sábado, 19 de febrero de 2011

ESTE NO ES UN LIBRO NI AGRADABLE NI JUICIOSO CON RESPECTO AL BEISBOL: ES UNA FALTA DE RESPETO


CON UN LIBRO Y UN PERIODISTA DOMINICANO SE “SALVARA” AL BEISBOL
Por Andrés Pascual

Lo que se traen con el Beisbol Organizado es un peligroso relajo. La impresión que da es que esta falta de respeto está en los límites del concepto conspiración para enterrarlo desde supuestas posiciones de arreglo o saneamiento del ambiente.

Nadie en instancias superiores, que deberían estar más interesados que cualquiera en limpiar el nombre del pasatiempo que todavía citan como “nacional; que está en ese nivel en Estados Unidos porque es el mejor, el más bello y el más complejo de todos los que se juegan con amplia demanda popular en el mundo, se ponen de acuerdo en qué hacer para que el juego salga del tremendo bache en que le metieron todos los elementos que lo componen para volver a levantar la cabeza que nunca debió bajar por conceptos de vergüenza y desmoralización.

Pero el beisbol es noble, es el deporte que ayuda a formar la personalidad de niños y jóvenes como hombres útiles para la sociedad. Los malos son los que lo dirigen, los que, por intereses turbios, siempre relacionados con el enriquecimiento personal, han sido capaces de establecer los mecanismos que tienen al juego de las bolas y los strikes en cero y dos sin oportunidad de sacar el bate.

En la historia del uso de esteroides masivamente y con permiso, incluso imposición de sus Comités Olímpicos, están los atletas de países del ex Pacto de Varsovia, que usaron las sustancias de forma tan desordenada que, de igual manera que en Montreal-76 cayeron los récordes mundiales bajo las brazadas de las sirenas germanas del Este, han ido cayendo, mordidas por enfermedades mortales derivadas de esa aberración a destiempo por lo jóvenes, la mayoría de aquellas nadadoras cuya clase se hizo en laboratorios químicos.

La regla # 5, en los estatutos de votación al Salón de la Fama del Béisbol, atiende a la conducta y la personalidad del jugador; es decir, al carácter moral del individuo y, según se plantea, es de tanta importancia como el rendimiento atlético: integridad, deportivismo y virtudes ciudadanas…pero, ¿Se podrá cuestionar a los que están allí que violaron normas de comportamiento, incluso de carácter grave, en estos tiempos? Vamos a ver, un presidente “liberal”, ¡Qué palabrita tan rica en significados! casi pierde su puesto que, según se dice, es el sueño de la infancia de este país y espejo principal en su perfil laboral, por un espectáculo decadente de sexo infiel e irresponsable, dentro de sus oficinas…

Alcaldes demócratas izquierdistas que fumaron marihuana u olieron cocaína; después renunciaron y luego regresaron a sus puestos públicos, porque un ciudadano corrupto, aparentemente y como en cualquier país latino, supera la decencia necesaria que corrijan ciertas cosas; Barack Obama casi no puede hacer su gabinete, porque la mayoría de sus proposiciones tenían actividad delincuente con el Servicio de Rentas Internas; él mismo, ni se sabe de dónde vino ni porqué renunció al ejercicio de la abogacía; muchos otros políticos renunciando por asuntos de faldas estando casados; los pomposos de las finanzas metiendo al país en una crisis de proporciones siderales…

Entonces, en medio de un panorama sociopolítico tan corrupto y desolador que se desarrolla en espiral, ¿A quién le puede importar el capítulo # 5 de los estatutos de Cooperstown?

Sin embargo, todavía interesa…de buena fe para aleccionar a los que lo quebrantaron y de mala para justificar a los que lo violaron, con mayor peso para la dirigencia del béisbol y del Sindicato de Jugadores.

El único libro positivo al asunto de los esteroides es Juiced, y solo será tenido en cuenta por lo que representa para el béisbol, si se crea una política que, de buena voluntad, contribuya a erradicar el problema y crear normas legales justas que incluyan a los dirigentes del Beisbol Organizado

Pero el libro CONFIDENCIAS DE COOPERSTOWN es una contribución a convertir en un caos el problema dentro de la fanaticada, a través de la peor defensa posible de los pecadores de hoy, es un monumento a la confusión en un momento que se debe estar más claro que el agua para enfrentar el flagelo.

El autor de Confidencias de Cooperstown, Zev Chafets, oriundo de Michigan y de 62 años, se trasladó a Israel en 1977 y el Primer Ministro Menahem Beguin lo nombró J’ de su staff de Prensa, se le considera, muy a lo americano, “un espíritu de polémica”.

Yo no sé cuál es la razón de Chafets contra el beisbol; no entiendo, en medio de la crisis más peligrosa de los últimos 90 años de este deporte, ¿Por qué recopila en un libro todas las que considera violaciones de la regla # 5, que, además y por separado, todo el mundo conoce?

Esto no es una defensa del béisbol, aunque pretende venderla así, no es una defensa del jugador de hoy ante la imposibilidad de acceder a Cooperstown, entonces, ¿Que es?

Ya sabemos que el tipo esta considerado como un “espíritu de polémica”, que son aquellas personas que gozan con la discusión sobre las cosas más peligrosas y controversiales, las conozcan o no. El alimento del ego de estos individuos radica en soltar una bomba, virar la espalda y disfrutar porque alguien diga: “…tiene razón, ¡Cómo sabe ese hombre!”

