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domingo, 29 de agosto de 2010
LA HABANA, CUBA
UNA ESTAMPA HABANERA:“LA ESQUINA DE TOYO”
POR MELCHOR RODRIGUEZ GARCIA
La esquina de Toyo no era una esquina, era un conjunto alegre y bullicioso todo el tiempo. Empecemos por la Panadería, con su famoso pan. Su dulcería colmada de vistosas cajas de caros bombones y lindas latas de galleticas inglesas. Su barra, con su pulido mostrador y sus estantes de caoba negra muy bien surtidos con bebidas de importación. En su portal de la calzada de Jesús del Monte, el puesto de venta de lechón asado de Mongo.
Un poco más allá, otro con la venta de fritas y pan con bistec de Miguel el Rubio. Por la acera de San Leonardo una carretilla colmada de frutas, manzanas, peras, anones en su canastillo y nunca faltaban las uvas. Y en la calle, pegada a la acera la piquera de máquinas de alquiler. ¿Los choferes? Méndez, apodado Caramelo, Acostica que fuera dependiente otrora del Bodegón, Armando el Platanero, El negro Cachancha y, finalmente, El Fulastrón.
De la acera de enfrente, el Bodegón de Toyo, de amplio portal, frente a la calzada, por donde pasaban guaguas y tranvías a la Víbora y a Luyanó, donde intercambiaban de ruta numerosos viajeros a diario. En la esquina del portal, el sillón de Pedro, el negro limpiabotas que en la madrugada, era el que recibía y distribuía los varios periódicos a los vendedores que luego de vocear subían a las guaguas y tranvías. Dentro del bodegón en el ángulo formado por los dos portales, la vidriera de Ñico.
Comenzó con la venta de Cigarros y Tabacos y se convirtió en una Quincalla muy bien abastecida. La Barra del Bodegón mejor surtida que la de la Panadería y más amplia. A continuación de la barra, el restaurant que en su principio era una fonda donde se comió siempre bien, pero que muy bien. El plato de la casa era el carnero estofado. Con carneros criados en el patio que daba a la calle de San Leonardo al lado del depósito de hielo.
Además de la gran cantidad de viajeros estacionados en el portal, en espera de hacer las transferencias, y de los vendedores de periódicos, allí también concurría un buen número de vendedores de Boletos y Billetes de lotería, entre ellos Cándido, el Billetero del 33. Lo recuerdo muy bien con su cornetica. Por un corto tiempo se estacionó allí, al lado del sillón de Pedro el limpiabotas, Olga la Tamalera con su esposo, que era el que hacía los tamales. Casi contiguo al Bodegón, por la calzada estaba el Café el Moderno, que quedaba frente a la estación de Policía, y ésta al lado del Cine Moderno. En esa acera, frente a la Panadería estaban las tiendas La Sirena que luego se llamó La Rosa Cubana y El almacén de Toyo, dos de las mejores tiendas viboreñas y, más allá, la tienda del 20 de Mayo, y una de la cadena de tiendas Brito.
Muy cerca de esta esquina tan mencionada había dos cines, que hacían la competencia al Moderno. Eran el Apolo y el Dora. Dos boticas muy cercanas, Penichet y la de Rodríguez y la Calzada. Tres fondas para competir con el Bodegón, la Montañesa y dos fondas de chinos. Una inmediata a la Montañesa de la acera de las tiendas y la otra de la acera de la Panadería entre el café y la casa Víctor. Antes del café, el Bazar Boston al lado de la Barbería de Mesa, donde se pelaba el tío Tirso y trabajaba Daniel, el hermano de Cachito el cojo. Y en el punto de convergencia, Víbora, Luyanó el famoso café del cuchillo donde en los altos, otrora viviera Batista cuando era sargento.
Miami, FL., USA
08/29/2010
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