domingo, 13 de marzo de 2011

QUIEN NOQUEE EN LS POSTRIMERIAS DE LA PELEA, TODAVIA ES DIGNO DE TENERSE EN CUENTA


MIGUEL COTO Y EL VOTO DE CONFIANZA
Por Andrés Pascual

Ricardo Mayorga no cae mal por lo que habla; a fin de cuentas, el Más Grande doblaba las sandeces y las ofensas que dice el nicaragüense en cada parada promocional, pero hacía sobre el encerado lo que no puede el paisano de Arguello; es decir, que, el protegido de Don King, no ampara lo que dice con lo que hace.

Otro que hablaba mucho y peligroso fue Edwin Valero, que trajo la controversia política al tramo de las relaciones públicas; pero, en el caso del venezolano, la verdadera réplica de Rocky Marciano por las críticas que recibía y la forma como las respondía en el pleito, no solo fue el más sensacional y espectacular pegador de los últimos tiempos, sino que, posiblemente, ni Venezuela ni el propio deporte sepan lo que se perdió con la trágica y prematura muerte de este fenómeno del ring, que no pudo o no supo manejar los celos como hizo con los contrarios que demolió. Valero es una de esas lástimas que, para el boxeo, tiene duración eterna.

Una vez un boricua, José Basora, fue despojado de un triunfo legítimo contra Sugar Ray Robinson, la pelea fue decretada tablas y Robinson admitió que los magistrados lo habían beneficiado. Tan impresionado quedó, que le dio la revancha a Basora 6 años después, cuando ya el puertorriqueño no era ni la chancleta de lo que había sido.

Basora, Sixto Escobar, Pedro Montañez, Cocoa Kid, Chegui Torres, Carlos Ortiz, Wilfredo Gómez, Wilfredo Vázquez, Iván Calderón, Tito…son parte de la leyenda de Puerto Rico en Fistiana que, hay que decirlo, por cantidad de campeones y retadores de acuerdo a población, es el país que más pugilistas produce de acuerdo al porcentaje, incluso más que Inglaterra y Estados Unidos. A ese grupo pertenece Miguel Coto también.

Coto está en el medio de la refriega regional entre su país y Méjico; nunca gana limpiamente, según sus detractores, para quienes siempre debió hacer más, aunque el contrario cayera a sus pies como fulminado por un rayo: que si la guardia, que si la distancia…hasta el valor le han cuestionado a alguien que, desde que se inició, hay que matarlo en el ring. Pero así son los sabios de galería y eso no se puede solucionar: el fanático de hoy es parte de la decadencia del boxeo, porque se dispara cualquier cosa y, el próximo sábado, vuelve a comprar el PPV y sigue criticando...

Cuando Coto liquidó por nocao técnico a Mayorga en el round doce, demostró algo que, por regla general, los críticos de hoy tienen poco en cuenta: quien tenga aire y fuerza suficiente para ganar por la vía de la anestesia general en las postrimerías del combate, hay que contar con él, porque pone de manifiesto que, todavía, tiene la determinación y la energía necesarias para seguir en la faena con éxito.

Pero el boricua no debe buscar una revancha contra Pacquiao, sino contra Antonio Margarito.

Como entredicho, a partir de la acusación de casi todo el mundo contra el mejicano y la forma extraña como evitan hacerlo contra Pacquiao, al acusar al ex pupilo de Manuel Quitarte de violar la ética contra Coto sin pruebas, me arriesgo a creer que, por la forma como cayó, por las cortaduras que recibió el hijo de la Isla del Encanto, Antonio Margarito tenía Plastic Paris en sus guantes. Esa fue la copia de cómo destruyó Luis Resto a Billy Collins, por la viciosa estupidez de Panamá Lewis, hace más de 25 años. Sin esa ayuda, Margarito no debe ganarle al victimario de Mayorga el sábado pasado.

Coto, que no es el mismo de hace solo 3 años, sin embargo, todavía tiene gasolina en el tanque como para 50 millas de trayecto; lo que hizo el sábado pasado contra Ricardo Mayorga lo demostró.

Miami, FL., USA
03/13/2011

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