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martes, 22 de junio de 2010
CHEITO RODRIGUEZ, UNA VICTIMA DEL CASTRISMO
LA LEYENDA NEGRA DEL BEISBOL CASTRISTA
Por Andrés Pascual
Yo quisiera saber cuál es la razón por la que el aficionado cubano “vibra de emoción y entusiasmo” con los mal llamados “éxitos” del béisbol castrista? Como pueden convertir en representantes suyos las actuaciones de un equipo de pelota que es propiedad absoluta del tirano? ¿Quién dijo que ese equipo representa a Cuba?
Los equipos de cada provincia tampoco tienen nada que ver con el pueblo, porque cada jugador que los integren debe pasar por un filtro ajeno al terreno de juego que se encuentra en las oficinas del DSE y aprobado por el secretario ideológico del buro político provincial. Todo esto lo sabe el pueblo de Cuba; ahora, aun así, ¿Por qué se deja engañar? ¿Cuál es el motivo por el que, desde posiciones de exiliado, se enfrentan a quienes, con razón, condenan no a los peloteros, sino al equipo que ha sido un sello de distinción de la tiranía criminal en el orden de la lucha ideológica?
El próximo domingo el eficiente e inteligente Alejandro Ríos, a través de uno de los pocos programas de la televisión de Miami digno de verse en el nivel de lo que debe ser el verdadero objetivo televisivo, La Mirada Indiscreta, por supuesto, en uno de los canales de poco presupuesto si se le compara con las escuelas de idiotas de gran alcance que también hieren la sensibilidad e insultan la inteligencia que algunos no tienen reparos en dispararse a diario, pasara íntegramente el documental realizado en Cuba “Los que faltaron”, de ambiente deportivo, porque trata asuntos que, en su momento, produjeron la separación del juego de varios jugadores de alto rendimiento en aquella pelota con un detalle significativo: muchas veces no se dieron explicaciones por las suspensiones y, otras, se manipularon por lo abusivas.
Cuando varios ex jugadores profesionales cubanos, algunos amateurs y yo fuimos citados por el grupo de producción de PBS(Public Broadcasting System) para participar en una serie de entrevistas que conformaron lo que después fue el documental “Donde la yerba es más verde”, no sabíamos que lo que algunos diríamos seria eliminado en el proceso de corte y edición; de tal modo que los que tuvimos una opinión crítica como Pedro Ramos, Enrique Izquierdo, Pedro “Pico” Prado y yo, jamás aparecimos. Las opiniones que se llevaron al publico fueron aquellas en las que jugadores que no saben nada de aquella pelota, como Jackie Hernández, expresaban su nostalgia por Cuba; o se aventuraban a calificar como buenos o exageradamente buenos a quienes nunca habían visto en el terreno.
Al primer jugador de series nacionales que le aplicaron “los estatutos” de “desaparición” fue a Pedro “Pico” Prado, que, porque no temía reacciones represivas, ponía constantemente al testaferro y uno de los ex Chicos del Vedado Tennis, José Llanusa Gobel, entonces a cargo del INDER, a la defensiva con sus protestas por la forma como se estaba manejando el problema del béisbol. Pico, que tenia velocidad supersónica desde sus 6’1 y 200 libras en forma, había sido uno de los amateurs más atractivos para los scouts en 1960; pero se equivoco y dejo la firma para el año siguiente…Entonces no pudo salir de Cuba cuando liquidaron el béisbol profesional; pero como no había firmado contrato con ninguna Organización de Grandes Ligas, mantuvo su status amateur y logro ser elegible para los equipos de la zona occidental a las series nacionales. Pico solo pudo jugar en una serie, porque Llanusa determino que, “Ningún gusano puede ni soñar con jugar pelota en Cuba…” Se había declarado por el sátrapa, pocos meses antes, que la eliminación del profesionalismo era “el triunfo de la pelota libre sobre la pelota esclava”; lo que no dijo Castro fue que lo ideológico decidiera, como en el caso de Pico Prado, la posibilidad de jugar en “una pelota libre” y, menos, que en los rosters de los cuatro equipos de la Liga Cubana de Béisbol Profesional de Invierno, teatro del desarrollo de “la pelota esclava” en el país, actuaran jugadores, coaches…de abierta simpatía por el 26 de julio, incluso por el Partido Socialista Popular como Hiram González, Asdrúbal Baro, Juan Ealo, Raudol Ruiz, Gilberto Torres, Julio de la Torre…que algunos ocuparon con Castro puestos de cierta importancia en el INDER como Raudol Ruiz; incluso en el MININT con rango de alto oficial represivo desde el G-2, como Julio de la Torre; o en Cubatabaco, como Tony Campos.
La tónica del equipo que lleva 47 años haciendo rabiar de ira o de satisfacción por circunstancias en el terreno de juego a una porción grande de cubanos, allá y aquí, al que tanto aplauden como representante del país los que se dejan engañar gratuitamente en apariencias, siempre ha sido la marca registrada de la propiedad castrocomunista sobre todo el espectro nacional. Ese equipo no lo integra el que más clase deportiva tenga, sino el mas inofensivo contra el régimen; o el más ferviente fanático de esa ideología.
