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lunes, 31 de enero de 2011
FERNANDO BORREGO LINARES "POLO MONTAÑEZ"
"UN GUAJIRO NATURAL": POLO MONTAÑEZ
Por José (Pepe) Martel
Producto de una región tabacalera por excelencia entre yaguas, pecas y negra tierra de los lomeríos de Candelaria, provincia de Pinar del Río, Cuba se gestó una celebridad musical cubana conocida mundialmente como “Polo Montañez” su nombre, Fernando Borrego Linares, nacido en el pueblecito “El Brujito”, traspatio de Soroa, un 5 de junio de 1955. De familia campesina muy humilde constituida por sus padres: Julio Borrego y Lucrecia Linares “Meche”. Sus manos desde su dura niñez conocieron hacer el carbón, cortar caña, guataquear, ordeñar vacas hasta llegar a convertirse en tractorista. Su personalidad se curtió en todos los vericuetos del campo rudo. En total 5 hermanos y barrigas que llenar.
Su padre hacía música cuando terminaba sus faenas como carbonero. Pero el ambiente era bullanguero y las fiestas duraban dos o tres días. Construyó su primera tambora rústica del tronco hueco de un vetusto aguacate revestido con el cuero de una panza de vaca y unas cuántas puntillas. Más tarde aprendió a tocar guitarra, algo de piano solo de oído y con las manos cruzadas sin instrucciones de las “fusas y corcheas”. Desandando de sitios a sitios, descalzos y con sus instrumentos al hombro formó una incipiente y familiar agrupación brindando sus primeros conciertos en Mango Bonito, San Blas, El Cuzco y otros lugares atravesando ríos y cañadas todos venían a Polo y sus muchachos. La cosa era hacer música y que la gente estuviese contenta.
Compuso su primera canción: Este tiempo feliz en 1973 y nunca dejó de escribir y guardaba celosamente sus menorías y vivencias en una gaveta de su vieja cómoda. Este muchacho prodigio nunca estudió música alguna. Y escasamente terminó la enseñanza primaria ya que los maestros no querían pernotar por esa región. No existía luz eléctrica y sí estrechos senderos que de día a día recorría. Se dice que cuando se inauguró el hotel La Moca dentro de una comunidad nombrada “Las Terrazas [centro de la música] en Vueltabajo decidió profesionalizar el grupo para amenizar la estancia de visitantes al paradisíaco lugar. Fue allí dónde un amigo suyo, Rubén Gamboa, le sugirió ponerse un apellido de oficio, Montañez a su ya conocido” Polo” y así el grupo comenzó a conocerse como tal.
Ya en 1999 fue presentado al propietario de la “Disquera Lusafrica”, José Da Silva, quién le extendió un contrato y sobrevino el boom. ¿Suerte? ¿Casualidad? ¿Talento natural? Y una manera diferente de hacer música…todo convergió. Vio la luz el CD Guajiro Natural. A partir de ese momento su música subió montañas, atravesó ríos y caminó de la campiña cubana hasta llegar a importantes pueblos y ciudades de Cuba y del mundo. Algunas de sus composiciones: “Amanecer el nuevo año”, “¿Quién será?”. “¿Dónde estará?”, “Si fueras mía”. “Un bolero”, “Mi mejor amiga”, “Canten…”, “Se enamora de mí”, “Busca a la deriva”, “¿Cómo será mañana?”… Y su clásico “Un montón de estrellas” tuvo luz y vida.
Dicen las personas que lo conocieron que su evocación era “el olor de los algarrobos, el ambiente del campo, el canto de los pájaros y los sonidos de la ramas de arboles generalizan sus inspiraciones en la frescura de sus canciones, inspiradas en motivos propios y ajenos que le registrarán sus fibras de compositor natural”.
México, Colombia, Ecuador, Costa Rica, Francia, Portugal, España, Bélgica, Italia y Puerto Rico…constituyeron sus plazas dónde la música de Polo Montañez sentó cátedra. En Medellín y Bogotá fue un ídolo musical siendo galardonado con el “Disco de Platino” y después el esperado “Disco de Oro” al músico extranjero más escuchado. Manifestó en una ocasión que “Colombia le ponía el corazón al revés”. Una serie de célebres cantantes alabaron e interpretaron sus canciones: Los boricuas Gilberto Santa Rosa y Cheo Feliciano. En Cuba su gran amigo, Isaac Delgado y “Yumurí”.
Su desaparición física consternó a Cuba entera y a las plazas del mundo que disfrutaron de su hacer sobre la escena. Su legado musical de un “guajiro cantor natural hacía el disfrute, felicidad y alegría de la gente que lo seguían y coreaban sus inmortales canciones. Y se dice que una vez dijo “yo siempre me estoy riendo, soy un contentón...Y agregaba “ahora tengo sobrados motivos ya que veo la cosecha de años de cultivar la vida”. Y se despidió con algo que en tan corto tiempo de popularidad, Polo dejó a los cubanos del mundo, el arraigo a sus raíces: “Pueblo mío/ ya te hice mi canción/ y no quiero que lo agradezcas/ porque no hay un lugar/ mejor que se lo merezca…No pienso escapar de un lugar/ que me llena y me inspira/ ¡Ese es mi pueblo, esa es mi tierra!
¡Se marchó un cantante guajiro, o un guajiro que canta! A pesar de su acelerado y corto paso por el mundo dejó la eterna presencia de una música salvaje, rústica, nacida del corazón de la tierra que lo vio nacer. El “Polo Montañez: Un guajiro natural”.
Miami, Florida, USA.
joselmartel@hotmail.com
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Tuve la oportunidad de bailar con la música de Polo Montañez la última vez que estuve en Cuba. De eso hace ya más de 10 años. Qué lástima que la vida de este hombre duró tan poco. Una gran pérdida para la música cubana. J.C. León.
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