lunes, 12 de abril de 2010

NO HAY MEJOR REGALO QUE UN LIBRO


UN PACTO AMISTOSO
Por: Amelia M. Doval

En la ddécada de los 70´ y 80´, fue rigor intelectual y frase silenciosa de conquista llevar un libro bajo el brazo. La lectura hacía la diferencia, desmantelaba cualquier duda sobre los intereses de los jóvenes, un libro nos daba seguridad, llenaba de posibles temas de conversación cualquier minuto de tarde. Los autores de modas, los clásicos libros, los poemas marcados, nada se exoneraba en esta búsqueda.

Pasaron los años y con la aparición casi demoniaca de la computadora y su asequible acceso por lo veloz y lo práctica, desplazaron el placer de hojear un libro, de transgredir el ilusionismo estructural entre la fantasía y la realidad. Recuerdo mis primeros pasos con aquellas viejas colecciones que nos permitían conocer la magia del mundo, o los volúmenes que no faltaban entre los niños de mi época (es que ya hago época), los padres no se devanaban las entrañas para cumplir promesas de regalo, un libro dejaba abierta la puerta, era un obsequio bien recibido, de inigualable valor.

Con los nuevos tiempos los agasajos fueron más complicados y costosos, no deja de ser interesante pero la exploración ya no es a través de Julio Verne. La máscara de hierro, no es un tema, ni El conde de Montecristi, una meta. Tom Swayer es casi un desconocido amigo de barrio. ! Qué pena!, fueron excelentes compañeros de muchos niños que hoy son grandes y también abandonan la lectura de los periódicos por el movimiento fácil de los dedos sobre el teclado.

Sorprendente uso se le da al teléfono celular siendo este casi una extensión muscular, o una vena al corazón, todo absolutamente se transforma en maravilla cuando descubrimos que este minúsculo instrumento es un pasaje abierto al mundo entero. Nada se concibe sin su presencia, es amigo, familiar, policía, hasta fuerza de seguridad, periodista, es un inteligente ser que nos ayuda en cada situación, porque este aparato tiene vida y puede ser hasta nuestra ansiada mascota.

En estos tiempos cuando el mundo se agita desde la naturaleza hasta lo político, pasando por lo humano, tratamos de encontrar nuevas o viejas opciones que nos sirvan de aliciente y me sorprende que se encontrara un camino nuevo para una vieja moda, ahora ya no son papeles bajo el brazo encuadernados en tapa dura o blanda lo que deja ver que somos almas sensibles, sino tecnología en el camino, el nuevo Ipad, nos reduce la vida de múltiples equipos a uno sólo pero viene en su interior con el alma renacida de un viejo conocedor.

La lectura ennoblece el espíritu, nos abre puertas, nos regocija por dentro y por fuera, porque hace de nuestro mundo, uno mejor. Leer nos provoca conocer más, abre la mente a nuevas opciones y nos permite compartir, soñar, aprender y apreciar el mundo desde otros ojos, calzar zapatos ajenos para sobre la deformidad de otro pie apoyar nuestro descubrimiento. Quizás porque en cierta medida debemos volver al pasado para cargar las fuerzas con ese ciclo invariable en forma de espiral que nos lleva a un paso superior, es que llega al mercado la tan necesaria muestra de un equipo dotado de la magia absoluta de servirnos en el placer de abrir los portones a una manera diferente de vivir.

Si la esencia de hacer mejores seres humanos viniera en el constante desarrollo entonces apuesto por este nuevo juguete, no importa que la tinta sea inolora, o nadie recuerde la vieja costumbre de mojar la punta del dedo para dejar paso a otra etapa, en nombre de la ciencia, para que no muera ningún secreto, disfrutemos, esperemos hacer más común su uso, no importa si ahora no es necesario doblar la punta que nos avisa como bandera en qué punto quedó la lectura, confiemos que se volverá a soñar con nuevas aventuras marcadas sobre viejos presagios.

La ciencia apostó por una idea, yo lo hago por el futuro para que la tradición no se pierda y los jóvenes dejen de imitar bárbaros modelos que laceran la existencia con un afán increíble de portarse mal, destruir lo logrado y lo lastimoso es que no llevan una idea para reconstruir sino el simple desdén por haber alcanzado al mundo cuando este ya tenía la sabia tecnológica. Hagamos historia al revés, nosotros aprendemos en el diario a manipular los nuevos equipos, incitemos a los conocedores para que den un vuelco haciendo que camine el mundo a la inversa y en la arqueológica historia nuestra encuentren un motivo para hacer sus tardes más apacibles.

Miami, FL., USA
04-12-2010

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