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martes, 29 de junio de 2010
WILLIAMS JONRONEA EN JUEGO DE ESTRELLAS DE 1941, # 5 DIMAGGIO
O JUEGO DE ESTRELLAS; O VOTO AMISTOSO
Por Andrés Pascual
Poco a poco el Juego de Estrellas ha ido perdiendo interés entre los peloteros y yo diría que en una gran parte de la población ajena a la ciudad del estado en que se juegue. Son los tiempos: a pesar de que los niños todavía mantienen un alto grado de fanatismo sano por los estrellas del beisbol, los jóvenes y los mayores como que se han ido cansando o hartando, que es la palabra correcta, de cambios y situaciones, como manipulaciones, que solo provocan el seguro rechazo de afectación al juego.
¿Por qué se ha visto tan frecuentemente en los últimos 20 años que uno de los peloteros claves del firmamento estelar que debería haber ocupado su posición esa noche, no aparezca en el orden al bate del club de la liga a la que pertenece? ¿Por qué el lanzador seleccionado como # 1 no esta disponible para abrir unas veces y otras ni para relevar 1/3 de entrada? Yo no tengo ni idea, sino suposiciones que, quizás, puedan ser validas o no. Pero no creo en justificaciones por lesión o enfermedades de última hora.
Antes el juego de estrellas era un acontecimiento popular que incluía el agradecimiento del atleta por poder estar allí; lo disfrutaba y jugaba a matarse. No existían las facilidades tecnológicas de promoción y propaganda de estos tiempos con ESPN, MLB y FOX por radio, televisión y computadoras; por lo que ese juego les servia a los novatos o selecciones de primera vez que eran escogidos, como presentación donde nunca les verían si no era en ese evento; o para que el veterano continuara reafirmando su clase y su fama.
Antes de la televisión digital y todas esas cosas, cuando finales de la carrera de Joe Dimaggio y el comienzo de la de Mantle o Willie Mays; así como la continuación de la de Williams, Musial… no se ganaba lo que se gana hoy ni sonando; luego cualquier regalo era bueno para quienes, posiblemente en el 97 %, tenían que trabajar durante el invierno para equilibrar el presupuesto familiar o buscarse una liga del Caribe que les propiciara alrededor de 700-900 mensuales. Era la época en que un ganador del Derby de Jonrones, digamos Ernie Banks o Dick Stuart, recibía alrededor de 1000 dólares por batir a Mantle, Mays, Aaron o Frank Robinson en línea.
Sin embargo, el desarrollo mediático, la ampliación del escenario de las grandes ligas al Oeste y la aparición de la agencia libre y los contratos multianuales dispararon los salarios de tal forma que enfermaron al beisbol tradicional y este, al cual llaman moderno solo porque los anos han pasado, no ha podido combatir los virus que amenazan la existencia del pasatiempo nacional, porque la escasez de honestidad y vergüenza brilla por su ausencia.
Pero el problema del juego de estrellas se agudizo, como todos los relativos al beisbol, cuando los dueños decidieron “machacar” la participación independiente, botaron a Fay Vincent de comisionado y eligieron lo peor que había sobre la mesa en la figura rocambolesca de Bud Selig.
Con Selig ha habido de todo, desde que Obama le haga públicamente una sugerencia peligrosa hasta decretar suspensión de un juego por empate a falta de jugadores. Dicen que hay cambios muy peligrosos en el circulo de espera; pero…
Entonces, aunque el día de la competencia de jonrones usted aprecie a jugadores mas felices que un niño con un juguete nuevo con tal vez solo los novatos de primera participación en fase pura de felicidad, no es así: el juego de estrellas ya es una carga que estorba en el calendario del seleccionado; de quien no lo sea, no, porque ese descansa, el caso es que esto se esta reflejando peligrosamente en la audiencia que, como la Serie Mundial, cada ano rompe records de números negativos.
Para ponerle sazón, este ano se esta cocinando con la disyuntiva de si a Stephen Strasburg se le debería seleccionar. Yo estoy en desacuerdo con eso, como en 1989 lo estuve porque querían sacar del retiro a Mike Schmidt y colocarlo en la esquina caliente del viejo circuito.
Para concluir, si algo ha contribuido al debilitamiento del juego de estrellas, ha sido el paisanismo o el voto amigo por el pelotero de la ciudad, de igual raza o geografía. Eso, además de un escollo a la calidad del juego en el terreno, es una falta de respeto; sobre todo promocionarlo o llamar a ejecutar una votación tan ridícula como peligrosa para el clásico de un solo día de cada mes de julio.
Miami, FL., USA
06/29/2010
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Andrés, es que tal parece que en el béisbol como en otros deportes y en tantas otras cosas de la vida actual, están influyendo más el amiguísmo, la politiquería y el egoísmo personal, que el verdadero interés porque las cosas se hagan bien y con respeto al público, quien después de todo es quien paga con las entradas que compra y con los impuestos que cargan sobre sus pertenencias. Saludos, Elsa M. Rodríguez
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