lunes, 21 de febrero de 2011

EL BEISBOL ORGANIZADO TAMPOCO PUEDE CREAR LAS BASES DE LA ASISTENCIA SALUDABLE A LAS GRADAS DE LOS ESTADIOS DEL CALENDARIO OLIMPICO


LOS JUEGOS OLIMPICOS, EL CLASICO MUNDIAL Y EL BEISBOL
Por Andrés Pascual

El béisbol estaba realmente como disciplina en fase de prueba en el Olimpismo; es decir, “prendido con alfileres”. Los dirigentes del Comité Olímpico, de vez en cuando, soltaban una saeta aludiendo a que “si no se podía traer a la competencia a los mejores jugadores de Grandes Ligas, iba a ser imposible que este deporte se mantuviera en el calendario regular”.

Cuando las transnacionales del consumo coparon todos los niveles de apoyo al evento por la vía de la promoción, se niveló esta competencia en la arena, que estaba dominada por profesionales de estado de los países del Pacto de Varsovia más Cuba, desde la aparición de los primeros en los Juegos de 1952; porque exigieron sobre el terreno a los mejores posibles de cada país, independientemente de su status en los países occidentales; así, como que quien paga manda, pues…

Ya el atleta aficionado vio pasar sus mejores días en los Juegos Olímpicos; el profesional esta a cargo de la faena en los deportes que compiten en torneos largos o medianos en duración con carácter rentado.

En el béisbol olímpico también competían profesionales; pero ya descartados de la competencia de Grandes Ligas o novatos de poca experiencia de los circuitos menores, incapaces los dos grupos de crear el interés necesario.

La participación cubana en la pelota olímpica no era suficiente para crear las bases de la expansión mundial de este deporte: cada traspié del equipo de Castro en esos juegos, alejaba la posible solidificación de la estancia del béisbol en el calendario regular. Ese equipo, que funciona como un “dream team”, de acuerdo a su evidente decadencia actual en la competencia amparada de mentiras por la clase aficionada, había perdido la categoría de “macho absoluto” ante la evidente superioridad de los del Sudeste asiático y Japón que, en los últimos tiempos, le han superado en varias competencias; más Estados Unidos, República Dominicana y hasta Holanda.

El béisbol llegó a los Juegos Olímpicos por la preocupación del Béisbol Organizado y la gestión de las transnacionales del consumo; pero ese Béisbol no podía disponer de sus mejores jugadores para enviarlos a los juegos, porque esa competencia se celebra cuando el calendario de las Grandes Ligas está en su momento de efervescencia y definición de clasificados; además, ningún propietario de equipos juega con la posibilidad de una lesión que afecte a su club, aunque se hable de representación nacional, que, a fin de cuentas, no produce dinero. Sobre el tapete el sentimiento de orgullo patriótico contra economía, nada tiene que hacer el exceso de nacionalismo en esa partida, por muy “populista” que suene.

Entonces, la competencia olímpica de béisbol estaba condenada a morir de inanición ante la poca o ninguna esperanza en la llegada de refuerzos y ante la ausencia de público multinacional, de apoyo necesario para que cada partido se pudiera considerar parte de la “alegre familia olímpica”; así, en los terrenos de béisbol de las Olimpíadas, había menos jolgorio que dolientes en un cementerio abandonado desde el siglo XVII en un bosque alemán.

Y aparecieron los Clásicos de Béisbol, de total factura en las Oficinas del Comisionado de las Grandes Ligas Bud Selig, que pretendió hacer lo que no se podía en los Juegos Olímpicos y, casi seguro, estaba al tanto de lo que pasaría con la pelota en esos juegos.

Con seguridad que los patrocinadores y los supervisores de los Juegos Olímpicos estaban pendientes de los Clásicos y veían el éxito o el fracaso de estos campeonatos, como un patrón de medidas en cuanto a dejar o no al béisbol en sus juegos.

Y como que los Clásicos son un rotundo fracaso por la estrepitosa y ridícula eliminación consuetudinaria de las potencias del área, que son las del mundo: Estados Unidos, Venezuela y República Dominicana por razones conocidas; pero no interesantes, los supervisores de la salud de cada deporte en calendario regular, llegaron a la conclusión de que ese bajo nivel de competencia de la supuesta estrella de Grandes Ligas, más el problema de los esteroides(que Samaranch aceptó que la política de control de pruebas olímpicas fuera violada por Major League Baseball y por la NBA, al no someter a sus atletas a los famosos tests) hacía imposible que este deporte se mantuviera en carácter regular en la competencia, de lo contrario, como los Clásicos, estarían expuestos a que una de estas disciplinas, con los mejores nombres profesionales sin desarrollar el juego acorde con su clase, se les convirtiera en un verdadero relajo.

El equipo Cuba, que llegó en fase de juego a cada uno de los dos; que tienen ese tipo de competencia como prioritaria por problemas que todo el mundo sabe, encaja fácilmente en la máxima tan utilizada por el fallecido narrador cubano que fuera vicepresidente del club Marianao, Rubén Rodríguez y, aún, por Felo Ramírez: “Un equipo no es tan bueno como parece cuando gana; ni tan malo como luce cuando pierde”, aplicable en sentido general a las actuaciones de casi todos los clubes en estos Clásicos que tanto dañan la credibilidad del Béisbol Organizado.

Bud Selig es el causante de que el COI decidiera sacar al béisbol del calendario regular; esa instancia no funciona tan desvergonzadamente como el Béisbol Organizado…no conforme con haber estimulado el uso de esteroides y otras sustancias en el béisbol americano, creó los mal llamados Clásicos de Béisbol que son, ni más ni menos, que un monumento a la desvalorización del béisbol de Grandes Ligas y, en especial, al de Estados Unidos como país. Selig esta limpiando el piso con la pelota que una vez llamaron la mejor del mundo y que, nadie lo dude, era de carácter verdaderamente organizado.

La instancia olímpica no le permitió llegar para que convirtiera, quién sabe en qué, uno de sus deportes…prefirieron eliminarlo del calendario antes que correr tal riesgo. Está demostrado que este individuo no es respetable, porque no tiene un ripio de respeto por nada ni por nadie.

Miami, FL., USA
02/21/2011

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