ESTO ES UNA ENCRUCIJADA HASTA DE OPINION
Por Andrés Pascual
Ronald Reagan ordenó el bombardeo hasta de los “cagaderos” donde podría esconderse El Gadafi, fue cuando lo de la bomba al avión de Lockerbie, acto terrorista en el cual murieron más de 250 pasajeros, en 1986, que un ministro libio, que acaba de desertar, denunció como “ordenado por el dictador de Trípoli”.
El asesino libio se ganó la reputación de terrorista y entró a la lista negra elaborada por Washington; después lo sacaron, le levantaron las sanciones y comenzó, sin amistad, un raro flirteo de la Casa Blanca con el tirano; lobbystas de George Bush incluidos. Lo de raro es un decir, los americanos practican ese ritual, desde hace rato, con quien les conviene…
Europa, sobre todo Italia, Francia y Alemania, vieron con buenos ojos el consentimiento americano para no tener que ruborizarse a la hora de rendir cuentas sobre el silencio cómplice, que rodeaba sus relaciones de estricto interés petrolero, con semejante alimaña; a fin de cuentas, si hasta Tony Blair le extendió la mano (la derecha, que ya se sabe para qué utilizan la otra esos individuos) y lo trató con franqueza entre dos amigos, confundidos por razones baladíes, que se reencontraban.
Los únicos que no tienen tacto son los imbéciles de la política, convertidos en genios por obra y gracia de la izquierda comunista mundial o por oportunistas de supuestas y trasnochadas derechas, como el tirano cubano que, en una reflexión, le pidió ¿A quién? Que se le diera chance a la reforma de Gadafi; nadie entendió de qué cambios, que se conocieran en Libia, hablaba; pero, entre líneas, lo que estaba era pidiéndolo para su novísima gestión explotadora a través del segundón interino: “confianza y espera” (a fin de cuentas, 50 años son tan pocos como los 20 del tango) que solo los despistados, los militantes, sus aseguradores y representantes en el exterior, incluyo a la Iglesia, se arriesgan a llamar “reformas o cambios”.
Lo de Chávez no puede ni clasificarse: “Orden del Libertador” y hasta la Espada por “si las moscas…” no le ofreció a Manuelita Sáenz porque hace casi dos siglos que no está disponible; si no…
Pero Obama no quiere verse envuelto en el conflicto, prefiere que Europa “cante la letra”, porque tienen más intereses allí; o, tal vez, no quiere “manchar su imagen” de ultra tolerante y “conversador” con el mundo, sobre todo con “su mundo”, el musulmán. No quiere que se empañe su expediente con otra “intervención imperialista estadounidense a través de la OTAN”. Ante semejante actitud, Gadafi tiene luz verde para matar y pudiera ser que Castro también, si necesitara una masacre para mantenerse en el poder
Las vidas de esos libios en la calle no le importan a nadie: ni a Ángela Merkel ni a Sarkosi ni, mucho menos, a Obama.
Cuando El Gadafi cambió la acusación de responsables en el alzamiento popular en su contra, del Imperio a Al Qaeda, si no fue una maniobra maestra para mantener a ciertos sectores de interés ajenos al caso, hay que considerar que existe un peligro evidente y serio para la Humanidad si logran tomar el poder los rebeldes en Libia.
Nadie puede ver sin preocupación estos problemas, ni tratarlos tan a la ligera como el “triunfo del pueblo por la democracia”, porque Corán y Mahoma significan violencia y muerte para Occidente, por mucho que se les quiera hacer ver de otra forma; para el occidental, musulmán debe ser visto como lo que es: un enemigo.
En esa importante zona del mundo como en muchas ciudades que tienen infectadas e inundadas de Occidente, los únicos preparados para “el Armagedón” son los musulmanes (ni extremistas ni radicales, musulmanes, solo eso).
Si se concreta esa “victoria popular”, a mediano plazo, Tobruk y El Alamein, liberadas por el Mariscal Montgomery de manos alemanas en las batallas del desierto de la Segunda Guerra Mundial, caerán en las peligrosas manos “sarracenas”. Con el mundo de brazos cruzados ante el peligro que esto representa.
Miami, FL., USA
02/25/2011
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