miércoles, 9 de febrero de 2011

TONY CORTES NO CONOCE NI LA "A" SOBRE LA HISTORIA DEL ARTE CUBANO DE EDUCACION; SIN EMBARGO, SI LO DEJAN, BRINDA CATEDRA


AHORA FUE TONY CORTES
Por Andrés Pascual

No oí hablar de Tony Cortés en Cuba nunca, entre 22 años aquí y algunos otros de prisión política, pues no conocí a ninguno de los “nuevos artistas” engendrados en el llamado Instituto Superior de Arte que, si bien les prepara teóricamente para la actuación, les obliga a prescindir de la improvisación natural sobre las tablas. Lo mismo ocurre con la música, por eso los exponentes de la “salsa castrocomunista” ni hacen música cubana ni salsa internacional y solo pueden disparárselos quienes nacen, crecen y perecen en medio de la peor desolación posible en cuanto a demanda de profesionalismo.

Lilí Martínez me confió hace 40 años que él sabía muy poco de música, como Lino Frías, sin embargo, su improvisación, el ritmo natural del ancestro y el grado de competencia obligada solo por conceptos personales de desarrollo, los tienen a mil años luz del irreconocible como músico cubano de plena factura castrista, que sacrifica la perspectiva de desarrollo personal en pro de la cantaleta política, porque es esta faceta la que le propiciará el éxito, que no es convertirse en millonario, sino solo actuar y viajar para expresar un arte malo, obsceno, contaminado y reaccionario, además de agresivo, contra la sociedad decente; por supuesto, fuera de Cuba: Alexis, Van Van, Paulito…Un arte especial para un público más especial aún, o ¿Acaso no los ve por aquí?

Yo no sé si Cortés es un buen actor o no, nunca lo he querido digerir por disfrute; pero recuerdo haberlo visto en un programa de uno de esos canales de pequeño mercado, que han ampliado la señal al satélite, llorando porque hacía 6 ó 7 años que no veía a su mamá.

Después me dijeron que fue a Cuba y filmó para el programa de la “célebre” boricua María Elvira Salazar… “¿Clandestinamente?”

María de los Ángeles Santana fue una de las buenas vedettes que produjo un capítulo artístico en el cual no tuvo nada que ver “la enseñanza artística” castrocomunista que, en 52 años de dominio del alma nacional, no ha producido ni diez, no estrellas, sino solo buenos o comparables con los de 5ta. categoría de una época superior en todo, por la libertad individual y por la soberanía de la capacidad creadora individual.

Triunfadora en Cuba y en España (la zarzuela fue un género que la hizo grande en una época en que no había perdido popularidad ni demanda) y, con menos ímpetu, en México, debe ser considerada una gran exponente del arte vernáculo nacional también, que dejó ratificado al asumir un protagónico de importancia en el programa reaccionario y procastrista, San Nicolás del Peladero: la Alcaldesa.

Pero María de los Ángeles no es, ni remotamente, la mejor actriz cubana de todos los tiempos y por ahí continúa el problema de Tony Cortés, que le dijo al plumífero del Herald, Arturo Arias Polo, con motivo del fallecimiento de la actriz en La Habana, a los 96 años, semejante sacrilegio.

Las generaciones castrocomunistas tienen una muy especial “torre de marfil”, da la impresión que se sienten diferente al cubano reconocido y reconocible y, por medio de ciertos vicios, como que quieren “sonar”.

Estas generaciones, cada vez que abren la boca, dan un giro de 360 grados a la inversa de los verdaderos valores patrios, con un muy especial concepto de la historia de Cuba, lo mismo en el juego de pelota que en la canción. Tal como dijo Cortés, María de los Ángeles Santana es “lo mejor de la historia de la actuación cubana…” hay otros que enmarcan esa historia o ese “todos los tiempos”, en el período 1962-presente.

No conocer sobre algo no es una culpa soberana, sino desconocer y abrir la bocaza, que debería permanecer cerrada por siempre jamás, para que no les entren más moscas de las tienen.

Miami, FL., USA
02/09/2011

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