Armando Capiró Lafferte, camagüeyano radicado en Santiago de Las Vegas, fue uno de los jugadores de pelota de mas promesa en Cuba en estos 47 años de series nacionales, tenía tantas condiciones como cualquiera; jugo en una época en la cual el pitcheo todavía pensaba y actuaba como profesional en individuales y el bate era de madera: bateador de gran promedio y de poder descomunal, con un brazo como he visto muy pocos en Grandes Ligas; Capiró, a mediados de los sesentas, no tenia precio como bonus-player para el buscador más exigente.
Integraba los equipos de La Habana, varias veces Industriales, que era un semillero de agentes del MININT como Agustín Marquetti-quien decía que su momento inolvidable fue cuando, con 15 anos, enfrento a la 2506 en las arenas de Bahía de Cochinos; el mismo que le dedico un jonrón ganador contra Estados Unidos en Managua en 1972 al tirano dictador, en vez de a su esposa e hijo, que había nacido pocas horas antes del juego-; o como Raúl Reyes, otro oficial del MININT…
En 1974, en un avión que les transportaba al Japón, Capiró discutió fuertemente con Servio Borges, el hombre al que Castro le había entregado de por vida la dirección de su equipo y le creó un puesto para que destruyera, con sus justicias y sus estupideces, el pasatiempo nacional: Comisionado de Deportes con Pelota. Los dos implicados se fueron a las manos y, aparentemente, todo quedo ahí…
Si Armando Capiró no fue separado del béisbol en 1974, fue porque no tenía sustituto; en Cuba, los peloteros que “caen mal”, son separados del béisbol si hay un hombre en línea que se haga cargo de su importancia y su peso en el equipo del sátrapa. Entonces los problemas de Capiró fueron con un gran fanático del béisbol de Grandes Ligas, que viajaba al exterior a ver el béisbol profesional mejicano y en la Costa Oeste al San Diego mientras al pueblo se le prohibía disfrutar de esa pelota, incluso se consideraba propaganda enemiga tener fotos o revistas de este beisbol; a quien, además le gustaba coleccionar los trajes de los peloteros cubanos que viajaban a Cuba como Tony Oliva, Bert Campaneris o Tani Pérez, para después exhibirlos en juegos de soft-ball en los terrenos del Vedado Tennis Club, rebautizado por la dictadura como José A, Echevarria, el llamado presidente de la Asamblea del Poder Popular de Centro Habana, Oscar Fernández Mell, por entonces esposo de la actriz Odalis Fuentes; cuando asomaron en el horizonte Luis Giraldo Casanova y Lourdes Gourriell, Capiró fue sometido a la operación de un menisco de la que se repuso totalmente; sin embargo, Fernández Mell personalmente le dijo que no podría jugar más pelota en ninguna serie nacional mientras él estuviera en el cargo. Este esbirro le daba cumplimiento así a la animadversión personal gratis contra un pelotero que era una excelente persona y uno de los cinco más grandes desperdicios de la pelota cubana en todos los tiempos. Después se dijeron mentiras, como que el ex jugador cubano de Grandes Ligas e hijo del poblado Santiago de las Vegas, Frank “Panchón” Herrera, le había suministrado dólares en el exterior; o que la rodilla le imposibilitaba jugar; pero la verdad era que el espadón de Fernández Mell, sencillamente, no quiso que Capiró siguiera participando en el novísimo concepto de “pelota libre” hecha a la medida de una constelación de esclavos de nuevo tipo.
Cuando Bárbaro Garbey, que le habían implicado en un grupo de jugadores que arreglo juegos en 1978 decidió abandonar Cuba por el Mariel, dejo en la Isla a su familia, incluyendo mujer e hijos; pero también quedo un gran amigo del que comenzaron a circular entre el pueblo rumores de que se comunicaba con el exiliado…Ese ano, con una temporada extraordinaria, Rey Vicente Anglada fue dejado fuera del roster del equipo Cuba a la Serie Mundial del Japón 1980, en su lugar llevaron a Carmelo Pedroso, de Pinar del Rio, que nunca hubiera podido sustituir al segunda base capitalino en ningún tipo de béisbol.
Pero en 1981, para la Copa Mundial de Edmonton, Canadá, con otra temporada grande, volvió a quedar fuera del equipo castrista Anglada y repitieron con Pedroso como sustituto. Y llego 1982 y, con este, la implicación del jugador en un grupo acusado de arreglar juegos de nuevo…La inclusión del pelotero debe haber respondido a la forma de hacerle entender al pueblo que Anglada era un antisocial y, con esto, explicaban las ausencias del equipo de Castro del intermedista, que nunca habían sido explicadas. Después que el jugador perdió sus facultades para el juego se inicio, a partir de 1988, con un trabajo como instructor en un área infantil del Cerro, el proceso de limpieza de su imagen.
En realidad, en la historia negra del béisbol castrista posiblemente falten muchos más nombres que los que pretende presentar como denuncia de una injusticia sostenida hasta hoy Alejandro Ríos en el documental de Eric Mendilahaxon, porque hay connotaciones, abiertamente lindantes con circunstancias políticas, imposibles de poderse hacer en Cuba sin a pagar un alto precio, sea cubano o extranjero el realizador.
