lunes, 9 de mayo de 2011

EDMUNDO GARCIA Y JUAN FORMELL


MIAMI NO SE PERDIO, ESTA CASI PERDIDA
Por Andrés Pascual

La ciudad no está sitiada; sino algo más que medio ocupada…se me ocurre pensar en aquel Napoleón, que le imponía tanto respeto a sus subalternos, que lo debe haber aplastado la desolación en Waterloo cuando concluyó que el mariscal Grouchy jamás violaría una orden suya; por tanto nunca sería el refuerzo necesario por su regreso al teatro de la contienda…mientras, Wellington se frotaba las manos.

El exilio ha concedido tanto terreno en los últimos 30 años que casi entrega la vida: el crecimiento de opositores en Cuba en niveles nada más que relativo, ha tenido por respuesta de la tiranía la introducción en gran escala de “sus ejércitos” propagandísticos, divisores y terroristas en la ciudad que es el punto neurálgico de la tragedia nacional.

¿Hay culpables? Por supuesto, propios y extraños; entre los primeros, los desleales y castrocomunistas que se encubrieron durante la apertura de lo que llaman el exilio histórico, cuyas cabezas visibles pueden ser Max Lesnik o Alfredo Durán, por citar solo dos de nadie sabe cuántos ya; o los que, hasta hoy, han apoyado el peor cáncer en la lucha contra Castro y a favor de la perforación del destierro: el Ajuste Cubano, vía que utilizaron y utilizan para introducir aquí a los Edmundo García, a los Alejando Armengol… que no debió ocurrir nunca; o, por lo menos, hubiera sido inteligente obligar a su eliminación desde, quizás, 25 años atrás. Hay otros nacidos o crecidos aquí y facturados por propia iniciativa como Jorge Más-Santos o Joe García.

El Ajuste Cubano es la autorización que se le ofrece a la tiranía para que coloque aquí a quienes quiera, incluso a los muchísimos inadaptados que reconocen, al enfrentar la realidad de las obligaciones y la responsabilidad del capitalismo, que no eran tan anticastristas como suponían; entonces todo les parece mal: la lucha anticastrista y sus líderes, la petición de restricciones o suspensiones de las ayudas a la dictadura, como los viajes y las remesas excesivas, para terminar siendo un elemento procastrista y antiamericano. Este estereotipo debe ser el 98 % de los emigrados considerados económicos durante los últimos 20 años. El Ajuste Cubano no es más que una Patente de Corso que le ofrecen los gobiernos americanos a Castro para que acabe con lo que quiera o con lo que le interese en su gestión criminal extramuros.

La proliferación de negocios de dudosa propiedad, en apariencias castrocomunistas, de la red minorista de servicios articulada con otra que funciona en Méjico y que va desde el tráfico humano y el tráfico de drogas hasta la trata de mujeres; el control desde La Habana de otra red de timadores oficial de profesionales capaces de defraudar a las agencias federales de ayudas médicas o de seguros y tarjetas de crédito en montos multimillonarios; el apoyo de la prensa grande como el Nuevo Herald o The Miami Herald y el mercado televisivo del canal, considerado de bajo presupuesto, Mega Tevé, con programas como “Esta noche tu night”, con Alexis Valdés, en función de representante en la ciudad de los artistas bajo el novísimo “cambio de un solo lado, nada de inter” y con la anuencia del propietario de esa telemisora para el que solo cuenta “el filón”, posible por el crecimiento del público natural de esos artistas, condimentado con que no conocen inglés ni les interesa aprenderlo y ayudados por una parte del exilio histórico, que se presta a crearles ratings, porque tampoco aprendieron ingles y, a veces, se justifican por su inapetencia patriótica con “ya estoy muy viejo o muy vieja”… Este es el resultado de la manipulación del Ajuste Cubano, hasta convertirlo en un relajo instrumentado a favor del castrismo.

Como extraños, los propios gobiernos americanos presionados por los artífices de la apertura: los hombres de negocios de ambos partidos que nunca incluyen en su agenda derechos humanos, libertad ni democracia cuando de la tiranía se trate.

El caso Obama es el mayor reto que enfrenta la lucha por la libertad de Cuba posiblemente en toda su historia; porque es de vida o muerte y estuvo sazonado durante casi una década por la administración Clinton y, siempre, por el cabildeo de los Andreas, los Rockefeller, los Soros… en resumen, posiblemente por el mayor grupo de interés en la salud política del castrocomunismo por razones hasta hoy no divulgadas; a pesar de lo que “reflexione” el tirano.

Tal vez sea por la participación del Imperio Mundial, ultrasecreto y omnipotente, Builderberger, en los asuntos cubanos, que nunca se explique por qué la dictadura ha durado tanto, ni las relaciones reales de los americanos con el castrcomunismo.

En la esquina del restaurant Versalles, un club llamado Aché es una provocación abierta al destierro; allí se presentan todos los músicos, además de en The Place, que forman parte de la embajada castrocomunista elucubrada por La Habana y en el Dpto. de Estado. Pero el club es propiedad de Felipe Vals, dueño del Versalles, en cuyo restaurant es mesero un sicario del G-2 de Castro llamado Uberto Mario Hernández.

Los colegios y las universidades de Estados Unidos se preparan para recibir un frente de comisarios políticos, especialistas en “lucha ideológica, agitación y terrorismo”, preferentemente dirigido a sus matrículas de origen hispano; todo preparado por el gobierno de Husseim Obama bajo el ropaje de intercambios académicos; serán legiones de graduados aquí con ideología castrocomunista, antiamericanista y en contra de la lucha por la libertad de nuestra patria.

¿Podría ocurrir que se pierda completamente Miami? ¿Por qué no? Ya esta medio perdida. Ahora, que las ideas emancipadoras no claudiquen, es otra cosa.

Hay que reconocer que los tiempos son tormentosos; que tenemos al gobierno americano en contra y, como entonan la Internacional los comunistas, codo con codo al lado de los criminales que someten a Cuba, si no se puede contener esta avanzada, no habrá espacio ni para la esperanza.

Miami, FL., USA
05/09/2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario