miércoles, 23 de febrero de 2011

IDALMIS NO ES UNA INFILTRADA, ES UNA IMBECIL DE CATEGORIA HEROICA


“EL ULTIMO TANGO EN…BARCELONA”, NOVELA DE IDALMIS
Por Andrés Pascual

Hace más de 40 años, Carlos, un viejo farmacéutico de luchas contra nadie desde las filas del Partido Socialista Popular, que se desencantaba todos los días un poco de la “robolución”, porque, “nada es como se prometió”, todavía le otorgaba el “beneficio de la duda” a lo que ya, irremediablemente, se le iba de las manos sin poderlo justificar con: “esto Fidel no lo sabe” o “deja que se entere Fidel bobo…” el sabía que se engañaba, pero tenía que “darse vaselina”, porque estaba en una encrucijada. Y yo lo acorralaba en su propio terreno.

Otra candidez, nacida como resultado de la combinación del hambre con la represión, se la escuchaba, por esa época también, a “Rule” Suárez, un ex capitán de la Policía Constitucional, de San Antonio de los Baños, ante cualquier fricción internacional: “hoy se reúne el Consejo de Seguridad…tú verás mañana como se acaba eso”.

Eran cosas, más que increíbles, ridículas; pero, como decía mi amigo Pichón cuando se tomaba un par de tragos: “¿No lo querían? Ahí lo tienen…” Origen y desarrollo de la frustración de “los que lo pusieron”, heredada por los que no tuvieron que ver con el ascenso; pero que tampoco hacen nada por contribuir a la caída que los mejore. De cierta forma, la misma “mierda” durante 51 rounds sin referí y a barefists, contra un contrario de 10 pulgadas y 300 libras más de peso, que boxea sucio y que tiene a los jueces y al referí con él.

Hace algún tiempo, en el primer paso de la presentación “en sociedad” que acostumbran a hacerle, tanto Oscar Haza como la boricua Maria Elvira Salazar, a asesinos de la tiranía o ex dirigentes, de la “querida” de un hijo del dictador, se presentó un video (sacado clandestinamente de Cuba por la ex mistress) de una clase maestra sobre “cómo el tirano come toronja en pijama”. No hubo otro encuentro televisivo, porque “la chica” cayó encima de un buró de oficina como contraparte de un video porno y, después, en la prisión por haber robado como cajera, en una tienda de Dadeland Mall, a través de falsificaciones de tarjetas.

En otra oportunidad, la defensora encubierta de la dictadura en el show de su propio nombre En Vivo, importó desde España una nuera verdadera, original, ex esposa de un hijo del sátrapa que, para que no se dudara, trajo una foto del día de su boda al lado de los suegros, con traje de novia blanco (ella): Idalmis Menéndez.

La bella joven, que me dio la impresión que era, más que despistada, medio retardada, dedicó el espacio a efectuar la vivisección del espíritu del clan castrista, al implorar la exculpación de Castro, según ella, más que bueno y utilizando la creación de Martí, “Homagno generoso”; pero manipulado por alguien tan malo como la bruja de Blanca Nieves, Dalia, única culpable de todo la desgracia en el universo particular del Punto Cero. En plano de victima acosada ella, su esposo y hasta el gato, María Elvira, creo que hasta yo también, la escuchaba sobrecogida, con un nudo en la garganta ante tamaño relato que le descubría, hasta ese momento, algo desconocido para ella. Tal vez su ídolo, Carlos Alberto Montaner, no decía verdades; quizás su otro “icono, el que trapeaba el piso con ella cada vez que quiso, el homosexual Inmundo García, tenía razón… ¡Que lío! pero ¡Qué lío Compay Ramón! como decía Ñico Saquito: Castro era un ángel y no por el nombre del padre…

Ahora no dejan entrar a Idalmis a Cuba. No conoce la razón de la negativa y la cónsul en Barcelona la trato como a la anormal que me pareció: “eso es cosa de las leyes cubanas” y, a pesar de lo claro de la explicación, no logró entenderla.

Cuando le preguntaron que cuál era el motivo del viaje, ni se acordó de la familia cercana ni lejana; sino que, como cualquiera de las grandes heroínas de la historia universal, parece que influida por lo que lee o escucha de los disidentes en España, declaró que “voy a allá a ayudar con la movilización y a organizar manifestaciones”.

Voy a despedirme como lo hizo el Maestro del humorismo español de finales del XIX, Pedro Vital Aza, en su poema epopéyico en jodedera, “El Moro Abdel”, del libro “Todo en broma”:

Ella saca la gumía…,
Yo sigo la historia cualquier día.

Miami, FL., USA
02/23/2011

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