EL TOTALITARISMO DE LOS TALIBANES
Lic. Amelia M. Doval.
Es contraproducente a la mentalidad humana, creer todo lo que lee o escucha a través de los medios de comunicación, si tienen en cuenta que lo escrito proviene de la mano de otro ser con idéntica connotación social.
Quizás, por haber nacido en tierra cubana después de 1959, leer los entre líneas de cualquier mensaje es una costumbre arraigada. En este oficio común de muchos me pregunto, sin rodeos ¿qué verdad o mentiras hay detrás de la prisión de Guantánamo (dígase la base)?
Me cuestiono, principalmente, cuando reduzco el entendimiento a los conocimientos sobre los sentimientos despóticos y agresivos de los talibanes. Un grupo extremista que como oficio y religión tiene la adoración a morir sin otra condición que el sometimiento a sus imposiciones aún a expensa de perder en ello la vida.
Si tenemos en cuenta, refiriéndonos a las imágenes repetidas una y otra vez en noticieros, reportajes y películas, la ciega actitud que controla el alma de hombres, niños, mujeres y ancianos capaces de en su propensión al fanatismos, llenar su cuerpo de explosivos para destruir un objetivo con su propia muerte ¿cómo es posible que el supuesto cerebro de actos tan brutales se rinda ante la presión psicológica de una cárcel?
El arquitecto Khalid Sheik Mohammed, es declarado responsable en un 95% (cifra arbitraria) de casi todos los actos terroristas cometidos, incluidas las Torres Gemelas, World Trade Center y la decapitación del periodista Daniel Pear. Su declaración ha quedado registrada con un documento conjunto que exonera a cualquier entidad de haber aplicado torturas sobre él.
Queda claro que no se hizo uso de la fuerza para obtener confesiones de culpabilidad sino que se han realizado por voluntad propia. Un solo hombre firma como único estratega de actos violentos. La lejanía del centro carcelario impide cualquier filtración de comentarios o información. Su extremo totalitarismo egocéntrico le hace declararse como único promotor o será que de esta manera salva la responsabilidad de otros.
Después de esto sólo podemos conformarnos con aceptar esta realidad aunque la duda nos carcoma porque si lograr una confesión tan detallada por un gran cabecilla y autor intelectual fue una tarea aparentemente sin contratiempos entonces para qué dedicar tantos recursos en guerras y seguridad nacional al extremo de agredir la integridad de los viajeros con un detallado escaneo de sus cuerpos.
Algún mensaje entre líneas debe haber oculto que me hace pensar en varias opciones algunas relacionadas con el propósito de finalizar un capítulo de trabajo excelente, si en un solo cuerpo se sancionan todas las culpas. Otros son razonamientos más profundos que quedan abiertos a la mentalidad de cada lector, pero si casi todo salió.
Miami, FL., USA
11/24/2010
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