martes, 8 de marzo de 2011

PROTESTA EN LAS CALLES DE WISCONSIN


DEBATE SOBRE PODER DE SINDICATOS EN EEUU
Por Alberto Muller

El conflicto no es nuevo en Estados Unidos, los más conservadores recelan de la fuerza social de los sindicatos; los más liberales adoran el esquema de un poderoso y gigantesco Estado protector; mientras que los más centristas o independientes de los dos partidos políticos -el Republicano y el Demócrata-, prefieren un balance equilibrado entre la naturaleza democrática de los sindicatos y un estado central menos derrochador.

El debate sobre la responsabilidad del Estado y los Sindicatos lo acaba de abrir a fondo el gobernador republicano de Wisconsin, Scott Walker, quien alentado por el triunfo electoral republicano en las elecciones parlamentarias del mes de noviembre pasado, propuso una ley que impide a los sindicatos negociar convenios colectivos para los trabajadores públicos, excepto si esas mejoras salariales no sobrepasen el índice de inflación del Estado.

Ahora el Senado del estado estadounidense de Ohio se ha sumado a Wisconsin con una propuesta de ley que recorta los derechos sindicales de los trabajadores públicos, mientras otros estados bajo el liderazgo de gobernadores republicanos evalúan sumarse a esa misma dinámica anti sindical.

La ofensiva conservadora contra los sindicatos abre varios frentes de discusión necesarios en el mismo debate nacional, que incluye la importancia de reducir el gasto público -de lo cual la mayoría de los estadounidenses podrían estar de acuerdo- frente a defender con sensatez que la propia naturaleza del sistema democrático se derrumbaría sin la acción de los sindicatos.

Muy pocos dudan de que la propuesta de Scott Walker -gobernador de Wisconsin- toca una herida sangrante en los Estados Unidos, que son el déficit, la deuda nacional y el exagerado costo de las pensiones públicas.

¿El problema es cómo resolver este derroche de recursos que endeuda por décadas a varias generaciones de estadounidenses y como garantizar que los derechos imprescindibles del sindicalismo no cometan malgastos arbitrarios del erario público?

Hay que entender que la ofensiva conservadora contra los sindicatos inmediatamente se convirtió en una amenaza para el Partido Demócrata, que tiene dentro de los círculos sindicalistas en los Estados Unidos a sus principales donantes.

El mismo presidente Barack Obama no demoró su defensa de los sindicatos, cuando declaró con cierto fundamento: ‘yo no creo que se haga ningún bien a nadie cuando los trabajadores públicos son denigrados, vilipendiados o privados de sus derechos’.

El debate está abierto, los sindicatos se movilizan sin violencia y el Partido Demócrata sale a defenderlos, mientras la ofensiva conservadora y en especial el ‘Tea Party’, buscan reducir su poder de negociación y sus abultadas pensiones públicas.

Una reciente encuesta de la organización PEW en Wisconsin daba el 42% de apoyo a los trabajadores y el 31% al gobernador. En otro sondeo de The New York Times, la diferencia era de 60% a favor de los sindicatos y un 30% en el mismo sentido.

Sin lugar a dudas este será un tema central de campaña en las elecciones presidenciales del 2012, que se avecinan.

Miami, FL., USA
03/08/2011

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