sábado, 12 de junio de 2010

MARRERO, CONSUEGRA, ORTIZ Y LIMONAR. WASHINGTON 1950


UNA MARFILADA DEL BEISBOL “DE ANTES”
Por Andrés Pascual

Hasta la llegada de Melo Almada al béisbol organizado, cualquier elemento comparativo entre el jugador anglo y el “latino” se hacia en base no al espectro hispano, porque este no existía en el beisbol; sino al cubano, que era la representación de Iberoamérica en la pelota americana. No cabe la inclusión del colombiano de Nueva York Luis Castro, porque Esteban Bellan estuvo antes en niveles de juego superior. Incluso, después de Almada y hasta finales de los 60’s, los cubanos superaban a cualquier país en elementos en las grandes ligas con, todavía, una buena cantidad en los circuitos menores.

Una opinión nacida tal vez en mentalidades febriles de americanos a los que no les gustaba el “juego a lo cubano”, que preferían el mayormente frio de tanto poder al bate como lentitud al correr las bases o al desplazarse a la defensa del anglo con excepciones, que siempre los hay y Joe Dimaggio, Charles Gehringer, Ty Cobb o Johnny Evers pueden ser ejemplos, al caliente, agresivo, pícaro, de pie constantemente en el acelerador que supliera la evidente fuerza para conectar batazos que levantaran en vilo a la concurrencia, fue que “un jugador hispano necesita mas tiempo para desarrollar que un americano porque eran menos inteligentes”, ¿Tendría razón quién acuñó esa “sabia” observación manejada durante casi 7 décadas en el béisbol americano profesional por muchos miembros de la gerencia de clubes de grandes ligas y de ligas menores? No, evidentemente fue una posición racista: Alfredo “El Pajaro” Cabrera nació en España y jugaba pelota; pero José Raúl Capablanca nació en La Habana, de padres españoles y sometió a la inteligencia americana y a la rancia clase europea a su antojo con un tablero de ajedrez por medio…entonces, ¿Que queda del coeficiente intelectual que les dejo deshechos el genio cubano a contrarios que todos eran de la ralea “superior de Europa”, algunos de la llamada “sangre azul”; o a otra considerada no menos superior porque tenían mas dinero, aunque plebeyos casi todos como la estadounidense?

La diferencia no era de superioridad intelectual; sino de adaptación a una sociedad y a una forma de vida que les era extraña a los cubanos así como un idioma nuevo.

Temperamento, intuición y entrega fueron las credenciales de aquellos cubanos que iniciaron la senda por la que transitan cómodamente los millonarios de hoy, negros o blancos de Hispanoamérica, los pasillos del beisbol organizado.

Para que se lograra el éxito actual, un superestrella como Adolfo Luque necesito que, por un concepto equivocado, le enviaran luego de debutar a Ligas Menores, lo mismo ocurrió con otros serpentineros o jugadores de posición cubanos de clase; o, peor aun, artilleros como Roberto Ortiz y Roberto Estalella sintieron sobre sus hombros la escasez de la confianza necesaria para cuajar en el beisbol grande y ni hablar del pelotero negro, que ya se conoce y no viene al caso ahora.

Cuando Camilo Pascual y Pedro Ramos debutaron, cada uno a los 20 anos de edad, con los Senadores de Washington en 1954 y 1955, se comenzaba a reconocer que la filosofía cubana no era diferente a la del anglo, porque aunque Camilo estuvo 3 anos en las Menores y Pedro 2, a pesar de casi 6 anos desastrosos con un club que peor ni mandándolo a hacer, no fueron regresados a los circuitos menores y recibiendo mucho palo, manteniéndose en la candela, hicieron su cupo como abridores de una rotación grande.

La monumental primera salida de Stephen Strasburg con dos carreras permitidas y 14 ponches en la liga nacional no garantiza que se convierta en un fenómeno; pero no se puede echar a un lado lo que hizo; sin embargo, el cubano Miguel Fornieles debuto lanzando un juego de un hit sin carreras permitidas y ¿Juan Marichal? ¿Acaso se acuerda alguien como debuto el Mariscal del pitcheo hispano en las Mayores? Fueron dos debuts, en 1953 y 1960, superiores al del joven de las 100 m/h; aunque no sugiero que el americano desarrolle inferior a los antillanos, tampoco que sea mejor que Bob Feller; sencillamente, lo que digo es que cualquier cosa puede pasar.

Lo que si logro Strasburg es callar un poco el griterio alrededor del zurdo cubano Aroldis Chapman, que todavía no cuaja para el nivel de triple A; sin embargo, ¿Pudiera alguien ver esto como un detalle de superioridad racial o regional? No, Aroldis, que debió haber firmado hace 4 anos, ya debería estar en posesión del suficiente ingles como para entender directamente a sus entrenadores; pero como llego de una Cuba que si hace diferente todo incluso a sus ciudadanos de hoy con respecto a los de ayer; en la que la forma de vida es gregaria y cercana a la selvática, si esta en desventaja con respecto al americano del Washington, por lo que, con jugadores como el zurdo oriental, se regresa a aquella valoración injusta que se hacia del pelotero cubano cuando Adolfo Luque lanzaba en Grandes Ligas, a pesar de Alexis Ramírez, de Contreras o del Duque Hernández.

Miami, FL., USA
06/12/2010

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