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martes, 27 de julio de 2010
JOSE RAMON MACHADO VENTURA
SILENCIO DE RAUL CASTRO REFLEJA TEMOR AL CAMBIO
Por Alberto Muller
La realidad cubana es tan grave en todos las áreas básicas del país, como la alimentaria, la habitacional, la agrícola, la educacional y la creación de capital, que el país entero, desde disidentes hasta castristas desilusionados, esperaban definiciones de rumbos alentadoras y anuncios de cambios estructurales en la conmemoración 57 del asalto al Cuartel Moncada.
Pero habrá que esperar por los cambios, porque Raúl decidió en esta ocasión, no hablar en el acto y cedió la palabra al vicepresidente José Ramón Machado Ventura, un veterano inmovilista del régimen castrista, que reiteró que los cambios se harán al ritmo del gobierno y sin las presiones de la prensa extranjera.
¡Vaya respuesta de Machado Ventura a un pueblo al borde de la miseria!
Sin embargo, una vez que terminó el acto conmemorativo del 26 de julio, se produjo en Santa Clara una curiosa reunión binacional de representantes de Cuba y Venezuela, donde Raúl enfatizó que se caminaba hacia la unión de Cuba y Venezuela, pero no pronunció una sola palabra de la crisis económica cubana.
O sea que Raúl anuncia una unión con Venezuela, un país cuyo gobierno ha permitido bases de guerrilleros-narcotraficantes en su territorio, ha comprado miles de toneladas de alimentos podridos sólo con el objetivo de que sus funcionarios oficialistas cobren las comisiones millonarias, sin importarle la alimentación de la empobrecida población venezolana y ha establecido una dinámica para enterrar la libertad en el país.
También aprovechó el gobernante cubano para denunciar que las bases militares de Estados Unidos en Colombia ponen en riesgo la estabilidad regional, todo un pretexto de agigantar crisis externas, que no tienen ninguna incidencia en Cuba, para ocultar el caos económico del país.
En otro ángulo del escenario cubano está la reaparición de Fidel Castro, sin lugar a dudas con su estado de salud mejorado y en un intento tardío de reactivar el imaginario carismático de su personalidad.
Lo paradójico es que Fidel reaparece no para hablar de las carencias en Cuba y la desesperanza de la población, sino para anunciar una hecatombe atómica contra Irán, provocada por Estados Unidos y el presidente Barack Obama, hecho que la propia cancillería iraní y el mundo civilizado han desmentido.
El pueblo cubano llega a la conclusión, que tanto Raúl Castro como su hermano Fidel, carecen de determinación y de interés para afrontar los cambios que requiere Cuba, que importa el 80 por ciento de su canasta básica alimentaria, porque el régimen no es capaz de estimular la producción que genera riquezas.
Las reformas sistémicas implican liberalizar los mecanismos de la economía cubana, pero esto podría ser el preámbulo de la libertad ciudadana que acabaría con ese autoritarismo de más de medio siglo, que tanto Fidel como Raúl, han protagonizado para perpetuarse en el poder a espaldas de las necesidades del pueblo.
Al comunismo cubano se le acabó su tiempo político, de la misma forma que se le acabó recientemente su impunidad ante la comunidad internacional con el crimen del preso político Orlando Zapata Tamayo, con los abusos cobardes a las Damas de Blanco y con la heroica huelga de hambre del licenciado Guillermo Fariñas, reclamando la libertad de los presos enfermos.
Lamentablemente todavía quedan cosas graves por ver en el escenario cubano.
Miami, FL., USA
07/27/2010
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