El caso de Rey Vicente Anglada es uno de los abordados en el material, así como el del toletero villareño Pedro José Rodríguez, otro de esos crímenes del “béisbol libre”, que debió quedarse en Cuba cuando hubiera podido brillar en Grandes Ligas y, además, impedido de jugar al béisbol durante un periodo suficiente para que perdiera su condición atlética.
Pedro José Rodríguez, “Cheíto”, dio un jonrón en el terreno # 1 de la Ciudad Deportiva que cayó a 435 pies del home, fue durante los Juegos Nacionales Escolares de 1970 y el poderoso bateador colegial tenía 14 años recién cumplidos.
Tan bueno era que fue incluido en el roster del equipo juvenil que viajo a Méjico en 1974 con una pierna fracturada, en el colmo del salvajismo y la irresponsabilidad de esos individuos que administran el negocio de la pelota castrista.
Cuando comenzó en Series Nacionales, dio inicio su problema de “poco manejable para el Partido”, criterio aplicable a quienes mantienen “fuera de juego” y bajo constante vigilancia por su condición de casi anarquistas en un país en el que reír sin autorización cuesta 3 años de prisión por desacato a la autoridad. En su primera serie nacional, rechazo convertirse de antesalista que era en outfielder y el rechazo incluyo tirarle un guante al manager en el dugout y abandonar el juego y el campeonato.
Pero para Cheíto tampoco había sustitutos de condiciones capaces de convertirse en lo que se convirtió: el artillero de mas poder y capacidad de liderazgo de Cuba en su época…Entonces se le perdonaban cosas como tener dólares necesarios para comprar un par de chucherías en el exterior o cambiárselos a los “jinetes” del concepto antiguo del término, a fin de cuentas, muchos jugadores y personal técnico clasificado como “confiables” lo hacían.
Cheíto Rodríguez no era entusiasta del sátrapa y su régimen, nunca lo demostró, por tal razón, caía mal… La aparición de Omar Linares, a quien Preston Gómez le dio el visto bueno de jugador “hecho” para empeños mayores a pesar de su edad juvenil, sello la suerte del bateador más poderoso de Cuba en el periodo 1976-1984. Una acusación de tenencia ilegal de divisas, entonces investigada por la DSE, y enjuiciada por tribunales comunes; pero que siempre relacionaban con “espionaje enemigo”, produjo, a los 29 anos, la separación del villareño de la competencia beisbolera “más libre del mundo”.
Cuando el pinareño José Cano estaba a las puertas de convertirse en uno de los mejores inicialistas-bateadores de Cuba, digno de manejarse para el equipo de Castro. Apareció una grabadora robada en una Escuela al Campo que el pelotero ni sabia donde quedaba. Su separación del béisbol fue para siempre y con afectación moral.
Cuando al pitcher Baudilio Vinént se le perdió un pullover “extranjero”, se culpo al extraordinario jugador villareño Pedro Jova como ladrón, por lo que fue suspendido con connotaciones de afectación moral…¿Quién lo acuso? ¿Quién lo vio? Entonces, durante el funeral del ex pitcher José Antonio Huelga, vieron “a alguien” con el pullover; alguien que nadie supo nunca quien fue y se duda que existiera en realidad…Por que le hicieron eso a Jova? Sin respuestas.
En 1989 al catcher pinareño Juan Castro García y al outfielder también vueltabajero Luis Giraldo Casanova, a quienes les quedaban anos de juego estelar, los “invitaron” al retiro. Casanova regreso cuando la crisis de los noventas, que muchos peloteros decidían retirarse para jugar béisbol semiprofesional en Japón, Colombia…Casanova fue de esos jugadores que, como Cheíto, nunca apareció retratado al lado del dictador en fotos. A Juan Castro lo cortaron como coach del equipo Cuba en Taiwán el año pasado en pleno aeropuerto, acción que le origino un infarto al miocardio y esa fue la justificación que le dieron al pueblo del corte del equipo técnico del ex receptor.
A fin de cuentas, si la gente en Cuba empleara la mal llamada “educación gratuita” en pensar libremente y sin hipocresías, no era necesario un documental que destapara ese tipo de “cajas de Pandora”, existen antecedentes en la ex Unión Soviética, la ex Alemania Democrática…en todos los países del desaparecido Pacto de Varsovia; pero, aun dentro del pueblo, la tendencia popular malintencionada nunca pone en duda el razonamiento partidista ni la información oficialista que, y debería saberlo todo el mundo, jamás ha dicho un cuarto de verdad.
Como ejemplos, estos actos criminales contra peloteros que presentara mañana Alejandro Ríos en un documental que debería servir para que ningún cubano considere “suya” una victoria del equipo de Castro en ningún evento internacional, y para que rechacen la oferta de una pelota corrupta y decadente como el alma y la intención de su dueño, que hace dormir al fanático cubano sobre laureles del más rancio sabor anticubano y antidemocrático que se pudiera imaginar.
Miami, FL., USA
06/22/2010
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