viernes, 30 de abril de 2010

CUBA, QUE LINDA ES CUBA


LOS RECUERDOS DENTRO DE UNA CUBA INFINITA.
Por José (Pepe) Martel.

Estas escenas de tiempo de antaño que Marzo Fernández y su esposa Maribel están navegando a través del moderno Ciberespacio merecen un reconocimiento ya que motivan a muchos de nosotros recordar algunas escenas vistas en las revistas y diarios de la Cuba Republicana de Ayer. Esta que se adjunta resalta un "duelo a muerte" muy mentado dentro de la sociedad de aquella época. Era un deber y no una fantasía lavar el honor ultrajado por medio de las armas de fuego.

En nuestros tiempos de niñez sabiamos que los agravios y discrepancias entre muchachos se resolvían en la calle ¿Cómo era la cosa? Fácil invitabas al adversario a "darnos unos puñetazos" ante un coro de amigos y conocidos ¡Tremenda bronca! A trompadas, puñetazos y piñazos limpios. Siempre el "match de boxeo callejero" era interrumpido por alguna persona mayor que pasaba en esos momentos y nos separaban. De aquello el final era siempre conocido ya que en la mayoría de las veces, ni vencidos ni vencedores, tremendos amigos.

Otras disputas eran a "gollejazos de naranja". Pasábamos por cualquier puesto de chino o carretilla de vendedores de naranjas peladas. Nos apertrechábamos de esos residuos y se formaban una "tiradera de gollejos" de ¡padre y de muy señor mío! Qué levante la mano quien en Cuba no tiró gollejos de naranjas.

En la época de las "cerbatanas" que hacíamos con palitos largos de bambú y las municiones utilizadas , los granos de chicharos verdes ¡Que forma tan usual de esos enfrentamientos o duelos a "chicharazos". En las aulas del colegio cuando la maestra se ausentaba, el duelo era a "tizasos" de un bando a otro. Recuerdo que las hembras comenzaban a gritar y esconderse debajo de los pupitres. Y ¿quién no tiró tizas en Cuba? Pero no recuerdo nunca que se reportarán ni muertos ni heridos. Gozaba esa niñez haciendo maldades y travesuras como una forma de usual de pasar el rato y sana diversión. No había drogas ni crímenes dentro del ánimo de ningún adolescente. Existía el respeto al maestro en las escuelas y el amor a la familia. Éramos respetuosos y obedientes ante las autoridades locales.

Que distintos aquellos tiempos pasados a los actuales donde predomina el abuso, el crimen y el asesinato en nuestros planteles; y en vez de gollejos, tizas y chicharos verdes se cambian por pistolas, revólveres y cuchillos. ¿Será que la nueva modernidad, adelantos tecnológicos y viajar en el Ciberespacio se constituyen como nuevos conductores de métodos nunca imaginados. Es indudable que aquellos tiempos pasados resultaron más felices y pacíficos.

Miami, Florida, USA
joselmartel@yahoo.com

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