viernes, 3 de diciembre de 2010

RICK SCOTT SE GASTO 73M DE SU FORTUNA PARA LLEGAR A SER GOBERNADOR DE LA FLORIDA


EL PAN NUESTRO DE CADA DIA
Por José M. Izquierdo

Es una costumbre tener en nuestro entorno político, escándalos donde están envueltas figuras públicas en hechos que encierran evidentes conflictos de interés, fraudes…, son cosas que podemos llamar “El pan nuestro de cada día”. Conflictos que están pegados a una fina línea de legalidad donde es evidente, que la mano de hábiles abogados asesoran el proceso para que éste no cruce esa línea. Sin embargo, estos hechos están muy lejos de ser morales, éticos y honrados.

Hoy le tocó el turno a un conocido comisionado de Miami Dade, José (Pepe) Díaz.
Hablar del caso en sí, no tiene sentido, acusados y acusadores se han expresado ampliamente. El problema está en el ¿or qué suceden estos hechos con tanta frecuencia y por qué no se evitan? Los comisionados de Miami Dade ganan un pequeño salario, pero en compensación con esto reciben amplios beneficios. Pero el problema no está en el bajo salario, esto ocurre también con funcionarios que devengan buenos sueldos.

Es conocido, el trabajo profesional de cabildeo de representantes públicos electos en diferentes instituciones del gobierno. También se han denunciado a otras figuras públicas que trabajan como ejecutivos de organizaciones sin fines de lucro, fundaciones Etc., que reciben dinero del condado, del gobierno estatal y federal y que ganan sueldos ejecutivos muy atractivos.

¿Por qué alguien puede pelear con tanto empeño, un cargo que no le representa “beneficios salariales” y es además capaz de gastarse miles y hasta millones de dólares de su bolsillo para obtener esa posición? La respuesta está, en este tipo de escándalo. Tenemos ejemplos recientes y validos en el recién electo gobernador de la Florida Rick Scott, que se gasto $73 millones de su fortuna personal.

Lo importante de todos estos hechos, no son los nombres de “Pepe, Juan o Sccot”, son los hechos en sí, sus causas y sus consecuencias. Representantes públicos locales, estatales y federales, no están dispuestos a terminar con estas prácticas, las justifican como derechos de libre empresa, libertades, etc., son su retroalimentación económica y en casos, el verdadero incentivo de sus vocaciones de servicio público. Por eso, estos hechos se han convertido en “el pan nuestro de cada día”.

Cabildear y trabajar o tener vínculos de cualquier tipo en instituciones que reciben dinero del gobierno, no debe ser permitido a quienes deciden “voluntariamente” ocupar posiciones públicas. Resolver este delicado problema, debe ser prioridad de nuestros representantes públicos, ellos saben cómo hacerlo. Pero, con toda intención lo ignoran.

Hialeah, FL., USA
12/03/2010

josemizquierdo@hotmail.com

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