martes, 23 de noviembre de 2010

LUIS MANUEL GRIFFITH Y ANGELO DUNDEE, MARZO 21 DE I963


MIAMI, SIN IDOLOS LOCALES NO HAY RESULTADOS
Por Andrés Pascual

Existe un ambiente de franco entusiasmo en ciertos sectores de Miami que debe llamar a reflexión más que a la fanfarria triunfalista.

¿Realmente la presentación de una velada mensual por cada una de las tres promotoras que se disputan la noche tropical del Sur de la Florida será capaz de reavivar el fanatismo por el boxeo? La respuesta es a título personal del consumidor…

Sin el desarrollo de ídolos locales, nacidos aquí, desarrollados aquí como amateurs y convertidos en profesionales aquí, no se puede arrastrar al programa en vivo ni por televisión la cantidad sistemática y sostenida de público que asegure la salud del deporte y deje los dividendos que contenten a todo el mundo envuelto en el espectáculo .

Miami no tiene movimiento destacado de boxeo amateur y le sobran candidatos a peleadores por la incapacidad familiar abrumadora que sobrepase los límites establecidos como pobreza.

En Miami no existe el torneo “Guantes de Oro”, que tan buenos resultados le ha dado al boxeo americano y que también elevó el nivel de perspectivas del negocio en la ciudad hace tiempo; no se captan con miras a integrarlos a la práctica del boxeo a la comunidad negra joven, que lo pide a gritos para bajar el índice de criminalidad que la lacera; ni se zambullen en las otras comunidades hispanas no cubanas, que estarían a disposición del interesado que maneje con inteligencia el negocio… ¿Entonces?

Una vez un grupo de boxeadores que abandonaron Cuba representaron a la entonces creciente comunidad cubana en Miami; pero entrenaban aquí, boxeaban aquí y saboreaban el éxito aquí promoteados y dirigidos desde aquí.

Nadie puede considerar ídolos locales a los pugilistas de cartel que han llegado últimamente de Cuba, porque no se manejan en pro del movimiento boxístico de la ciudad; sino de particulares de la ciudad, que es otra cosa.

Desde entrenar fuera hasta integrarse a carteleras muy lejos de su público natural, estos peleadores aparentan ser de cualquier lado menos de la localidad que los acogió.

Posiblemente estos boxeadores jamás hayan pensado en lo que dije antes y sus managers y promotores no deben tener a la cuidad con el de rótulo de “manéjese con cuidado”.

El dinero que produce el boxeo como negocio hay que hacerlo no solo con la conquista de una faja mundial por un pugilista; sino con la atención al público local que asegure el futuro de la disciplina como Dios manda.

Miami, FL., USA
11/23/2010

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