miércoles, 7 de septiembre de 2011

SI TUS PADRES NO TE NEGARON EL DERECHO DE NACER, ¿ENTONCES POR QUE LO HARIAS TU?


EL DERECHO DE NACER
Autor: Juan Carlos León

Uno de los pecados que más condena Dios, y uno de sus 10 mandamientos es: “No matarás”. Sin embargo, cada año en el mundo miles de criaturas –no nacidas- son asesinadas por sus padres por medio del aborto, los cuales son inducidos por los médicos de turno. La sociedad observa pasivamente cómo ocurren actos crueles como estos y no se hace nada para detenerlos.

Hay quienes creen que porque estos niños no han nacido los pueden privar de vivir sin que sean culpados de asesinato; nada más lejos de la verdad. Quizás los tribunales terrenales no los juzguen, pero el Gran Creador algún día les pedirá cuentas por haber cometido tan horrendo crimen, ya que los afectados ni siquiera pueden quejarse. ¡Qué abuso!

Existen muchas formas hoy en día para que una mujer no quede embarazada: los métodos anticonceptivos, las operaciones, la abstinencia sexual (la menos usada, pero la más efectiva de todas), etc. No hay ninguna justificación para que una mujer quede en cinta de un hijo no deseado, a no ser que sea víctima de una violación. Es preferible tomar medidas para prevenir el embarazo, que negarle la vida a un ser humano que se acaba de formar en el vientre de su madre.

Y como nos dice el salsero venezolano Oscar D’León en su canción que lleva el mismo título que este comentario: “¿Sabes lo bonito que es verlo nacer, ser madre de él, jugar con él, dormir con él, quererlo a él y cantarle su cumpleaños todos los años?” No creo que se pueda experimentar otro sentimiento más grande en la vida que el de ser madre.

Vivimos en un mundo donde el pecado se ha expandido por los cinco continentes. Somos los únicos responsables de todos los males que agobian a la humanidad en la actualidad. Si buscáramos un poco más de Aquel que nos creó, y fuéramos más obedientes con su Palabra, estoy seguro que no tendríamos que pagar las consecuencias de hacer lo que a Él no le agrada.

Por medio de esta corta reflexión queremos hacer un llamado a la recapacitación. No sigamos negándole el derecho de nacer a un niño que ha sido el resultado final del amor entre dos personas. Si Dios es quien nos da la vida, solo El tiene la plena y total autoridad de quitárnosla. Respetemos un poco más la obra perfecta que hizo Quien nos amó primero.

¡Amén!

Miami, FL., USA
09/07/2011

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