domingo, 20 de febrero de 2011

MARIO MORENO "CANTINFLAS"


MARIO MORENO “CANTINFLAS” EMBAJADOR UNIVERSAL.
José (Pepe) Martel

Más de cuatro décadas (1966-2010) han pasado y la película “Su Excelencia” protagonizada por Mario Moreno “Cantinflas” no pierde vigencia y sobre todo un discurso que pronuncia como Embajador de una pequeña república imaginaria ante un pleno de naciones de total imaginación siempre este presente. Dice él en su alegato, “ser de un país insignificante que carece de poderío militar, político, económico y mucho menos atómico”. Y sintetiza que “el hombre científico e intelectualmente es un gigante, pero moralmente es un pigmeo”.

El voto de su país decidiría un desbalance entre dos grandes potencias, los países [socialistas y capitalistas] de aquellas épocas. Y decide no votar por ninguna de esas potencias mundiales, el país que representa se abstiene. Con toda claridad explica las razones de esa sabia decisión. Alegando que “no sería justo que el voto de un representante enfermo del hígado pudiese decidir el destino de cien naciones”. A los socialistas le llama “colorados” y a los demócratas los “verdes”. Generaliza aludiendo que “el día en todos pensemos iguales, dejaríamos de ser hombres para convertirnos en autómatas”. Dice que “los colorados quieren imponer su sistema político y económico a la fuerza, que hablan de libertades humanas y pregunta, ¿existen esas libertades en sus propios países?”.

Continua diciendo, “defienden los derechos del proletariado y no le permiten huelgas, pregonan la cultura universal al alcance de las masas pero encarcelan a sus escritores porque se atreven a decir la verdad”. Y dicen que “pregonan la libre determinación de los pueblos y sin embargo los oprimen y los reprimen”. Mantiene que él no esta con los [colorados] ya que “dicen tener dignidad y acto seguido atropellan lo más sagrado de la dignidad humana que es la libertad de conciencia eliminando o pretendiendo eliminar a Dios por decreto”. Y prosigue: “No señores representantes nunca votaré por los colorados”. Pero le puedo decir que “tan poco votaré por los [verdes], ya que son medio soberbios y arrogantes como si el mundo fuera de ustedes y menosprecian al resto”. Y continua diciendo, “cuando hablan de paz, democracia y de cosas muy bonitas a veces también pretenden imponer su voluntad por la fuerza, por la fuerza del dinero”.

Estoy de acuerdo cuando dicen que “debemos luchar por el bien colectivo e individual, en combatir la miseria y resolver los tremendos problemas de la vivienda, del vestido y del sustento”. Pero señores verdes “ustedes también han sucumbido ante el materialismo, se han olvidado de los más bellos valores del espíritu pensando sólo en el negocio y poco a poco se han convertido en los acreedores de la humanidad y por eso la humanidad los ve con desconfianza”. Y elocuentemente dice, “un representante de un país verde manifestó que el remedio para nuestros males estaba en tener automóviles, refrigeradores, aparatos de televisión”. “Y me preguntó, ¿para qué queremos automóviles si todavía andamos descalzos? ¿Para qué queremos refrigeradores si no tenemos alimentos que almacenar dentro de ellos?, ¿Para qué queremos tanques y armamentos si no tenemos suficientes escuelas para nuestros hijos?”

Cantinflas continuó expresando, “el hombre debe pensar en la paz con vistas a superarse y de hacer del mundo una morada de paz y de tranquilidad cada vez más digna de la especie humana y de sus otros destinos”. “En las manos de los verdes y los colorados, como países poderosos del mundo, esta el deber de ayudar a los más débiles, pero no dádivas ni con préstamos, ni con alianzas militares, esa ayuda de ser pagando un precio justo, más equitativos por nuestras materias primas, compartiendo con nosotros los notables adelantos de la ciencia, de la técnica... pero no fabricando bombas sino para acabar con el hambre y con la miseria”. “Ayúdennos respetando nuestras costumbres, nuestra dignidad como seres humanos y nuestra personalidad como naciones pequeñas y débiles que seamos; practiquen la tolerancia y la verdadera fraternidad que nosotros sabremos corresponderles, pero dejen ya de tratarnos como simples peones de ajedrez en el tablero de la política internacional”. Y continua, “reconózcannos como lo que somos, no solamente como clientes o como ratones de laboratorios, sino como seres humanos que sentimos, que sufrimos y que lloramos”.

“Señores representantes, hay otra razón más por la que no puedo dar mi voto, ya que hace exactamente 24 horas que presenté mi renuncia como embajador de mi país, espero que sé aceptada”. “Como ven no estaba hablando como Excelencia sino como un simple ciudadano, como un hombre libre, como un hombre cualquiera pero que, sin embargo, cree interpretar el máximo anhelo de todos los hombres de la tierra, el anhelo de vivir en paz, el anhelo de ser libre, el anhelo de delegar a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos un mundo mejor en el que reine la buena voluntad y la concordia”.

Y en su final expuso, “y qué fácil sería, señores, lograr ese mundo mejor en que todos los hombres blancos, negros, amarillos y cobrizos; ricos y pobres pudiésemos vivir como hermanos”. “Si no fuéramos tan ciegos, tan obcecados, tan orgullosos e imitando aquel humilde hijo de carpintero en Galilea, sencillo, descalzo, sin frac u condecoraciones pudiéramos exclamar todos: –Amaos... amaos los unos a los otros- pero ustedes desgraciadamente entendieron mal, confundieron los términos, ¿y qué es lo que han hecho ¿Qué es lo hacen? ¿Armaos los unos contra los otros? ...He dicho”.

Que sería de la República de Estados Unidos Mexicanos si este gran actor, Mario Moreno, hubiese dejado su carrera artística para dedicar parte de su vida a la política activa de su país de seguro estoy, que la vida del ciudadano de a pié hubiese sido distinta y con más humanidad y honestidad que el presente que viven.

Miami, Florida, USA.
joselmartel@yahoo.com

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