No es saludable desempolvar que Tris Speaker y Roger Hornsby fueron miembros del KKK, algo que, como todo lo que dice, ya se sabía; ni que Ty Cobb pudo haber matado a alguien, se ha conocido incluso en películas; ni que Cap Anson era un racista (fue el primero que se negó a enfrentar a un club con un jugador negro, el pitcher canadiense George Stovey); ni que Ruth era un díscolo, lo que también se sabe y se considera la verdadera causa de su traslado a los Yanquis; pero, más que un error, es una amoralidad incluir a Mickey Mantle como usuario de esteroides hace 40 años.

Todavía hay más cosas harto conocidas: Ty Cobb y Ruth estuvieron bajo pesquisas por arreglo de juegos y el propio Landis deshechoó las acusaciones como “sin base lógica ni legal”; que el mismo Landis recibió de su padre el nombre del medio como homenaje a la batalla en que, peleando por el Sur, perdió su pierna en Mountains; que tanto Landis como Happy Chandler fueron racistas, opuestos a los juegos que organizaban Dizzy Dean y Satchel Paige entre estrellas negras y blancas; que el Juez que salvó el béisbol se colocó por cuenta propia en el Salón de la Fama y que el consorcio que le compró el alma a 8 jugadores de los Medias Blancas de Chicago, era un grupo racquetero de la ciudad del gángster Rothstein, como Chafets, hebreo.

Sin embargo, nada se dice de los escándalos en que se ha visto envuelto otro judío, orquestador con el Sindicato del escándalo de esteroides y figura visible y principal del poder en el Béisbol Organizado: Bud Selig… tampoco de la manera como concluyó un Juego de Estrellas por decreto, sin ganador; ni, mucho menos, como estuvo de acuerdo, hito único en la historia de las Grandes Ligas, de un deporte que ni la Segunda Guerra Mundial alteró su calendario en retrasar, de mutuo acuerdo con un candidato, hoy presidente, al que ni le gusta ni le importa la pelota, un juego de Serie Mundial con propósitos personales y partidistas de promoción de campaña política. Entonces, ¿Para qué sirve el libro de Zev Chafets? A mi modo de ver, para denigrar al béisbol, para contribuir más a la crisis; para confundir al fanático, que exigirá que se coloque en el recinto a estos violadores de la Regla # 5 de hoy, paso de primerísima importancia, si ocurriera, en la destrucción del béisbol y en su separación, como poderosa atracción de taquilla, del objetivo didáctico hacia la niñez y la juventud que todo deporte de multitudes representa.

Bud Selig aparenta una encomienda del mal para liquidar al béisbol junto a algunos dueños y a los “líderes” del Sindicato de Jugadores; igual que se dice que el Juez Landis salvó al béisbol; en el caso de Selig, tal vez un día se hable del tipejo que hundió el pasatiempo nacional americano…todo esta en que lo dejen.

República Dominicana, que parecía que luego del retiro de por lo menos 6 peloteros se convertiría en el máximo exponente de nombres hispanos con categoría inmortal en Cooperstown, de pronto y por efectos del problema de los esteroides, ve como Marichal pudiera permanecer sin escolta quién sabe por cuánto tiempo.

Sin embargo, Enrique Rojas, comentarista quisqueyano de Espn deportes y de Espn.com, no ha encontrado más sabiduría ni mejor intención como contribución a la solución de la crisis que exponiendo, para que todo el mundo los entienda, algunos aspectos del libro malintencionado de Chafets.

Yo estoy completamente convencido que más de la mitad de lo que dice Chafets, harto conocido por todo el que, con responsabilidad, trata asuntos de pelota, Rojas no lo conocía; ni tampoco las otras cosas que están publicadas en mil documentos y artículos de revistas, de libros…

Ese apoyo al libro a través de un articulo en su blog, no pretende sino ayudar a “los suyos”, porque son los que, mayoritariamente en América Latina, se han encargado, al consumir o inyectarse el producto prohibido por tubería casi, de lucir en el terreno, desfachatadamente y sin valores deportivos reales, superiores a Williams, a Cobb, a Ruth…

Este problema de los esteroides tiene un par de aristas: condenable, usarlos; peor aún, mentir…

Quedan más de cien nombres que dieron positivo en pruebas del 2003. Cualquier política de saneamiento ambiental debe tener como primera condición conocer los nombres que quedan y no dejarle a un periódico el conteo, tal si fueran los números de una lotería de la muerte, lo que no permitiría el descanso en paz del problema, haría imposible aplicar las medidas necesarias, ni crear las nuevas reglas de un juego más nuevo aún.

Si no se dicen todos los nombres, habría que pensar que alguien los tiene en calidad de utilizables para asuntos como chantajes o imposiciones sobre quebrantamiento del orden si fuera conveniente.

Lo otro que se debe hacer es desacreditar a mentalidades grises y sin moral como Zev Chafets ante un serio y crítico problema como el que atraviesa el pasatiempo nacional, un libro que ni educa, ni enseña ni, mucho menos, se le puede reír como gracia acorde con su mentalidad de “espíritu polémico”

También hacer lo mismo con defensores-agresores del pasatiempo como el comentarista de Espn deportes Enrique Rojas, al que se le debe sugerir que lea más sobre el béisbol de todos lados, para que no lo tomen sorprendido acontecimientos que, en Cuba, comúnmente, les decimos, por conocidos y por antiguos, “PELOTA VIEJA”.

Miami, FL., USA
02/19/2011

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