viernes, 17 de junio de 2011

MONSEÑOR CALOS MANUEL DE CESPEDES Y AMAURY PEREZ


CONFIESA SER UN SACERDOTE CELIBE Y MUY FELIZ
Por Alberto Muller

En una entrevista que el compositor Amaury Pérez realizó a monseñor Carlos Manuel de Céspedes desde su programa televisivo ‘Con 2 que se quieran’, el entrevistado enfatizó que siempre ha pedido a Dios -en su oración íntima- que lo ayudara como sacerdote a ser elemento siempre de unión y nunca de división en Cuba.

Pocos dudan que el entrevistado, que es una de las mentes más lúcidas de la Iglesia Católica cubana, pero también una de las más polémicas, trae en su sangre y en su nombre, una herencia directa con el Padre de la Patria.

Si algún motivo claro tuvo la entrevista de Amaury con el padre Carlos Manuel es que muy pronto el sacerdote cumplirá 50 años de sacerdocio.

Cuando Carlos Manuel regresó a Cuba en 1963, después de su ordenación y de su licenciatura en Teología, fue directamente a dar clases en el Seminario El Buen Pastor, donde se forman los nuevos sacerdotes y estudian materias como Filosofía, Teología, Humanidades y los Clásicos.

Al adentrarse el entrevistador en la religiosidad del cubano, Carlos Manuel fue directo al decir que creía que el pueblo era muy religioso, pero con una formación religiosa más bien pobre.

Su vocación sacerdotal la impulsó el sacerdote franciscano Luis de Zabala, asesor de las Juventudes Universitarias Católicas, que le recomendó que se leyera tres libros: El Diario de un cura rural, El Poder y la Gloria de Graham Greene y El mundo, la carne y el Padre en misa.

También monseñor Evelio Díaz, rector del seminario, ayudó a estimular su decisión final de ser sacerdote católico.

Amaury no perdió tiempo en traer ante las cámaras de la televisión el tema de su preparación, una vez concluida su ordenación sacerdotal, para volver a Cuba con la orientación ideológica de la revolución en 1963.

“Yo me meché con los contenidos teóricos, porque hay que hacer distingos en ese plano. Tenía amigos marxistas desde que yo estaba en la Universidad, compañeros míos de la Universidad que ya lo eran en aquella época. Y eso en mí no fue fruto de una disciplina. Eso, de verdad, espontáneamente no me ha costado nada, eso ha sido así. tal cual. A los amigos míos marxistas los he querido igual que si fueran católicos de comunión diaria y a los protestantes y a todos los demás”.

“Yo creo que por eso también a usted se le quiere tanto y se le respeta tanto en el ambiente intelectual cubano” dijo Amaury Pérez.

Cuando el padre Carlos Manuel de Céspedes llegó a La Habana en 1963, los problemas de la Iglesia Católica con el Estado comunista eran graves. Y él recuerda que le dio gracias a Dios por estar regresando a Cuba, que era su ilusión.

“Pero le pedí a Dios realmente en mi oración íntima que me ayudara como sacerdote a ser elemento siempre de unión y nunca de división en Cuba”.

Y añadió Carlos Manuel, “Afortunadamente, siempre hubo alguien, en los dos sectores, por decirlo de algún modo, que se preocupaba porque eso no fuera así e iban sembrando, y eso fue lo que a la larga dio sus frutos. Que no ha sido una cosa impuesta, ni rápida, ha sido de una maduración lenta, pero creo que sincera por las dos partes, y eso permite hoy que la situación de la Iglesia en Cuba, es una situación normal, completamente normal, como puede ser en cualquier otro país católico y mejor que en muchos”.

En la confrontación entre la Iglesia y la Revolución por aquellos lejanos años de 1959-1962, monseñor Carlos Manuel, cree que hubo culpas de ambas partes.

Sin embargo, el dirigente laico católico de Pinar del Río, Dagoberto Valdés, tiene una visión diferente de esa confrontación entre la Iglesia y el gobierno de Fidel Castro, durante los primeros años de la revolución.

Dagoberto afirma que el giro inesperado de Fidel Castro hacia el comunismo, fue lo que provocó ese choque politico con una gran parte del pueblo cubano que no era comunista.

Volviendo al tema de su carrera sacerdotal, Amaury Pérez le pregunta a Carlos Manuel sobre el sacrificio del sacerdocio.

“De las renuncias que hacemos”, dijo Carlos Manuel, “la más fuerte quizás sea la del celibato, no cabe la menor duda, pero hay tantos dones de servicio a los demás que recibimos, que es muy consolador”.

“Yo he sido un sacerdote célibe, y he sido muy feliz”, añadió el padre Carlos Manuel.

Pero el celibato, al no ser un dogma, podría cambiarse en un futuro, de acuerdo a pensadores y teólogos católicos. Sin desconocer que los sacerdotes de las Iglesias Católicas Orientales, que son Católicos, no están obligados al celibato, “aunque la Iglesia mantiene el celibato como una disciplina universal desde la Edad Media, y lo mantiene porque considera que es una riqueza para la Iglesia”, enfatizó Carlos Manuel.

Amaury Pérez concluyó la entrevista conmemorando el 400 Aniversario de nuestra Virgencita de La Caridad.

“Mira, la Virgen de la Caridad, para nosotros es ante todo, la Virgen María, la madre de Jesucristo. Sea cual sea la advocación -sea la Virgen de La Caridad, sea la Guadalupe, la advocación que sea-, tiene el valor de ser María, la madre de Jesús, pero, por condicionamientos históricos, que sería largo de expresar; esa imagen pequeñita se ha convertido con los siglos en el corazón del pueblo cubano.

Miami, FL., USA
06/17/2011

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