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jueves, 26 de agosto de 2010
MUCHOS CUESTIONAN EL PREMIO NOBEL DE LA PAZ OTORGADO A OBAMA
CAMBALACHE
Por Elsa M. Rodríguez
Cambalache es un tango muy antiguo, pero en su letra lleva encerradas muchas verdades, especialmente cuando dice que en el Siglo XX "...cualquiera es un ladrón, cualquiera es un señor...". Y, ahora, que ya superamos ese siglo y estamos a principios del Siglo XXI, nos encontramos también que tal como entonces hay personas que sin mérito alguno que les acredite para ello, llegan a posiciones de alto nivel teniendo en sus manos el futuro de muchos otros. Así, hay en nuestro país, como en cualquier otro, muchos políticos que llegan a ostentar un poder que se les ha otorgado muchas veces porque es un buen orador, tiene buena presencia, o ha sido capaz de reunir muchísimo dinero para su campaña electoral.
Algunas veces estos políticos se ven beneficiados con gratificaciones y premios para cuya obtención no tienen nada que ofrecer más que un puñado de palabras o una cara bonita. Los hay que han obtenido así un premio tan preciado como es el Nóbel de la Paz, e inclusive hay escritores desconocidos en el mundo entero, que quién sabe cómo han sido galardonados con el Premio Nóbel de Literatura. Y esta última reflexión viene al caso de que no solamente están mal dados algunos de los premios de la Paz, ya que muchos otros también deberían ser cuestionados.
Cuando llega el momento de presentar los nombres de los posibles aspirantes al Premio de la Paz, es cuando tenemos que preguntarnos quién de verdad lo merece, o más bien tienen que preguntárselo aquellos que conforman el jurado que lo habrá de otorgar. Recientemente, Juan Miguel González, el padre del famoso niño Elian González, cuya madre murió en el estrecho de La Florida al traer a su hijo a tierras de libertad, y quien, como sabemos, gracias a una mal entendida aplicación de los derechos democráticos y la obsesión de un viejo dictador, fue devuelto al infierno de donde le sacó su madre, pide que le otorguen el Premio de la Paz a Fidel Castro.
Para mayor INRI luego va el hijo, el propio Eliancito a confirmar (con monosílabos, pues la elocuencia que nos maravilló a todos cuando era un pequeñajo de menos de 7 años hoy parece haberla perdido) la petición de su padre para que semejante engendro de la Naturaleza que ha asesinado a tantos y ha sumido a su pueblo en la más atroz miseria, se vea premiado con tan alta distinción. De ahí que nos preocupa mucho pensar que los "sesudos" en Oslo que determinan quien obtendrá este premio, verdaderamente estén preparados para tomar una buena decisión. Esperemos que ellos no crean como en Cambalache que "cualquiera pueda ser un señor", o que "cualquiera pueda obtener un Premio Nóbel de la Paz".
Hialeah, FL., USA
lapupasmiami@att.net
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