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FIDEL CONFIESA QUE SE OLVIDA DEL PARTIDO
Por Alberto Muller
Lo mismo da que Fidel Castro diga que no dirige una entelequia que no se reúne por años y que al que final de todas las jornadas no ha decidido nada importante en la isla, como el Partido Comunista cubano.
En Cuba –por más de medio siglo- lo que ha estado vigente es una dictadura unipersonal, dirigida por el caudillo Fidel y su hermano, con evidentes signos de despotismo, que lo mismo ordenaban la tontería de disecar la Ciénaga de Zapata; que mandar a fusilar a tres jóvenes negros durante la Primavera Negra del 2003 por el solo hecho de abandonar el país; que torturar sin piedad en los centros de detención de la Seguridad de Estado del país; que derribar las avionetas indefensas de Hermanos al Rescate en aguas internacionales; o alentar cobardemente a sus turbas golpear a mujeres indefensas, como a las Damas de Blanco, por solo mencionar algunos hechos emblemáticos de un largo camino de bochornos e improperios recorridos.
Ahora resulta que el dictador libio Muammar Kadafi, que acaba de cometer un genocidio bárbaro en Trípoli y otras ciudades de Libya, masacrando a poblaciones indefensas, declaró recientemente que tampoco, como Fidel Castro, tiene cargos de gobierno.
¡Qué estupenda semejanza que ninguno de estos dos caudillos -Fidel y Kadafi- ocupen cargos y que además sean tan amigos y solidarios uno del otro!
Lo paradójico es que a la hora de reprimir, encarcelar y matar lo hagan sin cargos. Y esto es lo que define el papel o la naturaleza de los dictadores y caudillos en la historia.
Pero detengámonos en el acto solidario de que Fidel Castro sea el único dirigente político del mundo contemporáneo, que haya ordenado a sus escribanos publicar varias notas periodísticas defendiendo al dictador libio Muammar Kadafi.
Las tiranías en la historia se caracterizan por un caudillo con un listado interminable en atropellos y no por los cargos que ocupan él o sus subalternos.
Carece de importancia, si es Fidel o Raúl, el que ocupa el cargo al frente del gobierno o del partido, cuando la dictadura castrista sigue cometiendo los mismos crímenes de represión de sus primeros años contra la libertad humana.
Lo mismo le pasa a Muammar Kadafi, que no ocupa cargos, según él, pero fue el que ordenó el genocidio reciente en Libya.
Claro, ahora ya de octogenarios con menos coordinación y agilidad mental que antes e inmersos en el secretismo esquizofrénico típico de cualquier dictadura, es de justificar que a los hermanos Fidel y Raúl se le olviden cargos y renuncias.
En el último desliz, Fidel reconoció que ‘concentrado tanto en escribir sobre Obama’ –el emperador como le dijera recientemente- ni siquiera se había acordado del Partido.
Estupenda confesión, que Fidel reconozca que el Partido es una entelequia que se le olvida en su obsesión por Obama.
Confiemos que pronto -por esa razón biológica ineludible- olviden como reprimir al bondadoso pueblo cubano y que la libertad los aparte como un tsunami para regresar a todos los rincones de Cuba.
Miami, FL., USA
03/25/2011
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