viernes, 26 de noviembre de 2010

EL AEROPUERTO INTERNACIONAL DE MAMI ES UNA DE LAS PRINCIPALES VIAS DE ENTRADA A NUESTRA BELLA CIUDAD


MIAMI AL VUELO
Lic. Amelia M. Doval

Cuando despiertas en Miami y miras al cielo te puedes sentir el dueño-a del mundo, nada te impide ver la claridad del sol y la belleza de sus nubes que desdibujan imágenes en un juego de figuras constantes. Tanta calma a veces se enmudece cuando la tempestad decide visitar las playas y se hace dueña absoluta de cada acantilado.

Haber sido declarada en el 2008, ´´la ciudad más limpia del mundo´´ a pesar de estar entre las cuatro áreas más urbanizadas y tener 433 136 habitantes, un turismo recurrente y una inmensa diversidad de culturas, le otorga el orgullo de sentir la potencialidad de una educación ambiental heredada.

Llegar a Miami y entrar al aeropuerto después de un viaje, es estar en casa, aplaudir como focas en el hielo la felicidad de sus amplias avenidas, de sus construcciones que te descubren los días que van pasando en la medida que todo cambia con la facilidad de un chasquido de dedos. Problemas, situaciones, desacuerdos, males gubernamentales, burocracia, extremismo, de todo tenemos y salimos a discutirlo con eufóricas palabras o simplemente a través de la pluma agria de cualquier periodista.

Cuando los cubanos, una amplia comunidad que se siente segura entre las aguas de la península, arriban a esas tierras lo primero que señalan es el agobiante calor que se desprende del suelo como si el sol, patriarca de estos mares absorbiera cada una de las gotas que el pantano sobre el cual se sustenta le cede en este batallar. Aire acondicionado, carencias en el transporte público, distancias que recorrer, ausencia de empleos, costumbres múltiples.

Comunidades que en una lógica matemática y en su plena estructura filosófica se separan y entrelazan como la cadena de ADN de un cuerpo. Existen zonas donde prevalecen las culturas por costumbres y asentamientos pero, no dejan de existir las áreas comunes que las nuevas generaciones comparten al estrechar relaciones. Todo se celebra con euforia, pareciera que después de ese día no vinieran más. Podemos pensar que es típico de este continente. Así llega Thanksgiving, pudieras no entender ni un cuarto de inglés pero cada habitante sabe que este día es para agradecer, para estar en familia.

El pavo no es del gusto general, no todos aceptan esa carne seca que se adoba de diferentes formas para acercarla al paladar habituado a lo jugoso. Como cada familia duda de ofender las costumbres, este animal no falta sobre la mesa, es el centro. En una esquina cerca del cabeza de familia, retando con gallardía, se esconde el cerdo o las variedades que nada tienen que ver con los peregrinos. Vinos, cervezas y variantes se apostan esperando ser consumidas aunque no todos descansan el viernes siguientes y hay que tener moderación.

Happy Thankgiving day, escuchamos de todas las bocas, y es con la suprema conciencia de agradecimiento que se unen las voces porque a pesar de los sinsabores que se viven, por un día quedan olvidados y se agradece el aire que se respira, la tierra que se pisa, la libertad que se sueña y el amor que se recibe. Por un día en el año se olvidan los lamentos y se descubre en lo más hondo del corazón cada pequeña gota de vida que Dios nos da y cada puerta que este inmenso país le abre a los que despiertan mirando las nubes que juegan en el cielo.

Miami, FL., USA
11/26/2010

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