miércoles, 4 de agosto de 2010

SI PONE A TRABAJAR A UN CUÑADO Y COMPRA 2 AGUACATES, !ESTA PRESO!


HACIA UNA DICTADURA “SIN OBLIGACIONES”
Por Andrés Pascual

Entre las remesas, el arreglatelas como puedas (que incluye robo a caja destemplada en todas sus variantes), el jineterismo y el anticuado concepto de “trabajo por cuenta propia”, la tiranía dictatorial cubana está a pocos pasos de alcanzar el estado máximo del régimen comunista en su degenerada ausencia de relación con las necesidades de sus siervos de relativa nueva edición: desviar hacia segundos y terceros la responsabilidad de abastecer como gobierno los esenciales mínimos de la población.

Es el grado de satisfacción oficial como grupo ejecutor del poder ilimitado, ¿En qué se invierte el erario entonces? La respuesta es fácil: el castrocomunismo no renunciara jamás al disfrute de todo el poder político que pueda y los beneficios materiales que esto arrastra como dueños del país; es decir, a la condición de millonarios superiores. Tampoco se apartara del internacionalismo proletario con la correspondiente ayuda material que se necesite y hablo de frijoles donados al pueblo de Cuba por un huracán que aparecen en la mesa de Daniel Ortega en Nicaragua; tanto como del dinero que sea necesario para subvertir Perú, Chile…o para el intenso cabildeo dentro de los propios Estados Unidos y Europa que les garantice el apoyo a evitar exitosamente la denuncia por abusos contra el pueblo y contra el concepto dictatorial de gobierno de más de 50 temporadas. Ese es y será el destino del dinero castrocomunista…siempre ha sido así.

Hace unos días Raúl Castro se paró ante “los loros de la Asamblea” para informar que un millón de “ciudadanos que hacían como que trabajaban” perderían el vacilón de cobrar un cheque inservible para dos cajas de cigarro semanales en bolsa negra por su actividad en apariencias. A pesar de todo, el dinerito, de poco valor, era necesario. Ese fue el objetivo fundamental de la aparición del tipo al cual el tirano siempre le dejo “la mala noticia” relacionada con la economía personal del cubano y la amenaza de represalias y castigos por bajo rendimiento, incumplimientos e indisciplinas laborales, como hizo cuando la era de la “rectificación de errores”. Así que Raúl será bueno, como dice Rafael del Pino; pero lo represivo, hasta en el sector laboral, se identifica con su presencia. Lo otro que le interesaba decir, dirigido a quienes piensen en cambios o a los que se los propongan, es que nunca habrá otra cosa que comunismo, igual a tiranía dictatorial y, los ex carcelados, agentes a sueldo del Imperialismo.

Para suavizar, desempolvó lo de los “cuentapropistas”, en la gaveta a mano siempre que lo necesiten, porque se debe recordar que los Mercados Libres Campesinos se habilitaron como la respuesta socio-política al efecto Mariel: para el que se fue, “mira lo que te perdiste” y para el que se quedó “alégrate, que de aquí pa’lante es lo bueno”.

En esa época aparecieron gente que hasta fábricas rústicas de utensilios de cocina hicieron y, con estas, mucho dinero; o talleres de mecánica; u otros tipos de producciones que se las vendían al gobierno incluso y aparecieron las causas delictivas creadas a propósito como la de los “maceteros”; o también la de los “millonarios”, vinculadas a la Operadora de Fletes, todas con el detalle de “enriquecimiento ilícito” a través de actividades que la propia tiranía oficializo y, luego, penalizo…A la última gran operación desvergonzada de la policía castrista contra lo que los acusados creyeron que era legal, la llamaron “Pitirre en el alambre” y fue casi a finales de los 80’s.

Un individuo compró una casa en Guanabo, una moto japonesa, un Mercedes, un Impala sin columnas-59 y un Oldsmobile 1901 de timón con palanca, se llama Cristino Linares, pertenecía al Alfa-66 y cayo presó en 1981 en la causa conocida como Zapata, sanción total: 62 años. Todo el dinero que genero era perfectamente legal de acuerdo a la reglamentación; pero eso no lo había autorizado Castro para que uno tuviera dos comidas al día más desayuno. Lo que pasa es que la gente le creyó…siempre le creen y después pagan las consecuencias.

Como que la dictadura no provee ni de abono, ni de tractores, ni de transporte para llevar sus productos a los centros de distribución y venta, regresara “el intermediario” obligatorio otra vez, que se encargara de completar el trabajo que el régimen evade como asegurador efectivo, de fijar precios inalcanzables y de hacerse el rico relativo que se conoce en Cuba ¿Sabrá eso la tiranía? Claro que sí, como que es inevitable por la inacción oficial voluntaria, y los dejan hasta que haya bastante circulante que recoger y, cuando se despliegue la policía económica con el G-2 detrás para “calzar bien” los casos con causas políticas vinculadas a la CIA y a toda la mafia de Miami; entonces meten preso a medio mundo y se llevan 10 o 12 millones entre moneda “dura” y nacional. Es la misma película desde los 60’s y no puede cambiar; porque la tiranía es estática y responde exactamente a los mismos estímulos que crea con la misma avidez de mentiras, confusión y represión del primer día.

Donde no existe la mínima consideración ni la voluntad de resolver algo, nunca ocurrirán hechos que beneficien al pueblo por pequeños que sean; a fin de cuentas, esa dictadura incluye en su receta de supervivencia el hambre y la necesidad de la población y, si algo dejó claro el asesino menor, fue que no están dispuestos a conceder nada que pueda concluir en cambios económicos o humanitarios que traigan como consecuencia extirpar de raíz la ideología que asola a Cuba, que es lo que exige la situación cubana en carácter emergente.

Si algunos piensan que la dictadura castrocomunista abandono su papel paternalista con respecto a la población, no es verdad; ahora es “el padre bravo” que se escuda en la desobediencia que no existe para no darle el permiso al joven que quiere salir esa noche; definitivamente, solo cambio la forma de imposición al “permitir en beneficio de la clase trabajadora” que otros se hagan cargo de la manutención del pueblo.

Con “su vista gorda”, con los permisos para trabajar barberías (cuidado con emplear un cuñado y su nieto que la acusación pudiera arrastrar otra más peligrosa), tal vez lavanderías y puestos de fricasé de tiñosas (si quedan algunas) o de ratón frito, que cada día se populariza mas como plato de primera necesidad, iniciaron la nueva cruzada contra la democracia y la exigencia inútil del cambio los amos del pueblo de la isla. Todavía no se escucha una sola protesta de los miembros de la “comunidad cubana en el exterior”, ese ejercito de esclavos allende el Caribe que hace por humanismo, por vanidad o por vaya usted a saber la razón lo que a la dictadura le corresponde como supuesta instancia de gobierno que lo controla todo en Cuba: administrar y repartir con honradez y decencia los bienes de consumo que se pueden producir.

Los Castro, otra vez, se lavan las manos: comida y dinero en bolsillo ajeno no va con ellos; si no, al tiempo.

Miami, FL., USA
08/04/2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario