, dio hit de línea al izquierdo; acto seguido, Clay Dalrymple, receptor cuáquero, encendió un cohete al derecho con el que avanzó el cubano, que había salido en jugada de bateo y corrido a la antesala, desde donde anotó por elevado de sacrificio al centro del emergente Howie Bedell, liquidando la cadena de escones de Drysdale con esa anotación.

En la historia del béisbol cubano Tony Taylor conforma junto a Tito Fuentes y Cuqui Rojas el trió de mejores intermedistas cubanos de todos los tiempos: 19 años Taylor, 15 Fuentes y 16 Rojas en Grandes Ligas son suficientes para avalar eso.

Miami, FL., USA
06/24/2010

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