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miércoles, 9 de marzo de 2011
UNA PELEA CONTRA DONAIRE SERIA CONCLUIR EL SUICIDIO QUE COMENZO CUANDO DECIDIO MANDARSE A CORRER CONTRA CORDOBA
¡QUE NI SE LE OCURRA SUBIR CONTRA NONITO DONAIRE!
Por Andrés Pascual
El boxeador que no tira no gana, por lo que, para montarse “en patines”, hay que tirar, como hacía Willie Pep, o como Maravilla Martínez: una huída, solo por el instinto de conservación, porque un golpe dolió y no se quiere arriesgar, podrá mantener al boxeador de pie, pero le va a desacreditar ante los eruditos y el público.
Oscar de la Hoya, a quien colocaron en un nivel de grandeza y clase que no tiene y que es un espejo para el inmigrante como cumplimiento del Sueño Americano” más que una maravilla del boxeo, arrastra una mácula eterna porque se mandó a correr contra Tito Trinidad, ¿Hubiera ganado si no retrocede sin tirar, si no se huye? Nadie lo sabe, pero al boricua le quedaban 9 minutos para poderlo anestesiar si se paraba, como un hombrecito, a ganar o a caer como se supone que hiciera alguien que defendía un campeonato mundial, porque ser campeón obliga a algo…
El caso de Oscar se repite por su nombre, que lo pusieron en grandes ternas “a la cañona”, a fin de cuentas, un jet-set deportivo fabricado, pero que, por su fama, se ha permitido hasta considerar su pelea contra Tito como “una de las más grandes de la historia”, que lo diga él; pero, ¡Qué lo repita la prensa!
El cubano Guillermo Rigondeaux, con el que no se ha cumplido el ABC ante los boxeadores novatos para el circuito profesional de “ el elogio debe ser obligatoriamente cauteloso”, también “se espantó” cuando le dio al panameño Córdoba y este no solo se paró, sino que lo hizo provocando el intercambio… ¿Fue una mala estrategia? No, le dieron un palo, se lo sintió y entendió que mejor separarse y no responder, por si acaso…
Algunos de la prensa, influidos por el amiguismo, el paisanismo y todos esos “ismos” que, después, traen como consecuencia la más absoluta angustia y decepción por una derrota, vieron esa pelea como “una gran demostración”. Si no se repite tanto el argumento de la huída del oriental, es porque, en los boxeadores que no son famosos ni tienen la perspectiva de serlo, no vale la pena repetir frustraciones.
Sin embargo, el papelazo del cubano con mas “bombo y platillos” que Gavilán en su mejor momento, hizo mella en su credibilidad ante los “mandamases de la televisión” y del espectáculo americano, al extremo de que le han tenido que buscar refugio en Irlanda para su próxima pelea; porque, para la arena y la televisión americana premium, tiene menos interés que “una vaca muerta” y, si no se vende para el fanático del mundo, por mucho que el paisano de Rigondeaux se extreme en “llegaron los cubanos” o “este es el mejor del mundo”, no se inspira la confianza de quienes invierten el billete, con intención de recogerlo después, como buenas ganancias.
En cuanto a los comentarios y proposiciones que se escuchan, el de una posible pelea de Rigondeaux contra Nonito Donaire no solo es descabellado porque el cubano no tenga la clase como para que lo consideren un contrario de uno de los buenos del boxeo de hoy en cuanto a utilidades; sino que, por lo poderoso que es el filipino, mejor que lo piensen bien si se diera el pleito… ¡Qué no se les vaya a ocurrir meterlo en un ring contra ese muchacho!
Miami, FL., USA
03/09/2011
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